27.8.20

Montessori en las Aulas. Las aulas en las Casas


Sobre este tema hay libros enteros. De hecho, la educación Montessori cogió forma en un aula. Es una propuesta basada fundamentalmente en la actividad escolar, por lo que buena parte de los libros que escribió María Montessori, así como los cursos de formación para docentes Montessori tratan en su mayor parte de la actividad escolar. Voy a tratar de resumir en un artículo lo más significativo y diferenciador de las aulas que siguen este modelo educativo.
María Montessori tuvo la ocurrencia pedagógica de añadir el elemento “ambiente” a todo acto educativo. Ella creía en la autonomía de los niños a la hora de desarrollarse y crecer de forma óptima. Volcó toda su energía en preparar el aula con los materiales y mobiliario más apropiados para que los pequeños, en su interacción natural con ese ambiente preparado, pudieran desplegar todo su potencial. A estos espacios normalmente los llamamos sala o salón Montessori.
De esta manera, la sala en la que van a estar los niños todas las mañanas es un pilar básico de su pedagogía. La educación Montessori dignifica al niño. Una sala que no se prepare a conciencia para el acontecimiento mágico del desarrollo autónomo de los niños, no es válida para llevar a cabo este modelo educativo, por muy formado que esté el maestro. Se requieren unas características específicas.
El objetivo de un ambiente Montessori es lograr la máxima concentración de los niños en sus actividades. De esta forma, se hace más potente el desarrollo cognitivo y la creación de un mundo interior rico y valioso, que proporciona una gran autoestima.
Niña en una ambiente montessori

 

CARACTERÍSTICAS DE LOS SALONES MONTESSORI

La primera de ellas: los niños deben estar y sentirse seguros. La sensación de seguridad ya produce confianza. Si no se percibe seguridad, no podemos entregarnos al 100% a la actividad que queramos realizar. La confianza es fundamental para favorecer la concentración, no es moco de pavo. Por eso, y por otros motivos, los niños se ponen en zapatillas de casa para estar en el salón Montessori. ¿Y de qué otras formas se consigue transmitir seguridad? Otras variables que producen esa seguridad son el orden práctico y estético, unas rutinas y normas claras y consistentes, la atención cariñosa del adulto, movimientos controlados, y un nivel de ruido bajo, con una forma de comunicación hacia los niños tal, que nunca les haga sentir culpables, hagan lo que hagan.
Otra variable importante para la concentración es la eliminación de todos los elementos de estrés posibles. Por ejemplo: ruido excesivo, niños corriendo por el aula, mala gestión emocional del maestro, tener hambre, poca luz natural, interrupciones y cambios repentinos de actividad, temor a otros niños, desorientación (por no poder ver toda el aula o por el hecho de que los materiales cambien de ubicación demasiado bruscamente), tener sueño, exceso de decoración, etc. En la medida que seamos capaces de eliminar el máximo de elementos de estrés, podremos facilitar de nuevo la concentración de los niños. Pensemos en un lugar cuidado, agradable, y centrado en lo que interesa para el desarrollo de los niños: los materiales. Cualquier elemento sin un propósito claro, no debe estar en el aula.
Y, por último, los muebles y materiales. Existe una gran cantidad de materiales de desarrollo diseñados por María Montessori, y otros que se incorporan en función de las necesidades que el guía o maestro/a detecte para cada niño. Los materiales que diseñó María Montessori para la etapa infantil abren la puerta del mundo a los niños. Les permiten tener una experiencia sensorial directa con el entorno muy importante para conocer los fundamentos de la geometría, las matemáticas, la lectoescritura, y las habilidades básicas de la vida práctica para alcanzar la mayor autonomía. Por su parte, los materiales en primaria son la puerta de acceso al conocimiento. Los niños acceden a un mundo de preguntas y curiosidades de toda índole.
Cuando los niños conectan con los materiales, el ambiente se “normaliza”. Este término que usaba María Montessori, viene a querer decir que se armoniza. Cuando hay armonía, lo que se puede observar es una actividad social de respeto y de aprendizaje profundo en los niños. 

 

Las desviaciones, que son obstáculos psicológicos para la normalización, tal como María Montessori las describe en su libro “El niño, el secreto de la infancia”, se resuelven cuando los niños se sienten atraídos por los materiales, los eligen ellos y logran trabajar concentrados largo rato sin ninguna ayuda. Por su parte, el mobiliario cumple varias funciones: zonifica las áreas de trabajo y los espacios de socialización, controla los movimientos (evitamos pasillos en la clase para no invitar a que corran o lancen objetos de un extremo a otro), muestra y permite un acceso fácil a los materiales, y ofrecen una estética agradable. Así pues, tenemos estos tres factores fundamentales en los salones Montessori:

  1. Seguridad y sensación de seguridad
  2. Eliminación de elementos de estrés
  3. Muebles y materiales.
Por otro lado, la guía o maestra/o tiene la función de presentar el material a los niños, registrar la observación que va realizando de cada uno por separado y del ambiente en su conjunto, diseñar y preparar el ambiente, y coordinar el trabajo de su asistente. Normalmente hay una persona asistente que ayuda a preparar materiales y mantener el ambiente físico y psíquico en perfectas condiciones antes y durante la clase. También se ocupa de realizar las observaciones necesarias y de atender adecuadamente desde el respeto profundo a los niños que lo necesiten, permitiendo así el trabajo individualizado del guía.
Como se puede ver, el título de este artículo dice “Montessori en las aulas. Las aulas en las casas”. Así es. Tiene una coletilla porque estamos viviendo una situación en la que las aulas están vacías y todo apunta a que van a seguir estándolo varios meses. Por este motivo, quería hacer especial hincapié en los tres elementos básicos del ambiente Montessori, porque es la mejor manera que tenemos para poder llevarlo a las casas. Sin embargo, no podemos disponer de todos los materiales Montessori en nuestros hogares. Probablemente no tengamos ninguno. Y no pasa absolutamente nada. Cojamos los otros elementos: seguridad, sensación de seguridad y reducción de elementos de estrés. Y tratemos de hacer lo que podamos sin agobiarnos y sin culpas, porque la situación es totalmente anómala. Una cosa es hacer Montessori en casa, y otra es eso mismo, las 24 horas y sin poder salir de casa, sin que los niños puedan interactuar con sus iguales.