Corría el año 1907 cuando la italiana María Montessori abrió la primera Casa dei bambini, en un barrio desfavorecido. En aquella escuela se aplicaba un método educativo muy diferente ya que el objetivo de Montessori era, según sus palabras:
“que los niños trabajen como si yo no existiera”.
Su pedagogía ha llegado hasta nuestros días y se puede aplicar desde
casa para lograr que los niños desarrollen al máximo sus capacidades,
siendo más autónomos, seguros de sí mismos e independientes.
¿Cómo educar con el método Montessori?
1. Potencia su independencia
La
tarea de los padres no consiste en hacer las cosas en lugar del niño,
sino en ayudarle a que logre hacerlas por sí solo. Educar es estimular
la independencia y la autonomía infantil, preparando al niño para la
vida. Por eso
los padres deben asegurarse de presentar siempre
nuevos retos al niño dándole el nivel de ayuda justa para que pueda
desarrollar sus capacidades.
2. Crea un entorno a su medida
El
mundo está hecho para los adultos, por lo que si los padres desean
estimular la autonomía infantil, es necesario que adapten el entorno
para que los pequeños puedan
tener acceso a todas las cosas que necesitan, desde sus juguetes hasta el cepillo de dientes.
3. Interviene lo menos posible
De
los errores también se aprende. Reprender los errores desde una edad
temprana puede engendrar la semilla del miedo al fracaso. Por eso es
importante que cuando el niño esté aprendiendo, los padres intervengan
lo menos posible.
En el método Montessori el educador solo interviene para evitar situaciones de riesgo y mantener a salvo al niño.
4. No fuerces al niño a aprender
El auténtico aprendizaje, ese que deja huella, no puede ser forzado. Por eso, educar en el
método Montessori
significa dejar libertad a los niños para que se impliquen en el
aprendizaje de la manera en que se sientan más cómodos. Un niño puede
aprender haciendo, mientras que otro aprende mejor observando.
Cada pequeño debe encontrar por sí solo el estilo de aprendizaje óptimo. Y para ello es necesario darle libertad.
5. Estimula el contacto con la naturaleza
La naturaleza representa un increíble estímulo para los sentidos y la mente infantil,
por lo que siempre que sea posible es conveniente emprender paseos al
aire libre en los que se le permita al niño explorar libremente el
entorno.
6. Enriquece su ambiente
Los niños aprenden de lo
que les rodea, dejándose llevar por su curiosidad innata. Por tanto, la
educación Montessori demanda enriquecer el ambiente en el que crece el
niño, no con juguetes híper tecnológicos sino con objetos más sencillos
que estimulen realmente la creatividad infantil. Los padres deben
recordar que
cuantas menos cosas haga un juguete, más trabajará la mente del niño.
7. Jamás le impidas hacer algo porque es demasiado pequeño
Muchos
padres ponen límites a sus hijos porque piensan que son demasiado
pequeños. Sin embargo, siempre que el niño no corra ningún riesgo, hay
que permitirle explorar sus capacidades.
Los niños se sienten satisfechos cuando han dado el máximo. Ponerles límites solo les negará la oportunidad de poner a prueba sus capacidades y expandir su horizonte.
8. Elogia los logros
Si el niño hace algo bien, es importante que los padres se lo hagan saber y lo elogien. El reconocimiento
al trabajo bien hecho alimenta la autoestima y la autoconfianza.
9. Usa un lenguaje positivo
Es
esencial que los padres no critiquen al niño ya que de esta manera solo
aprenderá a juzgar. En su lugar, deben centrarse en los aspectos
positivos, de manera que sean estos los que se potencien. Si se aplica
el principio de extinción; o sea, no se le presta atención a un
comportamiento negativo, este terminará desapareciendo.
Si le hablas mal, muestras hostilidad o lo denigras, el niño se convertirá en una persona insegura y tímida.
10. Escucha y respeta al niño
Los niños aprenden por imitación, y sus padres son su principal ejemplo. Si estos le escuchan con atención y respetan sus ideas, aunque no las compartan, el niño aprenderá a respetar a los demás.