¿Cuántas cosas Montessori conoces? Hay un pueblo que conozco donde
hay una especie de ferretería Montessori. Es una ferretería normal, pero
se llama así. Montessori es un apellido. Podemos usarlo para una marca
de zapatos, motores de coches o empresas de obra civil. ¡Fabriquemos
mascarillas Montessori! Montessori vende, ¡úsalo!
Por su parte, montessorizar es un verbo reciente. Puede
usarse en modo reflexivo: “montessorizarse”. Y sirve tanto para personas
como para lugares. Seguramente en poco tiempo la Real Academia lo
incorpore.
Pongamos un poco de claridad en qué tipo de cosas merecen el apellido Montessori
Lo que María Montessori hizo fue crear discurso en torno a la educación y a la naturaleza del ser humano desde el estudio de los niños. Y al mismo tiempo, desarrolló un método pedagógico y un modelo educativo completo. He aquí lo que originalmente tiene su apellido:
Educación Montessori
Método Montessori
Filosofía Montessori
Colegio Montessori
Maestro/a Montessori
Material Montessori
Ambiente Montessori
Mario Montessori (su hijo)
No hizo casas Montessori, ni ninguna otra cosa con su apellido. Sin embargo, es cierto que se puede tomar su filosofía y llevar a la práctica algunos de sus mensajes, sea cual sea el contexto donde estemos.
Uno de los grandes hallazgos posteriores a su muerte ha sido la aplicación de sus principios y materiales didácticos con personas mayores y con demencias.
Se ha comprobado cómo se ralentizan, detienen e incluso invierten los
procesos degenerativos a lo largo de varios años empleando los
principios Montessori diseñados para los niños. Entonces, ¿tiene sentido
hablar de residencias o centros de día Montessori? Pues ¿por qué no?
El proceso de montessorización
La montessorizaciónviene a ser una
metamorfosis que se provoca conscientemente en el interior de uno mismo y
en el entorno donde se desarrolla alguna actividad. Y consiste
principalmente en pasar a ser un observador para entender a fondo las
necesidades de las otras personas, y ofrecerles el ambiente físico y
psíquico para que logren por sí mismas un rendimiento óptimo de sus
recursos personales: salud mental y física, acciones, relaciones afectivas, productividad, etc.
Una posición de humildad y la valoración del otro, así como la
capacidad de intervenir de forma indirecta en el ambiente para que ese
otro saque lo mejor de sí mismo, eso es lo que yo entiendo por la montessorización de cualquier entorno donde hay seres humanos.
La persona montessorizada se caracteriza porque ha logrado
dejar de culpar a los demás, dejar de juzgar, maravillarse con la
inocencia y las dinámicas naturales que están detrás de cada movimiento,
humano o no… La responsabilidad adquiere una dimensión prioritaria, la
victimización queda reducida a la mínima expresión. Y, además de todo
esto, actúa para cuidar los escenarios de su vida sabiendo el impacto
que tiene el ambiente en el cerebro y en las relaciones de todas las
personas que interactúan en él.
Cuando imparto cursos de educación Montessori siempre hago una
pregunta sencilla: ¿qué es la educación? Porque si vamos a trabajar en
el contexto de la educación, lo suyo es tener claro qué es eso, qué nos
gustaría que fuera, y qué nos sugiere María Montessori. Una formación
Montessori exitosa debería dar lugar a la montessorización de las personas que la cursan.
La transformación es colosal. El maestro deja de ser un sabelotodo,
ya no tiene el protagonismo, ni decide lo que van a hacer los niños en
cada momento, y tampoco les va a poner notas.
¿Has hecho puénting alguna vez? La montessorización es para el ego de un maestro lo que el puénting para un miedica. Es un salto al vacío.
El concepto de maestro cambia, el concepto de educación también
cambia, el lugar que ocupa el maestro en la mente de los niños pasa a
ser muy diferente, así como su ubicación física en el aula y su papel en
el colegio.
Los maestros clásicos que estudian a Montessori se vuelven locos
perdidos. La cabeza les da vueltas como a la niña del exorcista. Una vez
deconstruido el modelo de educación y asimilada esta otra forma de ver
al niño, por desgracia, es muy habitual que los recién egresados de la
formación tienden a creer que lo saben todo sobre los niños y sus
necesidades. Hace falta una larga experiencia para que esa
humildad se integre por completo en su ser, más allá del momento de
trabajar con los niños.
MONTESSORIZAR LA CASA
¿Qué tendríamos que hacer para montessorizar una casa? Hay
que estar dispuesto a dar ese salto al vacío. Una casa que se mete en
ese proceso, es un lugar en el que alguien cambia y se convierte casi en
un maestro espiritual para que cada una de las personas que comparten
ese proyecto de vida pueda dar lo mejor de sí y recibir lo mejor de los
demás, es decir, que se potencien mutuamente.
Este trabajo está en manos de los padres y las madres. Igual que el
maestro Montessori pone su ego ante el abismo y cambia de lugar para
colocarse en una posición de humildad, los padres y madres que pretendan
dar este cambio en su familia, tendrán que pasar por el mismo proceso.
El matiz que marca la diferencia
Para verlo gráficamente, en la estructura jerárquica de la familia,
donde la carga de responsabilidad recae sobre madres y padres, se
introduce un matiz clave. Ocurre exactamente igual que en la estructura de un aula. Vean, vean:
Formato tradicional
Formato montessoriano
Madres y padres seguimos en lo alto de la pirámide, simplemente
porque tenemos la responsabilidad de los menores y, por lo tanto, las
decisiones nos corresponde tomarlas a nosotros. Pero no es lo mismo
decidir sin observar ni escuchar, vulnerando la intimidad de los demás,
que observar, recoger información, y dar una respuesta indirecta
o a través del ambiente, a las necesidades que detectamos para generar
un sentido de independencia y responsabilidad en los niños.
Me encantaría poder ofrecer “tres sencillos consejos para montessorizar
tu casa”, pero siento decirte que no es posible. Cada casa es un mundo y
no existen semejantes recetas. Lo que sí hay es una dirección que tomar
y unos resultados a los que podemos aspirar. Se trata de iniciar el
camino y recorrerlo sin prisas sabiendo de antemano que ningún resultado
va a ser perfecto, y también (aunque suene contradictorio) que todo es
perfecto como es.
La montessorización es un camino que se hace con unas
herramientas muy concretas y con indicaciones de tipo “frio/caliente”.
Hay ensayo y error, observación de lo que ocurre, y receptividad para
probar de nuevo o cambiar de estrategia.
Lo que viene del cole
La cosa se complica cuando el trabajo tradicional o el colegio tradicional se mete dentro de nuestra casa Montessori.
Llega el niño con su mochilón lleno de libros de texto y de
experiencias que pueden traer situaciones de bullying, de presión en
clase, acoso académico por parte del maestro, competitividad,
aburrimiento, etc.
Pues bien, en lugar de tener un tiempo de calma, de compartir en
confianza y sentirse escuchados, tienen un sinfín de deberes con tareas
que no les atrae lo más mínimo. ¿Qué hacemos en nuestra súper-casa
Montessori con esos deberes, esos libros de texto, y esas historias que
ocurren en el cole y de las que no nos solemos enterar?
La clave está en realizar un acompañamiento desde un lugar totalmente
distinto del que conocemos. Tal vez, antes que ponerse a hacer deberes,
habría que crear un contexto de confianza donde los niños puedan soltar
prenda y quitarse esa pesada mochila que nadie ve. Tal vez saliendo a
la calle, al campo, con la bici, o incluso al cine… Una actividad para
disfrutar juntos, sacar conversación, hablar de cuando tú ibas al cole,
etc. Los deberes pueden esperar. Lo que no puede esperar es una relación de confianza,
porque sin eso no hay posibilidad de detectar los problemas, ni de
pensar en cómo resolverlos, ni de crear un ambiente limpio de tensiones
en el que poder concentrarse en un contenido académico.
En la mayoría de los colegios, los deberes son los mismos para todo el grupo. Por lo tanto, enfocarse en los deberes es enfocarse en los objetivos laborales del maestro, no en las necesidades específicas de cada niño.
Quiero mencionar una frase sobre el desarrollo de la individualidad que
viene a describir el fenómeno de la “normalización” en las escuelas
Montessori:
“Tan pronto como el niño comienza a
desarrollarse en un ambiente construido para él y logra actuar por su
cuenta, sin depender del adulto, se establece una armonía no sólo entre
él y el entorno, sino también entre él y el adulto”
Educación y Paz, cap. 7. M. Montessori.
Cuando llegan a casa deberes que han sido impuestos a todo kiski sin miramientos, deberíamos alertarnos sobre cómo está siendo tratado nuestro hijo en la escuela. O
el maestro no se ha dado cuenta de que cada niño es diferente, o está
más preocupado por lo que tiene que impartir que por los propios niños…
o, simplemente, su trabajo se limita a seguir las instrucciones del
libro de texto y a mantener al rebaño en el redil. Pero lo peor
de todo no es eso. Lo verdaderamente peor de todo, es que lleguen los
niños a casa, y sigan siendo tratados como miembros de un rebaño. Aquí tenéis los deberes para mañana, chicos.
Por eso digo que lo que no puede esperar es conocer cómo es tu hijo a
fondo: sus habilidades y gustos, y las cosas que le pasan. Y tampoco
puede esperar reconocer su valor y su identidad. Eso requiere una
relación de confianza. Cuando tu hijo sienta que su identidad es
considerada y validada, entonces estaremos en disposición de echarle un
vistazo a esos deberes.
Lo que traemos del trabajo
Lo mismo nos ocurre a los adultos cuando nuestro trabajo no es
agradable. Llegamos a nuestra súper-casa Montessori molidos, con cara de
pocos amigos, escasa paciencia, culpando de cualquier tontería al
primero que nos venga a la cabeza… De esta manera, impregnamos nuestro
dulce hogar de la suciedad mental que traemos del trabajo. Igual que nos ponemos las zapatillas de casa al entrar, protejamos este espacio familiar de las tensiones externas.
Hay que buscar la manera de que todo eso quede en la calle. Ejercicio
físico, baile, una cerveza, un paseo por el campo… Cualquier cosa que
nos pueda valer para reconectar con nosotros mismos y llegar a casa
limpios. Y si trabajamos en la propia casa, lo mismo: sal fuera,
descarga tus tensiones y vuelve a entrar. Nada más y nada menos, tal y
como se recomienda que hagan los guías Montessori antes de entrar en el
colegio. Una persona que introduce tensión en el colegio, afecta
inevitablemente al ambiente, a los niños, y a todas las personas que
están allí trabajando. Ser feliz es una responsabilidad con uno mismo y
con los demás.
Aún recuerdo cuando trabajaba de profesor de instituto. Salía a las
15.00h y me iba para casa. Sentía que necesitaba tomarme una cerveza
antes de llegar. Me pesaba la mente y tenía hambre, pero no quería
llegar a casa. Todos los días tenía la sensación de haber terminado el
último examen de selectividad. Así de lamentable era mi estado tras seis
horas de lucha para inocular un currículum antediluviano en el cerebro
de adolescentes cuyas neuronas hablaban continuamente de sexo, de
fútbol, de redes sociales, de grupos de amigos, de enemigos comunes,
etc.
La montessorización requiere voluntad, consistencia y paciencia
Si tienes la suficiente inquietud y ganas, te aseguro que el proceso
no tiene desperdicio. Vas a aprender mucho de ti, de tu pasado, de tu
familia y tal vez encuentres nuevos propósitos vitales.
Ten en cuenta que esto remueve. El simple hecho de validar lo que le
pasa al otro y preguntar por sus necesidades, no sólo reprime una
posible respuesta impulsiva y agresiva por tu parte, sino que además te
hace ver nuevos resultados. Y empiezas a preguntarte sobre cómo has sido
tratado a lo largo de tu vida, cómo estás tú tratando a los demás, qué
estás trayendo al mundo y qué te está dando éste de vuelta.
Para facilitar la tarea del proceso de montessorización, he preparado un pack de programas de coaching alineados a los principios Montessori, al que he llamado MONTESSORI DE ANDAR POR CASA.
No son cursos, es un plan personalizado para ejecutar una serie de acciones con objetivos muy concretos:
a) HOGAR, DULCE HOGAR. Si sientes que tu casa es un
lugar donde se respira estrés, tensión, bronca, ritmos diferentes,
faltas de respeto… Si en lugar de ser un refugio o un oasis, es el
escenario de una lucha permanente, te animo a realizar una intervención
efectiva para lograr la paz y la alegría.
b) NIÑOS LEYENDO POR CUENTA PROPIA Tal vez tengas la
sensación de que tu hijo/a expresa un rechazo hacia la lectura y hacia
los libros. Si crees que, por su edad, debería de ir más avanzado en
este terreno, o que tiene un bloqueo con la lectura, te propongo dar
unos pasos sencillos para que tus hijos se enganchen a leer.
c) EL PLACER DE APRENDER. ¿Te sientes en lucha
permanente con tus hijos para que realicen lo que les piden en el
colegio? Las actividades, tareas, deberes, proyectos o el tener que
estudiar, muchas veces genera una gran frustración y una carga tanto en
los niños como en sus padres. Vamos a tocar los puntos sensibles que
pueden significar un antes y un después para tu hijo y para ti en su
relación con las tareas del colegio.
Cada tema consta de 4 sesiones semanales e individuales y las voy a
llevar a cabo durante el mes de julio. Si te interesa, mándame un email
para que te envíe el programa detallado y acordemos los días.
Un fuerte abrazo Montessori,
Rafa.