“Gabriel García Márquez en el libro “Vivir para Contarla” . Niño Montessori 6 de marzo de 1927 – 17 de abril de 2014 “El
consuelo fue que en Cataca habían abierto por esos años la escuela
Montessoriana, cuyas maestras estimulaban los cinco sentidos mediante
ejercicios prácticos y enseñaban a cantar. Estudiar era algo tan maravilloso como jugar a estar vivo. Aprendí a apreciar el olfato, cuyo poder de evocaciones nostálgicas es arrasador.
El paladar, que afiné hasta el punto de que he probado bebidas que
saben a ventanas, panes viejos que saben a baúl, infusiones que saben a
misa.””No creo que haya método mejor que el Montessoriano para
sensibilizar a los niños en las bellezas del mundo y para despertarles
la curiosidad por los secretos de la vida.””Me costó mucho aprender a
leer. No me parecía lógico que la letra “m” se llamara “eme”, y sin
embargo con la vocal siguiente no se dijera “emea” sino ma. Me era
imposible leer así. Por fin, cuando llegué al Montessori la maestra no
me enseñó los nombres sino los sonidos de las consonantes. Así
pude leer el primer libro que encontré en un arcón polvoriento del
depósito de la casa, estaba descosido e incompleto pero me absorbió de
una manera muy intensa. Pasaron varios años antes de saber que el libro
era Las Mil y Una noches.