La clave está en captar la atención del niño por completo para que nos escuche detenidamente
Papás, les voy a confesar algo: soy una regañona en redes sociales. Pero no en todos los casos. Sólo cuando las mamás comentan cosas como “la filosofía Montessori es bonita pero si le hablo con calma a mi hijo, él no me hace caso”. Sin embargo, las comprendo. No es fácil implementar Montessori de la nada, y sobre todo cuando los niños ya tienen sus “mañas” con mamá.Por esta razón me gusta regañarlas un poquito y explicarles cómo deberían actuar para que sus hijos les “hagan caso”. Pero primero hay que estar conscientes de algo: si el niño no nos escucha o nos ignora, no es cosa de Montessori, es algo en nuestra actitud y en nuestra labor como madres o padres.
Y ese algo en nuestra actitud es primero compromiso. Montessori no funciona a la primera, ni de la noche a la mañana.
Después, es información. Debemos leer, comprender el método. Las imágenes que encontramos en Facebook o Instagram o Pinterest no son suficientes para comprender una filosofía que se encuentra en varios libros.
Lo siguiente es constancia. Si intentamos cambiar la manera de dirigirnos a nuestros hijos, para ver resultados hay que ser consistentes. Sólo así lograremos el cambio.
Ahora bien, cuando un niño es educado bajo Montessori desde el inicio, costará menos trabajo para los papás. Pero si a los 6 años intentamos cambiarlo, debemos saber que nos costará bastante trabajo. Lo bueno es que aprenderemos a sustituir gritos, amenazas, aspavientos y ganas de ahorcar a los niños por palabras tranquilas, que manifiesten seguridad, autoridad y control.
Muchas mamás con lo que más lidian es con que los niños no escuchan sus instrucciones. Ellas dicen: “es que si intento decirle a mi hijo que no toque, antes de que termine la oración ya rompió media vajilla”. La clave está en captar la atención del niño por completo para que nos escuche detenidamente con estos pasos:
Colócate a la altura del niño, en cuclillas o arrodillada frente a él.
Míralo a los ojos y haz que te mire mientras le hablas.
Tómale las manos, hazle una caricia o ten algún tipo de contacto físico.
Explícale con calma las causas y las consecuencias: si tocas ese adorno de la abuela puede romperse. Si se rompe tendrás que trabajar para pagarlo porque no es tuyo. Si te causa curiosidad pregúntale a la abuela si puedes tomarlo.
Preséntale alternativas: ¿Quieres preguntarle a la abuela si puedes tomarlo o quieres ir a jugar con tus primos?
Previamente a la visita a al súper, a la casa de la abuela o al museo, deberemos explicar a los niños cuál debe ser su comportamiento. Y en el momento que vayan a cometer la travesura, córrele y aplica los pasos anteriores. Te invito mamá, papá a que lo apliques y nos cuentes cómo te va.