23.7.20

De la imaginación a la creación. Banco de trabajo infantil.

Las familias queremos lo mejor para nuestras criaturas, de eso no hay duda, pero en esa búsqueda llenamos a la infancia de actividades dirigidas tanto en el hogar, con materiales que no invitan a imaginar o con actividades donde todo está hecho y solo hay una única forma de hacerlo. Como, también,  fuera de casa con actividades extra escolares donde la persona adulta dirige esa actividad. Y entre tanto nos olvidamos de algo muy importante: que a veces es necesario dejar a nuestras criaturas que libremente elijan, que libremente creen, que libremente jueguen.
Hace poco en una de mis visitas a casa de mis abuelos, para escuchar sus preciadas historias, mi abuelo me dijo: «Antes no habían tantos juguetes. Yo no recuerdo tener juguetes más que los que yo me hacía…» y en ese momento me acordé de mi pequeño, de la cantidad de inventos que hacía durante el día y de que teníamos que prepararle un espacio dedicado a la creación y la imaginación. ¡Dicho y hecho!
Una balda de estantería como mesa, un panel de madera donde dejar las herramientas y materiales adecuados a su edad.
Destornillador, cinta métrica, cuerda, tijeras, lija, un imán, cinta adhesiva, pinceles, cola blanca,  entre otras cosas, eso fue lo que le pusimos. 
Mientras preparábamos este espacio de trabajo, alejado de una actividad dirigida, para convertirse en un espacio que invite a la creación de aquello que se imagine, nos dimos cuenta que nos faltaban materiales naturales y reciclados que pudiera tener a su alcance. Así que metimos en cestas maderas: unas más grandes, otras más pequeñas, unas redondas, otras triangulares, etc. 
En una caja dejamos tornillos (podéis poner de punta plana para más seguridad).
Colocamos una pizarra para dibujar lo que pueda pasar por su cabeza, si lo necesita , y luego crearlo de manera física. 
Algo tan sencillo de hacer y que estoy segura que a nuestras criaturas les ofrece la posibilidad de ser ellos y ellas mismas, las que con su imaginación vean que todo lo que se proponen puede ser posible. Sin que nadie les diga cómo hacerlo o tal vez compartiendo con mamá o papá un momento en familia de invenciones.