En el post de la semana pasada, escribíamos que para conocer los fundamentos pedagógicos de Maria Montessori había que remontarse al año 1898, cuando tuvo la oportunidad de trabajar con niños con necesidades especiales.
Montessori había leído previamente al médico francés Eduard Séguin (1812- 1880), quien se interesó por encontrar la raíz de las deficiencias mentales. Desarrolló un material específico al creer que cualquier cosa que arriba al cerebro pasa irremediablemente antes por el filtro de los sentidos, y con una intervención, estos «captadores de realidad» pueden ser ajustados y amplificados para que la información llegue menos alterada.
Séguin creía que la deficiencia mental era un problema en la captación de la información de los sentidos por la mente. Demostró que el uso de estos materiales era una parte, si bien se hacía necesaria la intervención de un especialista, para ayudar al niño a alcanzar un desarrollo más pleno.
Asimismo, Montessori se interesa por el trabajo de otro doctor francés, Jean Itard, (1774- 1838), quien fue el padre de la nueva pedagogía y estableció la importancia de la observación en los niños. Este investigador, propone la idea revolucionaria de que a un pequeño no se le puede imponer nada. De la misma manera que su compatriota, creó ejercicios y materiales para ayudar al niño a desarrollar sus facultades.
Nuestra autora recibió igualmente influencia del pedagogo suizo Pestalozzi (1746- 1827), que hacía énfasis en la preparación del maestro, quien primero tiene que lograr un cambio personal y debe tener amor a su trabajo. También tiene que existir amor entre el niño y el maestro. En la actualidad, podemos encontrar escuelas Pestalozzi por los cinco continentes, siendo un método igualmente valorado.
Todo unido, llevó a Montessori a creer que el juego es la principal actividad a través de la cual el niño entiende su vida durante los primeros años de edad, afirmación atribuida igualmente a Jean Piaget. Por medio del juego, el infante observa e investiga todo lo relacionado con su entorno de una manera libre y espontánea. Los pequeños van fijando sus conocimientos y experiencias previas con otras nuevas, realizando procesos de aprendizaje individuales e internos, que son básicos para su maduración e independientes del medio ambiente en el que se desarrollen.
Principios Básicos del Método
Maria Montessori entendía que el primer período del desarrollo humano es el más importante. Es la etapa de la vida en la cual hay más necesidad de ayuda. Esta ayuda se presta no porque se considere al menor como un ser infradotado o inútil, sino porque al encarnar un ser tan sensible y estar cristalizando su personalidad, es fundamental que alguien igualmente sensible, lo guíe amorosamente en su camino de exploración.Los conceptos fundamentales para el Método Montessori son los siguientes:
- La mente absorbente de los niños: la mente del niño posee una capacidad maravillosa y única. Es un mecanismo increíble que tiene la capacidad de absorber conocimientos. La forma de aprehenderlos es inconscientemente, filtrándose poco a poco desde allí a la consciencia.
- Los períodos sensibles:
Maria Montessori estableció periodos prioritarios dentro de los cuales
los niños pueden adquirir una determinada habilidad con mayor facilidad.
Es decir, son momentos en su desarrollo en los que muestran mayor sensibilidad para relacionarse con apartados del mundo.
Estos momentos son pasajeros y se limitan a la adquisición de un
determinado conocimiento. Las investigaciones de Montessori llevaron
distribuirlos así:
- el período sensible del lenguaje, que sitúa aproximadamente entre los 2 meses y los 6 años,
- el período sensible de la coordinación de movimientos (aproximadamente desde los 18 meses hasta los 4 años),
- el período sensible del orden (aproximadamente desde el nacimiento hasta los 6 años),
- el período sensible del aguzamiento de los sentidos (aproximadamente desde los 18 meses hasta los 5 años),
- el período sensible del comportamiento social (aproximadamente desde los 2 años y medio hasta los 6 años),
- el período sensible de los pequeños objetos (un período muy corto en el transcurso del segundo año).
- La autonomía de los niños: este principio podría ilustrarse con la máxima de Maria Montessori: «Ayúdame a hacerlo solo». El material debe dejarse a la altura del niño para que pueda agarrarlo sin esfuerzo y guardarlo sin ayuda. El adulto únicamente interviene cuando el niño se lo pide. De este modo, se favorece la autonomía desde los primeros años.
- El ambiente preparado: nos habla de un lugar que se ha organizado cuidadosamente para el niño, pensado e implementado para fomentar un mejor aprendizaje y crecimiento. En él se desarrollan los aspectos sociales, emocionales e intelectuales y responden a las necesidades de orden y seguridad. Aunque de igual forma, el diseño de estos ambientes se basa en los principios de belleza y orden. Son espacios luminosos y cálidos, que incluyen lenguaje, plantas, arte, música y libros; además del material didáctico específico de vida práctica, vida sensorial, lenguaje y matemáticas, que constituyen los elementos esenciales del ambiente preparado.
- El papel del adulto: el adulto en la Pedagogía Montessori toma el rol de guía; su misión es presentarle un ambiente positivo y cómodo. Igualmente, debe ser un observador, y aprender continuamente de las interacciones entre el niño y el ambiente. El verdadero educador está al servicio del niño y nunca debe dejar de practicar el amor, la humildad (pues es el niño el protagonista) y la responsabilidad.
- La autoeducación: es la consecuencia de haber creado un ambiente libre, unos materiales auto corregibles mediante los cuales los propios infantes puedan identificar sus errores y aprender de ellos.
- La ayuda de los padres: Montessori era de la opinión de que cuando el niño tiene una duda debe consultarla primero a sus padres, luego a un compañero de mayor edad, luego acudir a un libro y si no consiguiera resolver su cuestionamiento, entonces acudiera al adulto. De esta manera el niño gana independencia, puesto que en determinadas ocasiones conseguirá solventar un obstáculo sin acudir a un adulto distinto a sus padres.