Nuestro ritmo de vida es intenso, vamos de aquí para ya, sin tiempo físico para dedicarnos a conocer las cosas en su globalidad. Nos centramos únicamente en lo que necesitamos en ese preciso momento, y eso tampoco es incorrecto. Pero si de verdad tenemos interés en conocer algo en concreto siempre debemos ir a la fuente. Desde el blog siempre, desde los inicios, he ofrecido la visión de que la educación Montessori va mucho más allá de los materiales. Es una forma de vida y así lo he plasmado en mis artículos, pese que a veces me haya costado alguna crítica no constructiva. No siempre cuando una persona llega nueva al blog, en este caso a Aprendiendo con Montessori, lee desde el principio todo el blog, o encuentra en el artículo actual aquello que busca. Porque como digo, nos centramos en aquello que nos interesa en ese momento.
Lo importante es saber distinguir la información y seleccionarla sabiendo qué estamos leyendo o escuchando. Es como cuando nos envían un mensaje en cadena, no porque se difunda muchísimo tiene que ser verdadero. Debemos entonces siempre recurrir a la fuente para saber realmente de qué se está hablando.
Hoy os traigo la fuente, la inspiración de esta forma de vida. Es en las escrituras de Maria Montessori donde encontraremos toda la información sobre esta educación de vida que la Doctora fue escribiendo conforme iba vivenciando, observando y conociendo la infancia.