En los últimos años, la influencia de la
pedagogía Montessori ha ido creciendo como la espuma. Cada
vez son más las familias y docentes interesadas/os en esta manera de
acompañar a los niños y las niñas en su desarrollo. La proliferación de
escuelas en diferentes puntos del país junto a la difusión de libros,
blogs, artículos en la prensa, cursos, etc. han permitido que esta
pedagogía, ideada por la doctora Montessori a principios del siglo
pasado, pueda llegar a miles de hogares y escuelas españolas. Desde mi
punto de vista, considero este hecho como algo maravilloso y estoy
segura de que, y aunque probablemente muchas y muchos puristas del
método no estarán de acuerdo conmigo, si Maria Montessori pudiera verlo,
no cabría en sí misma de felicidad, porque eso es exactamente lo que
ella quería, que su método llegara a todos los niños y las niñas del
planeta Tierra.
A lo largo de mi experiencia docente
como guía Montessori me he cruzado con bastantes personas que algo
habían oído, leído o visto sobre esta pedagogía. Como podrás imaginarte,
siempre que vivía una de estas situaciones, automáticamente me invadía
un sentimiento de profunda ilusión y esperanza en la humanidad. Sin
embargo, también es verdad que en muchas de estas ocasiones, lo que
conocían estas personas sobre Montessori estaba bastante lejos de la
realidad. No sabían exactamente si Montessori era el nombre de una red
de escuelas italianas que había en España, una serie de colegios
privados muy elitistas y estrictos o centros donde los niños hacían lo
que les daba la gana. El exceso de información al que estamos
expuestas/os actualmente a veces tiene estas consecuencias y esta
información más que informarnos, nos confunde.
Con esta saga de artículos me gustaría
romper algunos de los mitos que existen en torno a la pedagogía
Montessori y ofrecerte de forma clara, gráfica y resumida en qué
consiste esta forma de educar a las niñas y los niños.
Como ya introduje en la entrada anterior,
la pedagogía de la doctora Maria Montessori parte de las niñas y los
niños. Su objetivo es llegar a sus necesidades de desarrollo (andar, hablar, leer, cooperar, etc.) para poder ayudarles a que se desarrollen libremente y de manera integral.
Para ello, Maria Montessori diseñó aulas que satisficieran todas estas
necesidades y que desde esta pedagogía reciben el nombre de ambientes. Las
aulas Montessori son espacios donde las niñas y los niños pueden
manifestarse libremente, experimentar con una gran variedad de
materiales y relacionarse con personas de diferentes edades (Alvarez, 2017). Todas
estas interacciones espontáneas de los niños y las niñas serán
observadas y registradas por parte del docente, lo que le permitirá
detectar sus necesidades y guiar su desarrollo y aprendizaje. Estos
tres elementos: (1) la niña o el niño, (2) el ambiente y (3) el/la
adulto/o y la relación que existe entre ellos son cruciales a la hora
de entender la pedadogía montessoriana.
Una forma sencilla de comprender estos elementos y sus relaciones es la que plantea Simone Davies en su libro The Montessori Toddler al
comparar la Educación Montessori con la educación tradicional. En la
educación tradicional, el docente se coloca al frente de la clase,
decide qué contenidos necesitan aprender las alumnas y alumnos y se los
enseña. En cambio, en la pedagogía Montessori, los materiales didácticos
están colocados siempre en estanterías a disposición de las alumnas y
alumnos. Cada niña o niño trabaja a su ritmo con cada material,
siguiendo el interés que tiene en ese momento. El/la docente observa las
habilidades que el niño o la niña ha adquirido y le proporciona un
material del siguiente nivel. De esta forma, mientras que en la
educación tradicional el propósito del/la docente es llenar al niño o la
niña con los conocimientos que él/ella posee y le transmite, en la
pedagogía Montessori, el objetivo es “cultivar su deseo natural de
aprender” (Davies, 2018, p. 13).
Como habrás podido observar en la imagen
anterior, en la educación tradicional, existe una relación
unidireccional entre docente y alumna/o, sin embargo, en la pedagogía
Montessori esta relación es dinámica y además debe añadirse otro
elemento: el ambiente. Así, en la pedagogía de la doctora, tenemos por
un lado, (1) al niño o la niña, que es, sin lugar a dudas, el/la
protagonista de su aprendizaje pero que, a su vez, necesita un ambiente
del que aprender y el apoyo del/la docente; por otro lado, (2) el
ambiente que tiene la función de atraer al niño o niña con sus
materiales y que además es diseñado por el/la docente; y finalmente, (3)
está el/la docente cuya labor es observar al niño/a y proporcionarle la
ayuda apropiada en cada momento.
Una vez que ya conoces los tres
elementos básicos de esta pedagogía y sus relaciones, me gustaría
llevarte un paso más allá para que te familiarices con otros conceptos
que creo también que te servirán de gran ayuda si quieres entender la
pedagogía Montessori. El gráfico que te presento a continuación recoge
las ideas más importantes para llegar a comprender las bases de esta
pedagogía. Estos conceptos básicos son solo 7 y, además, si te fijas
bien, te darás cuenta de que 3 de ellos ya los conoces.
1. La actividad dirigida por el niño o la niña: Como
te conté hace unas líneas, el niño o la niña es el centro en la
pedagogía Montessori. Él niño a la niña nace con una ganas inmensas de
aprender y por ello, debe ser en todo momento el/la protagonista del
proceso de aprendizaje. Maria Montessori decía que si el niño crece en
un ambiente preparado con el que pueda experimentar libremente, liberará
su potencial y se autodesarrollará como ser humano.
2. El ambiente preparado: Este
es otro de los pilares de la pedagogía de la doctora Montessori. El
niño o la niña necesita un ambiente bello, ordenado, seguro y adaptado a
su tamaño y a sus necesidades de desarrollo.
3. La libertad: En estos
ambientes, las niñas y los niños son libres de moverse cuando lo
necesiten y de elegir los materiales con los que quieren trabajar, el
momento del día en el que quieren hacerlo y la cantidad de tiempo que
van a dedicarle. Si vamos a las 10 de la mañana a una escuela
Montessori, podremos ver a un niño trabajando en una mesa con un
material para aprender a escribir cuando al mismo tiempo, hay una niña a
su lado trabajando en una alfombra en el suelo con un material de
aritmética. Maria Montessori defiende que esta libertad potencia el
desarrollo de la autonomía, la disciplina y la autoconfianza.
4. El respeto: Desde la
Pedagogía Montessori se respetan a las niñas y los niños como seres
humanos que son, sus ritmos de aprendizaje, necesidades e intereses.
5. El/la guía Montessori: Los docentes
en esta pedagogía reciben el nombre de guías. El papel del/la guía no
es transmitir conocimientos sino observar el trabajo del/la niño/a en el
ambiente preparado para así encontrar sus intereses y necesidades y
poder guiar su desarrollo.
6. Edades mezcladas: En
cada ambiente Montessori conviven niños y niñas de tres edades
diferentes. La doctora Montessori defendía que esta mezcla de edades
anula la competitividad y favorece la cooperación. En los ambientes
Montessori las alumnas y alumnos más mayores actúan como mentores de
las/os más pequeñas/os. Además si una niña está trabajando, las restas,
por ejemplo, al lado de otra niña que está aprendiendo a dividir, la
primera, podrá ver qué es lo que aprenderá en un futuro cercano y la
segunda, recordará lo que aprendió en el pasado. Al mismo tiempo, ambas
entenderán por qué para aprender una cosa primero es necesario aprender
otra, encajando todos los aprendizajes como las piezas de un puzzle y
adquiriendo éste un sentido.
7. Educar para la paz: La
pedagogía Montessori tiene como fin último educar para la paz. María
Montessori defendía que las niñas y los niños que siguieran su método en
el futuro se convertirían en personas adultas que trabajarían para la
paz.
En el próximo artículo te contaré muchas
cosas más acerca de la mirada montessoriana hacia el/la niño/a. Gracias
a él, podrás familiarizarte con conceptos tan montessorianos como la mente absorbente, los planos del desarrollo, los periodos sensibles y las tendencias humanas.
Antes de despedirme me gustaría
compartir este fascinante vídeo en el que podrás ver cómo trabajan tres
niños y niñas de una Comunidad Infantil a lo largo de una mañana. El
vídeo está sacado de una web interesantísima llamada Montessori Guide que
ha sido creada por varios/as guías Montessori americanos. En ella
podrás encontrar multitud de vídeos con charlas de guías sobre muchos
conceptos montessorianos y otros, como el que aquí comparto, en los que
muestran el trabajo de niñas/os en los ambientes. ¡Es una verdadera
joya!
La pedagogía Montessori llegó a mi vida
en el año 2015. Tras meses de investigación sobre pedagogías activas de
manera autodidacta por los océanos de nuestro querido internet, la
sabiduría de la doctora Maria Montessori se cruzó en mi camino. Primero
comencé por sus libros. Durante semanas, La mente absorbente del niño e Ideas generales sobre el método le hicieron muy buena compañía a mi mesita de noche.
Poco tiempo después, tuve la suerte de
formar parte de un bonito proyecto basado en la pedagogía Montessori
para niñas y niños de Comunidad Infantil ubicado en Majadahonda
(Madrid). Más adelante os hablaré sobre los diferentes ambientes (aulas
en esta pedagogía) en los que están organizados las alumnas y alumnos en
las escuelas Montessori, pero por ahora os adelanto que Comunidad
Infantil acoge a las niñas y niños desde que caminan con soltura hasta
que cumplen los 3 años, aproximadamente. Volviendo a Jugalia, que es así
como se llamaba esta iniciativa, os puedo contar que allí conocí a la
maravillosa Eva: maestra, guía, artista y profesora de teatro. Eva me
mostró la manera de mirar a los niños y niñas que tiene esta pedagogía.
También me enseñó a presentar algunos de los materiales de desarrollo
que tanto caracterizan al método Montessori y me animó a formarme como Asistente Montessori AMI de Casa de Niños.
Después de un año en esta iniciativa pasé a trabajar en Montessori Village,
una red de escuelas infantiles Montessori en la Comunidad de Madrid.
Esta experiencia fue un verdadero regalo para mí. Junto a todas las
profesionales que forman parte de estas escuelas crecí como maestra, me
formé de manera intensiva en la filosofía Montessori como Guía de Nido y
Comunidad Infantil y conocí el apasionante mundo de la Disciplina Positiva, entre otras muchas cosas que probablemente darían para varios posts.
En esta entrada y otras más que le
seguirán, me gustaría ir compartiendo contigo un poquito de ese
conocimiento sobre la pedagogía Montessori que me regalaron todas estas
personas con las que me fui encontrando a lo largo de estos años.
Hace más de un siglo, Maria Montessori
creó un método pedagógico, con el/la niño/a como protagonista activo de
su aprendizaje, que sigue vigente en la actualidad. La pedagogía
Montessori les ofrece a las niñas y los niños un ambiente rico, vivo y
adaptado a sus necesidades de desarrollo, con bellos y variados
materiales que les permitirán desarrollarse holísticamente guiados
siempre por un guía-educador.
Antes de introducirnos en las
profundidades de esta pedagogía quiero presentaros, a quien no la
conozcáis todavía, a su creadora: la doctora y pedagoga Maria
Montessori.
Maria Montessori rodeada de niños y niñas
Maria Montessori nació el 31 de agosto
de 1870 en la localidad italiana de Chiaravalle. Estudió Medicina en la
Universidad de Roma y cuatro años más tarde se convirtió en la primera
mujer italiana en graduarse en esta rama en esa Universidad. Realizó su
especialización en enfermedades nerviosas y mentales, gracias a lo que
tuvo la oportunidad de entrar en contacto con niñas y niños con
necesidades educativas especiales. Los pocos o casi nulos cuidados,
atención y cariño que recibían estas niñas y niños la perturbaron
enormemente y esto la condujo a diseñar materiales expresamente para
trabajar con ellas y ellos. Gracias a estos materiales y a su manera de
aproximarse a la infancia, consiguió que estos niños y niñas pasaran los
exámenes de lectura y escritura obteniendo los mismos resultados
que las niñas y niños normosanos/as.
A principios del siglo XX, le
propusieron aplicar su método con niñas y niños de entre 3 y 6 años de
San Lorenzo, un barrio obrero de Roma. Así, en 1907, nació la primera Casa dei Bambini.
La doctora Montessori preparó su escuela de tal forma para que tuviera
una organización similar a una casa de verdad: con diferentes cuartos y
un jardín, de los cuales las niñas y los niños serían los dueños/as.
Casa dei Bambini en la actualidad
En el aula principal, puso a su
disposición los materiales que había desarrollado previamente junto con
otros elaborados por los médicos Itard y Séguin.
El objetivo era que estos materiales les permitieran a los niños y las
niñas desarrollarse mental y psicológicamente. Al manipular el material,
el niño o la niña alcanzaba un trabajo dirigido al logro de fines como
leer, escribir y hacer operaciones aritméticas. El resultado fue tan
sorprendente que las Casas de los Niños empezaron a fundarse en diferentes puntos de Italia y del mundo.
En 1915 presentó un aula Montessori en la Exposición Universal de San Francisco. Diseñó una Casa de Niños con las paredes de cristal, donde los visitantes podían ver a las niñas y los niños y a su guía trabajando con los materiales.
Un año más tarde dividió su tiempo entre
Estados Unidos y España. En esta época la labor de la doctora se centró
en la difusión de su pedagogía mediante libros, cursos y conferencias.
En una de estas idas y venidas acabó haciendo de Barcelona su
residencia. Fue por aquel entonces también cuando implantó en Holanda el
sistema Montessori en todas las escuelas del país y asentó la sede de
la Asociación Montessori Internacional (AMI) en Ámsterdam.
Tras el estallido de la guerra civil
española, huyó de Barcelona para refugiarse en la capital holandesa, ya
que tras haber denunciado públicamente que el fascismo de Mussolini
cometía actos de brutalidad con los jóvenes italianos, como os podréis
imaginar, en Italia pasó a no ser muy bienvenida.
En 1938 es invitada a dar cursos en la
India y allí queda confinada durante ocho años como consecuencia de la
entrada de Italia en la II Guerra Mundial.
Maria Montessori y Gandhi
En 1952 participó en el Congreso
Internacional Montessori celebrado en Londres, siendo su último
compromiso público, ya que falleció el 6 de mayo de ese mismo año en
Noordwijk (Holanda) con 82 años.
“Si yo os dijera que existe un planeta donde no hay escuelas, ni maestros, ni necesidad de estudiar, y donde viviendo y paseando, sin más fatiga, los habitantes llegan a conocerlo todo y a fijar sólidamente todo el saber en su cerebro, ¿no os parecería una hermosa fábula? Pues bien, esto que parece tan fantástico y suena a invención de una fértil imaginación, es un hecho, una realidad; porque es el modo inconsciente de aprender del niño” (Montessori, 2014, p. 22).
Esta fue la intensa vida de una mujer
que se la dedicó en cuerpo y mente a todos los niños y las niñas de su
mundo presente y futuro. Si te apetece profundizar un poco más en su
biografía, te recomiendo la película del director Gianluca Maria
Tavarelli, Maria Montessori. Una vita per i bambini, que os comparto aquí abajo.