
Existe la tendencia de confundir apego con crianza con apego. 
El 
apego, es el vínculo de confianza que un niño necesita desarrollar con 
su principal cuidador, para el buen desarrollo de su personalidad. 
Repercuta entre otras cosas en su sentido de auto estima, su curiosidad 
para descubrir. La importancia del apego está reconocido en psicología, 
en neurociencia, en pedagogía, y fundamenta gran parte de las políticas 
sociales y educativas de muchos países en el mundo.
La 
crianza con apego es un estilo de crianza. Dar el pecho, el colecho, 
etc. Son opciones legitimas, respetables y opinables. Y lo que cada uno 
opina sobre esos temas, yo tengo mi opinión personal, otras la tendrán, 
vale lo que opina cada uno. Nada más. Son opciones personales. Otra cosa
 es que haya buenas almas dedicadas a ayudar a las madres a ejercer sus 
opciones con más facilidad, o a aclararse en el asunto 
recordándoles que, como decía Eva Hache, “no hay manera humana de que 
tener hijos no sea un contratiempo para nuestras carreras profesionales y
 para nuestras bellezas”. Pero no 
podemos convertir ese debate en un asunto dogmático, porque no lo es. Lo
 que podemos hacer es dar la información a quien la quiere y la 
necesita. En ese sentido, recomiendo muchísimo, para quien desea 
profundizar, el libro Bésame Mucho del Dr. Carlos Gonzalez. 
Pienso 
que es importante no confundir el apego con la crianza con apego. Cuando
 hacemos eso, las madres que no practican el colecho o que no pueden dar
 el pecho, que sea por decisión familiar, por motivo fisiológico, o por 
trabajo, se sienten culpable y piensan que sus hijos no va a tener el 
apego seguro que necesita para el buen desarrollo de su personalidad. No
 es necesariamente así.
¿Es más 
fácil que una madre que da el pecho desarrolle un apego seguro en su 
hijo? Puede que sí, porque para dar el pecho hay que estar disponible en
 todo momento, y esa disponibilidad es lo que hace que las necesidades 
del niño puedan estar atendidas por su primer cuidador y permitir que se
 consolide el vínculo de apego. Pero hay muchas otras formas de criar a 
los niños. Todas son legitimas, respetables y opinables, en la medida 
que se “atienda a las necesidades básicas del niño” durante los primeros
 años de vida. Con el niño en la cama, o en su cuna. Y evitando las 
circunstancias que pueden interferir con la creación de ese vínculo (enfoque conductista en la atención del sueño del niño,
 excesiva preocupación por “inculcar hábitos” antes de los 2 años, 
rotación excesiva del principal cuidador, escolarización temprana con un
 alto ratio de niños por clase, etc.). En el estilo de crianza, cada 
familia tiene que encontrar su camino personal, no hay recetas 
perfectas. Lo que importa es que los padres tengan la información, estén
 cómodos con sus decisiones, y que el niño pueda apegarse.
Al 
margen del estilo de crianza, hay tres cosas que deberían cambiar en 
nuestra sociedad para facilitar que el niño pueda apegarse: 
- La duración de la baja de maternidad
- El ratio en las aulas de infantil
- El horario laboral (que debería adecuarse al horario de los colegios)