Eso de educar desde la calma suena
genial, ¿verdad? Y lo de la paz interior ya ni te cuento, porque no sólo
nos sirve para ser mejores madres y padres, sino para ser mejores seres
humanos en general y además sentirnos genial, ¡me apunto! El problema
es que puede sonar abstracto e incluso utópico y no sabemos muy bien
cómo conseguirlo (o al menos intentarlo, jeje). Así que hoy
vamos a ver dos ideas que nos van a acercar a ese estado de calma y de
paz interior, ideas que podemos poner en práctica desde hoy mismo y que
pueden marcar una diferencia.
Autocuidado (llenar la jarra)
Si una cosa es básica para poder estar
en calma o al menos acercarnos a ese estado, es tener nuestras
necesidades atendidas. Ya conocéis el símil de la jarra; no puedes llenar las jarras de los demás si la tuya está vacía, es tan fácil en teoría y tan difícil en la práctica... Porque
cuando nos convertimos en madres o padres de pronto sentimos sobre los
hombros el peso de la responsabilidad: "Tengo a esta criatura que
depende de mí, tengo que atender sus necesidades, esa es mi prioridad ¡y
mi responsabilidad! Ya me ocuparé de mis propias necesidades cuando
tenga tiempo..."
Y damos, damos, damos...
Vaciamos nuestra jarra y se nos olvida ir rellenándola porque no tenemos
tiempo, y a menudo pasa bastante tiempo hasta que nos damos cuenta de
que nuestra jarra está completamente vacía. Eso si tenemos la
suerte de darnos cuenta, porque puede pasar que simplemente estemos en
un estado de crispación constante, que nuestro ánimo y nuestra energía
estén por los suelos, que los días se nos hagan cuesta arriba y las
noches cuesta abajo... y que ni siquiera seamos capaces de ver el motivo
de todo ese malestar. En ese estado hay muchas sensaciones, pero calma y paz interior ya os digo que no.
Así que mi primera propuesta para trabajar nuestra paz interior es practicar el autocuidado, en la forma que queramos y podamos,
para alguien puede ser ducharse sin que el baño esté lleno de gente,
para otra persona puede ser salir a correr, para otra puede ser ir al
cine a ver algo que no sea de dibujos animados... Ya me entendéis, cada
cual se conoce y sabe lo que necesita para llenar su jarra (y si no lo
tienes claro, entonces tienes que empezar por ahí).
Cuando estás en un momento de crisis-cansancio-estrés en el que sientes que tu jarra se está vaciando porque tienes que atender las necesidades de tus peques (o de otras personas), el hecho de pensar "bueno, sé que dentro de un rato podré volver a llenar mi jarra" hace que la situación sea menos dramática y te ayuda a recuperar parte de la calma que estabas perdiendo (o que habías perdido por completo), ¡al menos así lo siento yo!
Si la falta de tiempo es un problema entonces es que no estamos haciendo del autocuidado una prioridad,
qué es más importante para tu bienestar y tu paz interior, ¿tener las
ventanas relucientes o leer un ratito ese libro que tanto te gusta? Lo
dicho, cuestión de prioridades ?
Cambiar la mirada
Otro factor que me parece importante
para trabajar mi paz interior es mi manera de ver el mundo, la vida y
las personas, en concreto en este caso esas personitas que son mis
hijos.
Al hablar de cambiar la mirada me refiero a:
-
- Aprender a manejar mis expectativas.
-
- Descubrir mis creencias limitantes y cambiarlas por otras más potenciadoras.
-
- Reconocer mi ego y no dejar que tome el control de mis emociones y de mis decisiones.
- Entender cómo funcionan mis emociones y las de los demás para poder gestionarlas mejor.
Todo esto conforma mi manera de interpretar la realidad, y el hecho de trabajarlo ayuda mucho a tomarme esa misma realidad de otra manera, a tomar las riendas y no sentirme víctima de las circunstancias.
Seguramente has oído hablar del cortisol, es una hormona esteroidea que produce nuestro cuerpo ante situaciones de estrés para
ayudarnos a enfrentarnos a los problemas, es una hormona necesaria para
nuestra supervivencia pero el problema viene cuando tenemos un nivel
elevado de cortisol constantemente. Lo curioso es que producimos cortisol sólo con imaginarnos una situación estresante, aunque en realidad la situación no llegue a suceder.
¿Te imaginas la cantidad de cortisol
innecesario que producimos cada vez que nos preocupamos por algo antas
de que ocurra, o que interpretamos una situación inofensiva como una
amenaza, o que nos tomamos algo a la tremenda? Todo ese exceso
de cortisol hace que estemos en un estar constante de alerta, de estrés,
y no parece que el estrés sea muy compatible con la calma y la paz
interior, ¿me equivoco?
Mi conclusión es que si cambiamos
nuestra mirada, si somos capaces de relativizar, de darle a cada cosa la
importancia que tiene, si podemos trabajar todo esto nos vamos a
ahorrar mucho estrés innecesario y nos va a resultar más fácil
acercarnos a ese estado de calma.