23.7.20

TRANSFORMANDO UN AULA TRADICIONAL EN UN AULA MONTESSORI.

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Hoy tengo el placer de contar con Cristina Rincón. Ella es profe y se ha formado en educación Montessori. Hace tiempo cambió por completo su aula y la transformó por un aula que sigue a los niños y niñas. Hoy viene a contárnoslo para mostrar que sí se puede y que la transformaciónno solo ha sido a nivel de ambiente sino que esto ha influido a nivel emocional y psíquico. Os dej con ella. 
La metodología de mi aula se basaba en el sistema de rincones de juego, en unidades didácticas preestablecidas y en las fichas que se generaban de esas unidades didácticas.
Era un aula sin preparar a excepción de un cierto acondicionamiento de juguetes, puzles, algún juego y utensilios para plástica.

Un aula con una importante falta de mobiliario que provocaba situaciones dantescas cuando, por ejemplo, llegaban mini proyectos o actividades que se salían de la ficha. Por citar un ejemplo, para ser más gráfica, tenemos el ejemplo del proyecto del supermercado. Para llevar a delante este mini proyecto había que vaciar dos de los cinco muebles que tenía para poder disponer lo necesario para el supermercado. Esto provocaba que lo que había en esos muebles anterior al mini proyecto había que apilarlo como se podía en otra zona; provocando, por un lado, la pérdida de control y de acceso de los niños a esos materiales durante el tiempo de duración del proyecto y, por otro lado, un gran desorden visual, adquiriendo el aula un aspecto a camarote
desordenado.

Mi aula estaba pensada para atender a la masa y no la individualidad. Con propuestas en masa que me agotaban, exaltaban a los niños y que, además, generaba la necesidad de tener 25 de cada cosa: tijeras, pegamentos, almohadillas de punzón, gomas y lápices.

Mi rol en el aula era de supervisión y corrección del trabajo del niño y pasaba la mañana apagando fuegos o resolviendo aspectos de un espacio lleno de carencias. Me sentía atrapada en diferentes problemáticas a lo largo de la mañana por la falta de análisis y diseño del aula. Me sentía respondiendo constante e inmediatamente a las múltiples demandas de los niños.  Consiguiendo de esta manera que el niño más protagonista se llevara mi atención frente al callado, o los niños demandantes frente a los tímidos. Me sentía manipulada por los niños en sus demandas, conflictos y casuísticas propias del aula. Perdiendo mucha energía y con sensación de falta de control.
Fue a raíz de mi primer contacto con la metodología Montessori que sentí la posibilidad del cambio y la fuerza y esperanza suficiente para llevar adelante en mi colegio este proyecto.

Hace cuatro años realicé la formación de asistente Montessori AMI con Guadalupe Borbolla en Vitoria-Gasteiz y descubrí la metodología Montessori. Ese verano fui a Galicia para hacer otra formación con Céline Haumery y allí me hablaron de Ainara Muruzabal y de su espacio de formación en Huarte (Navarra). Fue de la mano de Ainara Muruzabal cuando comencé a hacer de mi aula un pequeño laboratorio donde llevar a la práctica los aspectos que iba adquiriendo. Como, por ejemplo: disponer mis juegos de aula en bandejas, las presentaciones como recurso o el uso del tapete. Mas adelante diseñé el proyecto que presenté en el equipo directivo para montar un aula piloto, para conseguir la inyección de capital necesaria, la formación del resto del profesorado, los acompañamientos mensuales en el  colegio, la visitas a otras escuelas, no rotar las aulas entre nosotras para asegurar la vinculación con el espacio y el cuidado de materiales.
Poco a poco fui convirtiendo mi aula tradicional a un aula de inspiración Montessori, introduciendo aspectos importantes de esta metodología, como son el ambiente preparado, el sistema de bandejas, los materiales Montessori y la reflexión sobre el rol del adulto.
AMBIENTE PREPARADO
Para conseguir la naturalización del espacio pinté las paredes de blanco,
combiné la madera y el blanco, dispuse mobiliario aéreo y distribuí las áreas.
Las áreas: asamblea, cuidado de uno mismo y almuerzo.
Asamblea.
Cuidado de uno mismo. 
El almuerzo.
Yo definiría el ambiente preparado como un espacio que ha sido pensado y
dispuesto para facilitar la autonomía, libertad y seguridad tanto del niño como
del adulto. Un ambiente cuidado hasta el último detalle que responde
perfectamente a las necesidades del niño.
Ambiente preparado.
EL SISTEMA DE BANDEJAS
El Sistema de bandejas consiste en disponer todos los juegos, actividades y propuestas del aula en bandejas y en baldas a la altura de sus ojos. Este sistema, además, de facilitar el acceso al material, acota las actividades y da pautas claras al niño, lo que promueve su autonomía y seguridad.
MATERIALES MONTESSORI
Descubrir los materiales Montessori por primera vez me provocó muchas sensaciones. Lo
primero que me vino a la cabeza fue preguntarme cómo no sabía que estos materiales existían. Son materiales pensados para el niño que responden perfectamente a sus necesidades y están perfectamente secuenciados.
Materiales: para el área de sensorial, de matemáticas, de lenguaje, de geográfica, de botánica o de zoología.
ROL DEL ADULTO
El rol en un aula de inspiración Montessori dista mucho del de un aula tradicional. Aquí el adulto hace un impresionante trabajo de reflexión, preparación de aula y actividades previa a la llegada de los niños. De esta manera puede, durante el tiempo presencial de los niños, acompañar, observar y hacer presentaciones. Todo esto es lo que se ve en los videos de aulas Montessori que me llamaba tanto la atención pareciendo magia, pero que en realidad no es magia si no es el fruto de mucho trabajo y dedicación.
Es un adulto que conoce los periodos sensibles y las etapas de desarrollo. Un adulto que sabe de dónde a dónde se tiene que mover un niño de cada edad. Yo lo explico como si fuera un mapa, en mi caso el mapa es niños de 3 a 6, los aprendizajes son atracciones o paradas que hay que hacer durante el viaje. Esto te da mucha tranquilidad y seguridad porque sabes que no te vas a
perder, aunque vayas a hacer rutas y paradas diferentes para cada niño y que la meta más o menos importante, lejana e infinita no es lo importante sino esas rutas y esas paradas en definitiva el viaje: como me trataron, me miraron, me acompañaron, me cuidaron.
Entonces no miramos al niño en lo que le falta si no en lo que logra en el viaje, en su viaje y valoramos lo que si se lleva en la mochila.
Yo era una profesora de agitar a las masas, cuanto más agitada fuera pues más contentos y mejor entonces era todo, pero descubres que tenemos una concepción errónea de la infancia. Una concepción de la infancia agitada, exaltada, colorida y ruidosa.
“Es cuando sales de esa concepción errónea que empiezas a mirar verdaderamente a la infancia y entonces descubres al niño.
Al niño concentrado, atento, disciplinado y en armonía, construyendo su autoestima en seguridad y en tranquilidad rodeado de adultos serenos y presente.”
Cristina Rincón