Sobre este tema hay libros enteros. De hecho, la educación Montessori cogió forma en un aula. Es una propuesta basada fundamentalmente en la actividad escolar, por lo que buena parte de los libros que escribió María Montessori, así como los cursos de formación para docentes Montessori tratan en su mayor parte de la actividad escolar. Voy a tratar de resumir en un artículo lo más significativo y diferenciador de las aulas que siguen este modelo educativo.
María Montessori tuvo la ocurrencia pedagógica de añadir el elemento “ambiente” a todo acto educativo. Ella creía en la autonomía de los niños a la hora de desarrollarse y crecer de forma óptima. Volcó toda su energía en preparar el aula con los materiales y mobiliario más apropiados para que los pequeños, en su interacción natural con ese ambiente preparado, pudieran desplegar todo su potencial. A estos espacios normalmente los llamamos sala o salón Montessori.
De esta manera, la sala en la que van a estar los niños todas las mañanas es un pilar básico de su pedagogía. La educación Montessori dignifica al niño. Una sala que no se prepare a conciencia para el acontecimiento mágico del desarrollo autónomo de los niños, no es válida para llevar a cabo este modelo educativo, por muy formado que esté el maestro. Se requieren unas características específicas.
El objetivo de un ambiente Montessori es lograr la máxima concentración de los niños en sus actividades. De esta forma, se hace más potente el desarrollo cognitivo y la creación de un mundo interior rico y valioso, que proporciona una gran autoestima.
Las desviaciones, que son obstáculos psicológicos para la normalización, tal como María Montessori las describe en su libro “El niño, el secreto de la infancia”, se resuelven cuando los niños se sienten atraídos por los materiales, los eligen ellos y logran trabajar concentrados largo rato sin ninguna ayuda. Por su parte, el mobiliario cumple varias funciones: zonifica las áreas de trabajo y los espacios de socialización, controla los movimientos (evitamos pasillos en la clase para no invitar a que corran o lancen objetos de un extremo a otro), muestra y permite un acceso fácil a los materiales, y ofrecen una estética agradable. Así pues, tenemos estos tres factores fundamentales en los salones Montessori:
- Seguridad y sensación de seguridad
- Eliminación de elementos de estrés
- Muebles y materiales.
Como se puede ver, el título de este artículo dice “Montessori en las aulas. Las aulas en las casas”. Así es. Tiene una coletilla porque estamos viviendo una situación en la que las aulas están vacías y todo apunta a que van a seguir estándolo varios meses. Por este motivo, quería hacer especial hincapié en los tres elementos básicos del ambiente Montessori, porque es la mejor manera que tenemos para poder llevarlo a las casas. Sin embargo, no podemos disponer de todos los materiales Montessori en nuestros hogares. Probablemente no tengamos ninguno. Y no pasa absolutamente nada. Cojamos los otros elementos: seguridad, sensación de seguridad y reducción de elementos de estrés. Y tratemos de hacer lo que podamos sin agobiarnos y sin culpas, porque la situación es totalmente anómala. Una cosa es hacer Montessori en casa, y otra es eso mismo, las 24 horas y sin poder salir de casa, sin que los niños puedan interactuar con sus iguales.