15.7.20

Para ti hijo mío, porque en los días oscuros tú eres mi luz

Cuando estamos cansados nos olvidamos de sentirnos afortunados por lo más preciado que tenemos en la vida: nuestros hijos. Ellos son, sin duda alguna, lo más importante. Pero no siempre se lo demostramos cómo deberíamos. Es más, en ocasiones les demostramos todo lo contrario cuando nos enfadamos, pues les gritamos o no les prestamos toda la atención que realmente merecen.

Siempre sucede en la quietud de la noche

En realidad, a todos nos pasa lo mismo. Cuando nuestros hijos están durmiendo, en la quietud de la noche es cuando empezamos a apreciar lo afortunados que somos de tenerlos. En ese momento, somos más conscientes de la suerte que hemos tenido en la vida al convertirnos en padres de esos pequeños seres tan maravillosos.
Antes de ir a dormir entras en el dormitorio de tus hijos una vez más para verles dormir. Les tocas el pelo, les besas y les dices que les quieres después de arroparles. Si ese día les has gritado les pides perdón aunque sabes que no te escuchan porque están dormidos. Pero tu corazón necesita disculparse una vez más… Tus hijos no merecen tu frustración.
Esa sensación te golpea en el pecho tan fuerte que te deja sin aliento. En ocasiones, cuando esto te ocurra, llorarás. Llorarás sabiendo que tu hijo depende de ti y que tú lo eres todo para él. Debes estar a la altura pero te da miedo no conseguirlo.

Tienes suerte

Sí, tienes suerte porque tu vida podría haber ido en cientos de direcciones diferentes, pero estás ahí, de pie al lado de la cama de tus hijos, mirando su hermoso rostro, sabiendo que eres la persona más importante que hay en sus vidas hoy.
Hoy tú eres su madre (o su padre si eres quien está leyendo esto). Y tu pequeño es tu ser perfecto, sientes grandes sensaciones entre amor y gratitud cada vez que le miras.

Pero a veces, lo olvidas

Hay veces que lo olvidas. Esas mañanas cuando estás cansada y tus hijos quieren jugar, cuando quieres ir a la cama y tus hijos se despiertan varias veces en la noche. Hay veces que sonríes pero tu mente está pensando en otras cosas. Aunque de repente, cuando menos te lo esperas, tus hijos se acercan a ti y te abrazan, y entonces vuelves a recordar el amor tan inmenso que sientes por ellos.
Hay veces que lo olvidas cuando ves toda la casa desordenada, pero lo vuelves a recordar cuando tu pequeño lo recoge y espera con felicidad tu aprobación, porque tu opinión es lo que más le importa en el mundo. Tus hijos te miran con sus ojos brillantes porque su felicidad en muchas ocasiones, dependen de tu sonrisa. Sabes que tienes esa responsabilidad y cada día, te sientes agradecido porque pensar en eso te da las fuerzas necesarias para luchar ante cualquier adversidad.
Soy afortunado de tener hijos
Hay veces que lo olvidas cuando tu cerebro está ocupado con el estrés de las facturas por pagar, los recados pendientes y las llamadas telefónicas por hacer. Pero luego piensas: “Está bien, todo está bien… ahora es el momento de disfrutar de mis hijos sin que nada más me importe”.

Eres una persona afortunada

Eres una persona afortunada y cuando tus hijos te cuentan sus cosas, sabes que confían en ti sobre todas las cosas y eso es lo más bonito que puedes tener. Aunque por la noche desees que las rutinas sean rápidas para que se vayan a dormir y puedas descansar… Porque cuando te dicen que te quieren antes de ir a dormir, siendo esa su última frase cada noche, se te derrite el corazón, ¡y con razón!
No importa las veces que se despierten por la noche o lo cansada que estés, respirarás hondo, suspirarás y sabrás que aunque sea una noche larga y un día duro después… eres una persona afortunada porque solo tu persona le hace sentir seguro.
Sentirse afortunado no es difícil de recordar. Puedes sentir la felicidad al pensar en el día que te quedaste embarazada, el día que nacieron tus bebés, el día que te casaste… Pero sobre todo, sabes lo afortunada que eres, por ser madre o padre.