Me sigue sorprendiendo la atención con la que mis hijos y alumnos
observan todo, cómo descubren a través de la observación procesos que
cuando yo tenía su edad no había asimilado o simplemente pasaban
desapercibidos para mí.
En Montessori, la observación es un
aspecto fundamental, no sólo para los niños que, observando van
descubriendo poco a poco detalles que pasan desapercibidos si no te
paras a mirar con atención, sino también para los adultos, porque la
observación nos permite conocer al niño, sus intereses, sus progresos,
etc. y nos permite poder guiarle, ayudarle y acompañarle.
Nos parece tan importante que, con el paso del tiempo, hemos ido
buscando un espacio en casa donde poder realizar observaciones. En lugar
de tener una mesa de observación, nuestro lugar de
observación es la parte superior del aparador del comedor, de manera que
hemos aprovechado ese mueble para colocar en él en este caso elementos
naturales, algunos de ellos relacionados con el otoño y que hemos ido
recolectando en nuestros paseos por la montaña, en el pueblo… así que
como podéis ver, no es necesaria una gran inversión, ni un espacio
específico (aunque siempre debería de estar situada en el mismo lugar),
ni una mesa en concreto.
Pero ¿los niños sólo observan? no, los niños nunca hacen sólo algo,
sino que su pequeña cabecita está en constante movimiento, los niños
observan y a partir de ahí se generan preguntas.
Buscamos las respuestas juntos, investigamos, hablamos, aprendemos a
buscar información en los libros, a preguntas a otras personas… y
mientras recogemos elementos u objetos para la mesa de observación,
estamos trabajando la parte sensorial, la psicomotricidad, la
exploración, la naturaleza, nuestro entorno…
Nuestra función como padres es propiciar a los niños un entorno rico en estímulos donde ellos puedan desarrollar al máximo sus periodos sensibles (os dejo el enlace a este post donde expliqué el ritmo constructivo de la vida según Maria Montessori), donde puedan aprender a su propio ritmo.
Mis hijos nos dijeron la semana pasada que querían tener más elementos que observar en su mesa de observación Montessori,
de modo que fuimos de excursión a la montaña y recolectaron hojas,
piedras, tierra… cuando eran más pequeños, los llevábamos a la playa e
iban metiendo en una bolsa las conchas y caracolas que encontraban,
cuando estábamos en el pueblo, cogían pequeños frutos dependiendo de la
estación en la que nos encontrábamos, etc. Cuando llegaron a casa
después de la excursión, se dedicaron a organizar todo lo que habían
recogido en la excursión y a clasificarlo en la mesa.
En la mesa de observación trabajan los sentidos, al tocar cada uno de los elementos, al olerlos, al mirarlos… y del mismo modo se trabaja la concentración,
porque cuando los niños observan algo, no solamente lo miran, sino que
lo observan grabándolo en su memoria, concentrándose hasta límites
insospechados… pueden llegar a pasar horas observando un objeto en la
mesa de observación. Aunque parezca mentira, se trabajan contenidos como
las matemáticas al contar elementos, clasificarlos por tamaños, colores, tipos,etc., la autonomía, la belleza, el paso del tiempo, el vocabulario…
Algunos elementos de nuestra mesa de observación los hemos comprado en babycaprichos (como este cesto de elementos naturales que os enseño a continuación), otros los hemos recolectado de paseos, excursiones, etc.
Os enseño algunos de los elementos que vamos introduciendo o cambiando según la época o los intereses.
En nuestra mesa de observación tenemos también algunos libros ahora
mismo relacionados con las estaciones del año y, en concreto, con el
otoño, os enseño cuales son aquí.
En el cole donde trabajo, en clase, también tenemos una zona de
observación que va cambiando según los intereses de los niños y les
encanta observar e investigar los elementos que van cambiando en ella.