Para contestar a esta pregunta quiero hablaros primero acerca de la FINALIDAD de nuestros actos.
En mis cursos Montessori y Disciplina positiva que imparto para profesionales, hablo tanto de la parte de materiales Montessori, como del ambiente preparado que se crea para fomentar la autonomía y la autoestima de los niños, o pacientes con deterioro cognitivo, como de la parte más importante, LA PARTE EMOCIONAL del acompañamiento respetuoso del profesional (maestro, educador, auxiliar, pedagogo, técnico, gerocultor…)
En mis cursos Montessori y Disciplina positiva que imparto para profesionales, hablo tanto de la parte de materiales Montessori, como del ambiente preparado que se crea para fomentar la autonomía y la autoestima de los niños, o pacientes con deterioro cognitivo, como de la parte más importante, LA PARTE EMOCIONAL del acompañamiento respetuoso del profesional (maestro, educador, auxiliar, pedagogo, técnico, gerocultor…)
Siempre explico que, para
utilizar un método educativo, sea cual sea, es VITAL conocer en
profundidad la base teórica del mismo, y no solo conocerla, sino
compartirla, si no toda de momento (pues es mucha información reveladora
que asimilar), al menos si una parte y confiar en el método, pues de
verdad funciona.
Una de las preguntas que más me hacen cuando hablamos del acompañamiento respetuoso, del rol del adulto, de las conductas de los niños o mayores, es: ¿Qué hago si yo preparo una actividad super enriquecedora para ellos y cuando llega el momento vienen y la tiran o no quieren participar?
En ese caso yo respondo de dos maneras cuando se trata de niños pequeños. La primera de ellas hace referencia a la CAPACIDAD DE TOMAR DECISIONES de los niños, y de cómo si esta no está muy fomentada, cuando la oferta de materiales es demasiado grande, pueden verse abrumados y tirar los materiales al suelo porque para ellos es demasiado “ruido”, demasiados estímulos que no pueden procesar y su reacción natural es la de reducir ese ruido tirándolo de su abanico de posibilidades, por ejemplo, esto es algo que explico en profundidad en mi curso online o presencial “Montessori en la etapa 0-3”
La segunda respuesta es la que es común cuando acompañamos a personas de la tercera edad:
LA CREENCIA DETRÁS DE LA CONDUCTA
Es decir, es más útil reflexionar acerca de PARA QUÉ ESTÁN TENIENDO ESA CONDUCTA DISRUPTIVA, que el por qué del origen de esa conducta.
Me explico, toda conducta está orientada hacia un objetivo, esa es la finalidad de la conducta, si reflexionamos acerca de lo que pretenden conseguir teniendo esa conducta es más fácil saber conectar con ellos y reconducir de forma útil esa creencia para que deje de tener esa conducta disruptiva.
Preguntar a los padres si eso lo hacen en casa no es nada útil, es más, es contraproducente, pues ni los niños ni los adultos actuamos igual tengamos quien tengamos delante, es decir que adaptamos nuestras conductas para conseguir nuestros fines dependiendo de las circunstancias y las personas que tengamos delante. Es contraproducente además, porque puede aparecer la culpa ¿Por qué si en casa no lo hace, aquí sí? Y nos sentimos mal por ello, y los padres se enfadan por ello porque ¿Qué pasa en clase que se comporta tan “mal” si en casa se comporta “bien”? No vale la pena perder el tiempo con estas “cavilaciones” sin sentido.
Si educamos de una forma democrática y respetuosa, es más fácil que ese niño llegue a entrenar su cerebro para que sea más flexible en busca de otras opciones para conseguir ese fin deseado.
Si por el contrario, nuestro estilo educativo es más bien autoritario, poco flexible, considerando que los niños nos tienen que obedecer porque somos los adultos y mandamos, es menos probable que esos niños, al no disponer de libertad para buscar otras opciones para lograr sus fines, no desarrollen flexibilidad y de mayores puedan tener dificultades para comunicarse de forma efectiva con los demás, desarrollar empatía, escucha activa, cooperación, solidaridad…
Esto está relacionado con las 4 metas equivocadas del comportamiento, que se dan tanto en niños como en adultos y mayores.
Puede ser que tiren la actividad propuesta porque su finalidad es recibir una atención extra por tu parte y tal vez la de los compañeros, pues posiblemente no se sienta del todo tenido en cuenta, se siente poco importante y sentirse importante es una necesidad vital de todo ser humano, tal vez para lograr esa finalidad esté cayendo en la creencia de que si hace “gamberradas” si que recibe esa atención especial que desea.
En el caso de que no quieran participar, puede ser que crean que no van a ser capaces de hacerla bien, y que por lo tanto no vale la pena intentarlo. Tienen miedo a fracasar. El mensaje oculto sería: Muéstrame un pequeño paso que yo pueda dar. No te rindas conmigo.
Este tema de las metas equivocadas lo explicamos en profundidad en nuestros cursos de Disciplina Positiva tanto para familias, como para profesionales o para la tercera edad.
Es super interesante, en cuanto conoces como funciona el cerebro de las personas, tu vida se transforma a mejor, pues comprender y tener herramientas, te hace sentir más empoderada y tu autoestima aumenta, y también mejora muchísimo la relación con tus hijos, alumnos o pacientes, ¡hasta incluso con tu pareja!
Una de las preguntas que más me hacen cuando hablamos del acompañamiento respetuoso, del rol del adulto, de las conductas de los niños o mayores, es: ¿Qué hago si yo preparo una actividad super enriquecedora para ellos y cuando llega el momento vienen y la tiran o no quieren participar?
En ese caso yo respondo de dos maneras cuando se trata de niños pequeños. La primera de ellas hace referencia a la CAPACIDAD DE TOMAR DECISIONES de los niños, y de cómo si esta no está muy fomentada, cuando la oferta de materiales es demasiado grande, pueden verse abrumados y tirar los materiales al suelo porque para ellos es demasiado “ruido”, demasiados estímulos que no pueden procesar y su reacción natural es la de reducir ese ruido tirándolo de su abanico de posibilidades, por ejemplo, esto es algo que explico en profundidad en mi curso online o presencial “Montessori en la etapa 0-3”
La segunda respuesta es la que es común cuando acompañamos a personas de la tercera edad:
LA CREENCIA DETRÁS DE LA CONDUCTA
Es decir, es más útil reflexionar acerca de PARA QUÉ ESTÁN TENIENDO ESA CONDUCTA DISRUPTIVA, que el por qué del origen de esa conducta.
Me explico, toda conducta está orientada hacia un objetivo, esa es la finalidad de la conducta, si reflexionamos acerca de lo que pretenden conseguir teniendo esa conducta es más fácil saber conectar con ellos y reconducir de forma útil esa creencia para que deje de tener esa conducta disruptiva.
Preguntar a los padres si eso lo hacen en casa no es nada útil, es más, es contraproducente, pues ni los niños ni los adultos actuamos igual tengamos quien tengamos delante, es decir que adaptamos nuestras conductas para conseguir nuestros fines dependiendo de las circunstancias y las personas que tengamos delante. Es contraproducente además, porque puede aparecer la culpa ¿Por qué si en casa no lo hace, aquí sí? Y nos sentimos mal por ello, y los padres se enfadan por ello porque ¿Qué pasa en clase que se comporta tan “mal” si en casa se comporta “bien”? No vale la pena perder el tiempo con estas “cavilaciones” sin sentido.
Si educamos de una forma democrática y respetuosa, es más fácil que ese niño llegue a entrenar su cerebro para que sea más flexible en busca de otras opciones para conseguir ese fin deseado.
Si por el contrario, nuestro estilo educativo es más bien autoritario, poco flexible, considerando que los niños nos tienen que obedecer porque somos los adultos y mandamos, es menos probable que esos niños, al no disponer de libertad para buscar otras opciones para lograr sus fines, no desarrollen flexibilidad y de mayores puedan tener dificultades para comunicarse de forma efectiva con los demás, desarrollar empatía, escucha activa, cooperación, solidaridad…
Esto está relacionado con las 4 metas equivocadas del comportamiento, que se dan tanto en niños como en adultos y mayores.
Puede ser que tiren la actividad propuesta porque su finalidad es recibir una atención extra por tu parte y tal vez la de los compañeros, pues posiblemente no se sienta del todo tenido en cuenta, se siente poco importante y sentirse importante es una necesidad vital de todo ser humano, tal vez para lograr esa finalidad esté cayendo en la creencia de que si hace “gamberradas” si que recibe esa atención especial que desea.
En el caso de que no quieran participar, puede ser que crean que no van a ser capaces de hacerla bien, y que por lo tanto no vale la pena intentarlo. Tienen miedo a fracasar. El mensaje oculto sería: Muéstrame un pequeño paso que yo pueda dar. No te rindas conmigo.
Este tema de las metas equivocadas lo explicamos en profundidad en nuestros cursos de Disciplina Positiva tanto para familias, como para profesionales o para la tercera edad.
Es super interesante, en cuanto conoces como funciona el cerebro de las personas, tu vida se transforma a mejor, pues comprender y tener herramientas, te hace sentir más empoderada y tu autoestima aumenta, y también mejora muchísimo la relación con tus hijos, alumnos o pacientes, ¡hasta incluso con tu pareja!