No es mi intención recomendarte dejar de lado totalmente la tecnología, pero quizá sea el momento de sentarse a reflexionar si nuestros niños/as pasan demasiado tiempo jugando de forma pasiva con pantallas, y si el contenido de las mismas es apropiado…
Te recomiendo encarecidamente leer este artículo escrito por el maravilloso psicólogo Alberto Soler, que habla de lo que dice la ciencia acerca de las pantallas.
En el artículo de hoy, proponemos otro tipo de actividades para que tu hijo/a realice aprendizajes que le serán útiles para su vida, de una manera lúdica. El verano es la ocasión perfecta para presentar actividades de vida práctica a nuestros hijos/as.
Pero… ¿qué es la vida práctica? En primer lugar, aclaremos este concepto acuñado por María Montessori.
Vida práctica es una de las cuatro áreas que conforman el método de educación Montessori en la etapa de infantil.
María vio la necesidad de realizar actividades con las que el niño/a pudiese desarrollar la coordinación, concentración, independencia, orden y disciplina.
Por ello, corresponden a éste área actividades que se refieren al cuidado y dominio del ambiente y cuidado de la propia persona.
Involucrar al niño en el cuidado del ambiente, en este caso nuestra casa, saber usar objetos que nosotros, los adultos, utilizamos a diario y ofrecer la oportunidad de conseguir la independencia para el cuidado y aseo personal, ayuda a los niños a comprender en el mundo de los adultos. Además, son actividades que responden a su necesidad de movimiento y descubrimiento de cuanto les rodea, favoreciendo al mismo tiempo la conquista de su autonomía. ¿No suena maravilloso?
Imagínate por un momento que una mañana de Domingo te despiertas y… ¡sorpresa! Tu hijo/a de seis años se ha levantado antes que tú, ha dado de comer a los peces, se ha preparado un vaso de leche, lavado los dientes y está jugando tranquilamente en el salón (sin pantallas)… pues si, es posible, ¡no estás alucinando!
¿Cómo podemos llegar a conseguir esto? Empleando el enfoque Montessori-Adler, es decir, creando un adecuado ambiente preparado, con materiales y actividades previamente preparadas, generando un ambiente de confianza, cuyo lenguaje principal sea el aliento y la confianza, donde se conciban los errores como oportunidades, donde se anime a los niños a explorar libremente y, finalmente, presentando a nuestros hijos/as actividades variadas de vida práctica, dejando que las realicen una y otra vez hasta conseguir el perfeccionamiento de la tarea.
Vayamos al grano. Saca bolígrafo y papel y toma nota de las siguientes ideas:
- Trasvases: El objetivo es ayudar a la coordinación de los movimientos y su control. Ofreceremos una bandeja con diferentes materiales de manera gradual, de menor a mayor dificultad:
- Trasvasar granos gruesos de un recipiente a otro: pompones, garbanzos, lentejas, alubias, arroz… (con los dedos, con cucharas de varias formas, con pinzas…)
- Trasvasar granos finos: azúcar, sal, arena…
- Trasvasar agua (u otro líquido): Con pipetas de varios tamaños, con jeringuillas, con cazos, con esponja…
- Trasvasar agua directamente entre dos recipentes (de jarra a vaso o entre dos vasos diferentes, usando embudo o no…)
Presentaremos los materiales/actividades
previamente preparados en bandejas, colocadas en un mueble de fácil
acceso para el niño:
El material ideal de los recipientes es
cristal, porcelana o metal. Con ello conseguiremos practicar su uso y
cuidado al transportarlo, y si se cae y se rompe será una oportunidad
para aprender lo que hay que hacer cuando eso sucede (quedarse quietos y
llamar a un adulto, por ejemplo).
Os estaréis preguntando… ¿y no derramará
el contenido y ensuciará la casa? ¡Claro que sí! Hasta que consiga
realizarlo perfectamente.
¿Qué haremos entonces? Invitar al niño a
limpiar lo ensuciado con una bayeta, esponja o pequeña escoba.
Ejercitando una y otra vez este tipo de actividad conseguirán poder ser
autónomos a la hora de preparar su vaso de leche o servir agua en las
comidas. En definitiva, autonomía y servicio a los demás, importante
también para María Montessori.
2. Tareas de jardín ¿Por qué no dejar que nuestros hijos cuiden de las flores y plantas de nuestra terraza o patio?
- Regar las plantas, quitarles las hojas marchitas, trasplantarlas (si ya son más mayores), mover macetas, colocar flores en un florero para decorar la mesa de comer…
3. Huerto: ¿Qué tal si
les permitimos recoger las frutas y verduras que nacen? Es una tarea
super motivadora para ellos, además así toman consciencia del ciclo
natural de crecimiento de las plantas, aprenden de donde sale la comida,
y están más predispuestos a ayudar en la cocina a prepararla y a
probarla una vez cocinada.
4. Poner la mesa: Si ya podemos decorar la mesa con un florero, ¿por qué no practicar a poner la mesa?
Presentaremos al niño una plantilla y todos los elementos que
utilizamos para comer. Por supuesto, elementos reales. En su
presentación debemos transmitir cuidado y mostrar su manipulación de
manera lenta. Conseguiremos así un adecuado uso de los artículos de
material frágil y practicaremos la concentración.
¡Tus invitados quedarán perplejos cuando vean a tu hijo/a poner la mesa para todos con tanto mimo y cuidado!
5. Actividades de aseo personal:
limpiarse los zapatos, lavarse los dientes, las manos, peinarse…
Ofreceremos una bandeja en una estantería accesible al niño con el
material necesario para practicar, a la par de colocar en el baño un
taburete (o torre de aprendizaje Montessori) para que pueda acceder al
lavabo y espejo en el propio baño. En las siguientes imágenes podéis
tomar nota de cómo preparar una bandeja de aseo personal. Por supuesto,
cada familia incluirá los elementos que disponga en casa. Lo importante
es que el niño/a aprenda por imitación del adulto en la presentación y
pueda practicar una y otra vez. ¡Disfrutan muchísimo!
6.Actividades de limpieza. ¿Pueden
disfrutar aprendiendo a barrer, limpiar ropa o tender? ¡Por supuesto
que sí! Además, lo hacen de maravilla y siempre están dispuestos a
ayudar. Haciéndolo aumenta su sentido de pertenencia y contribución en
casa y por lo tanto se ve reflejado en un mejor comportamiento por su
parte. Podemos invitar a los niños a colaborar en las labores del hogar
todos los días. Conseguiremos, de nuevo, desarrollar la concentración y
la motricidad gruesa para actividades como barrer, y fina en actividades
como tender la ropa, tan importante para el desarrollo de futuros
aprendizajes como por ejemplo, la lectoescritura.
Seguro que habiendo visto estas ideas vuestra mente se ha disparado y ya estáis pensando qué actividades ofrecer a vuestros hijos/as. Hay tantas como mentes creativas, si se te acaban las ideas, en nuestro curso 100% online, ofrecemos mas de 100 ideas de actividades de Vida Práctica que puedes realizar con tus hijos/as a partir de 14 meses de edad, además de explicarte los principios básicos del método Montessori y cómo crear una estupenda área de Vida Práctica en tu casa o en tu aula de infantil.
Para más información del curso puedes clicar aquí
¡Juguemos y aprendamos con motivantes ejercicios de vida práctica este verano!