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En este post trataré de desmentir ciertas afirmaciones que suelen
reiterarse acerca del método Montessori y que, según mi punto de vista,
son simples mitos. ¿Me acompañas?
- Es elitista y caro. Debido a que, en España, de
momento, el método Montessori solo se puede aplicar fuera del sistema
educativo público, es inevitable que sea caro, pues es preciso sufragar
los gastos de una iniciativa privada. No obstante, existen pequeñas
escuelas para familias humildes en las que se trabaja con este sistema,
así como docentes de centros sostenidos con fondos públicos que buscan
la forma de implementarlo en sus aulas (desde aquí les doy las gracias).
Maria Montessori empezó su proyecto con niños de familias humildes, no
podemos olvidarlo, y su objetivo no era formar una élite sino cambiar la
educa
ción para lograr un mundo mejor. En cualquier caso, en casa
solo hace falta una banqueta, un delantal y un montón de ganas por parte
de los adultos. El respeto, la libertad y la autonomía no cuestan
dinero.
- Es rígido. A simple vista puede parecer que el
método Montessori dirija demasiado al niño, limitando su creatividad y
capacidad de actuación, debido al orden y las presentaciones, pero en
realidad el niño puede jugar libremente con los objetos que, eso sí,
nosotros le ofrecemos y proporcionamos en el ambiente preparado. La
presentación es tan solo una manera de educar con el ejemplo, de
mostrarles una de las mil formas de hacer que pueden existir. El
ambiente, la estructura, permiten establecer los límites dentro de los
cuales los niños pueden ser libres a la hora de aprender. Aun así, ser
más o menos directivo es una elección personal de los guías que
acompañan a los niños en sus procesos: no todos los guías estamos en el
mismo punto de equilibrio entre amabilidad y firmeza, y el método
Montessori ayuda a encontrar ese punto. No obstante, es preciso no tener
miedo a la firmeza, puesto que nos da estructura, y esto nos permite
movernos y encontrar el equilibrio de nuestra familia.
- Todo o nada. Se puede seguir la filosofía Montessori en casa sin ningún tipo de material y aunque los niños Montessori
asistan por las mañanas a un colegio tradicional. El método Montessori
para el hogar se basa en el respeto mutuo, la libertad y la autonomía.
Siempre merece la pena cooperar con nuestros pequeños y alentarlos a ser
la mejor versión de sí mismos.
- Presiona a los niños hacia la intelectualización temprana.
Con el sistema Montessori los niños pueden aprender a leer pronto, pero
solo lo hacen los niños que quieren, puesto que el ambiente está
preparado de forma que desarrollen sus capacidades cuando lo requieran.
Como no se los fuerza a aprender algo determinado, sino que se tiene
absoluta confianza en el niño, cada uno aprende lo que necesita y cuanto
necesita. Es verdad que los periodos sensibles son contagiosos y que el
hecho de estar juntos niños de tres edades diferentes supone un
incentivo muy importante, pero si el interés parte del niño no tiene
nada de perjudicial intentar saciar su curiosidad. Si un niño tiene sed,
¿no le damos agua?
- No favorece la creatividad. Es cierto que, antes de
usar un material concreto, el sistema Montessori establece el requisito
previo de hacer una presentación. Pero la presentación es tan solo eso,
mostrar una forma de hacer una actividad determinada (algunos guías
Montessori empiezan a plantearse el uso sistemático de las
presentaciones).
Por otro lado, como nunca se juzga o critica el trabajo del niño, este
método le permite encontrar nuevas formas de hacer las cosas, que es en
definitiva en lo que consiste la creatividad. Además, en casa no es
necesario ser dogmáticos, la máxima «sigue al niño» debe prevalecer por
encima de todo.
- No puede aplicarse en casa si ambos padres trabajan.
Montessori es una forma de vida, una filosofía. Aunque los padres
trabajen fuera de casa, pasarán mucho tiempo con los niños, y tanto los
días laborables como el fin de semana están repletos de oportunidades
para conectar con los pequeños, alentarlos y ofrecerles la posibilidad
de ser autónomos e independientes. Es más, si el tiempo que les
dedicamos es corto, ¿qué mejor forma hay de utilizarlo que disfrutando y
conectando en vez de discutiendo inmersos en luchas de poder que no
benefician a nadie?
- No sirve si ambos padres no están de acuerdo. Sin
duda estar en desacuerdo con el otro progenitor es una situación difícil
de gestionar, pero siempre podemos modelar al niño con el ejemplo,
protegerlo cuando sea necesario y dialogar, con respeto y empatía y
mediante la comunicación no violenta, para llegar a acuerdos. El ejemplo
es más poderoso que las palabras. Dicen que el movimiento se demuestra
andando, de modo que, si tú estás convencido, ¡sigue adelante! No
podemos cambiar a los demás, pero ellos sí pueden cambiar de opinión
cuando les demostramos que una cosa funciona. Y en cada intercambio de
opiniones estamos enseñando a los niños cómo expresar el desacuerdo
respetando a los demás.
- No es válido para casas pequeñas. Realmente lo
ideal sería tener una casa espaciosa con acceso a un gran terreno
natural, pero esto no significa que no sea posible aplicar el método
Montessori en nuestra casa. El método requiere grandes dosis de orden,
organización, simplicidad y minimalismo (rotación de materiales), además
de adaptar el hogar. De hecho, es una buenísima idea organizar la casa
de acuerdo a los principios montessorianos para lograr una mayor
armonía, pero para ello simplemente hace falta reorganizar armarios,
comprar solo lo necesario y usarlo rotativamente, y apostar por un orden
muy cuidado.
- No prepara a los niños para la vida académica y al dejar el sistema Montessori fracasan.
El sentido común siempre me ha dicho lo contrario, que cuanto más
sólidas sean las raíces, cuanto más fuertes sean los niños al haber
seguido su naturaleza, su maestro interior, más capacidad de resiliencia
tendrán y mejores habilidades demostrarán para enfrentarse a las
dificultades
de un sistema educativo obsoleto. En el libro Montessori: The Science
behind the Genious (también en la biografía de Maria Montessori de
Renato Foschi, si no leéis en inglés), la autora, Angeline Stoll
Lillard, expone un estudio realizado en las escuelas públicas Montessori
de Milwaukee, según el cual los niños, al llegar al instituto y ser
evaluados mediante pruebas estandarizadas, obtuvieron calificaciones
iguales o superiores que las de otros compañeros no provenientes de
escuelas Montessori. En cualquier caso, creo que educar y aprender tiene
poco que ver con las notas de los exámenes y consiste, en cambio, en
desarrollar competencias y habilidades para la vida. Las funciones
ejecutivas siempre se desarrollan mejor en entornos que permitan el
error y la libre elección.
- No sirve para todos los niños. Es indiscutible que
hay niños que tienen una serie de características determinadas y
necesidades especiales, pero podemos adaptar el método Montessori para
ellos. Quizá en un aula será preciso repensar el modo de presentarles
los materiales o de trabajar las relaciones sociales, pero eso no impide
que se beneficien de todo lo positivo que puede proponerles el sistema
Montessori. Cualquier actividad relacionada con la autonomía y la
motivación intrínseca, el movimiento libre y la elección será positiva
para ellos.