25.7.20

Hablar como una guía Montessori: Cómo y por qué hacerlo

La forma en que una guía Montessori habla para dirigirse a sus niños es muy característica, y tal vez una de las cosas que llaman la atención cuando observamos por primera vez un ambiente Montessori.
El lenguaje y la manera de expresarnos es tan importante como el mensaje que queremos transmitir, y cuando tratamos con niños que absorben como esponjas lo que decimos y hacemos, esto es más importante todavía.
Por eso una guía Montessori cuida mucho lo que dice y cómo lo dice, y elige muy bien sus palabras de modo que sean respetuosas y que favorezcan la motivación interna, la independencia y el pensamiento crítico.
Vamos a ver algunos ejemplos y veréis cómo se pueden trasladar perfectamente del aula al entorno familiar. Los he dividido en dos situaciones muy comunes; cuando el niño nos muestra algo que ha hecho y cuando nos pide ayuda.

Cuando el niño nos muestra algo que ha hecho

A veces los niños nos muestran algo que han hecho simplemente para compartirlo con nosotros, y otras veces lo hacen buscando nuestra aprobación, sobre todo si están acostumbrados a la dinámica de la motivación externa. En cualquiera de los dos casos, estas respuestas son respetuosas y se centran en el proceso más que en el resultado, y en la satisfacción del niño más que en nuestra aprobación.

"Gracias por compartir tu trabajo conmigo"

A veces basta con agradecer al niño que nos haya enseñado su trabajo, sin necesidad de entrar a valorarlo. El niño aprende que su trabajo es digno de ser compartido, sin crear esa necesidad de que la otra persona le diga si le gusta o no.

"Veo que has trabajado duro, ¿verdad?"

Con esta frase estamos poniendo el foco en el proceso, el esfuerzo que el niño ha hecho, sin valorar ni juzgar el resultado final.

"¿Cómo te sientes al ver este trabajo que has hecho?"

En este caso sí que nos centramos en el resultado, pero hacemos que sea el niño quien nos dé su propia valoración de su trabajo. Así, además de fomentar su auto-motivación, posiblemente aprendamos algo nuevo sobre el niño (por ejemplo si ha disfrutado realizando ese trabajo, si ha tenido que vencer algún momento de frustración...).
Incluso podemos combinar varias de estas respuestas, por ejemplo si mi hija me enseña un dibujo, en vez de responder siempre con "¡Qué bonito!" o "¡Me encanta!", puedo responder con algo como "¡Gracias por enseñarme tu dibujo! He visto que estabas muy concentrada dibujando, ¿qué te parece cómo te ha quedado?"

Cuando el niño nos pide ayuda

En Montessori se intenta favorecer que los niños sean independientes y hagan las cosas por sí mismos, pero eso no significa que no puedan pedir ayuda o que no podamos dársela. Pero intentaremos darles la ayuda justa, enseñarle a pescar en vez de darle el pez. A veces el truco está en responder con otra pregunta como éstas:

"¿Dónde podrías encontrar lo que necesitas?"

Por ejemplo si nos pregunta "¿Cómo se dibuja un tiburón?", podríamos enseñarle cómo se dibuja (con mayor o menor éxito según nuestras dotes de dibujante, jeje), pero es mucho más enriquecedor si le preguntamos "¿Dónde puedes ver un tiburón para saber cómo dibujarlo?", tal vez así se le ocurra buscar en algún libro, o tal vez busque en su cabeza la imagen mental que tiene de un tiburón para intentar dibujarlo así.

"¿Con qué parte necesitas ayuda?"

A veces nos apresuramos a ayudar a los peques cuando lo piden y terminamos haciendo más de lo que necesitan, tal vez sólo necesitan una pequeña ayuda para continuar por sí mismos. Si les hacemos esta pregunta nos aseguramos de darles sólo la ayuda que realmente necesitan.
Por ejemplo, si mi hija me dice "¿Me puedes ayudar a ponerme los calcetines?", puedo coger los calcetines y ponérselos, pero tal vez sólo necesita que yo le enrolle el calcetín para ponérselo ella sola (de hecho alguna vez en esta situación me he llevado un "¡No! ¡Que ya me lo pongo en el pie yo sola!")

"¿Crees que algún amigo/hermano podría ayudarte con esto?"

Esta pregunta funciona muy bien en clase donde hay más compañeros que pueden ofrecerle ayuda, en casa depende de si hay más hermanos, pero también se puede utilizar y favorece que aprendan a ayudarse entre ellos y que vean que la ayuda no siempre tiene que venir de un adulto, puede venir de alguien de su edad o incluso más joven. Además ya se sabe que cuando uno enseña, dos aprenden 😉
Esto son sólo algunos ejemplos que se pueden trasladar a muchas otras situaciones y prácticamente a cualquier edad.
El reto que os propongo para este mes es similar al del mes anterior, consiste en observar qué respuestas damos en estas situaciones que acabamos de ver, y pensar si podríamos responder de otra manera que favorezca la motivación interna y la independencia de nuestros peques.