24.8.20

La verdad sobre la digitalización masiva de las aulas: un informe de la OCDE que sorprende a todos

Después de haber pagado por el chocolate y de habérselo comido, viene la… ¡sorpresa!
Esta mañana unas cuantas empresas de telecomunicación tendrán que dar unas cuantas explicaciones a unos cuantos colegios. Y unos cuantos colegios tendrán que dar unas cuantas explicaciones a unos cuantos padres.
Acaba de salir un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Students, Computers and Learning, que relaciona los resultados en todos los países de la OCDE con el uso de ordenadores en casa y en el colegio. Las conclusiones, sorprendentes para unos (y no tanto para otros), se resumen de la siguiente manera:
· Los países que han invertido mucho en nuevas tecnologías en la educación no muestran mejoras apreciables en lectura, matemáticas o ciencias. En cambio, los que no han hecho esa inversión, han mejorado rápidamente sus resultados en todos los parámetros. (p.151)
· En general: un uso limitado del ordenador en el colegio puede ser mejor que no usarlo nunca. Sin embargo, un uso del ordenador en el colegio por encima de la media de la OCDE (España está por encima de la media) da resultados significativamente peores. (p.148) 
· Los alumnos que no usaron el ordenador en sus lecciones de matemáticas obtuvieron mejores resultados en las pruebas en matemáticas (tanto en formato digital como en papel). (p.154)
· En los países en los que era más corriente el uso de Internet en el colegio para los deberes, el rendimiento en lectura bajó.
· Las competencias esenciales para la navegación online pueden ser aprendidas con herramientas pedagógicas convencionales, analógicas.
· En general, la tecnología no ayuda a cerrar la brecha que existe entre los alumnos favorecidos y desfavorecidos.
· La mejor forma de preparar al alumno para el mundo digital no consiste en facilitarle el acceso a servicios y dispositivos de alta tecnología, sino en potenciar la lectura y las matemáticas.
¿Cuál es la interpretación de esos resultados? Encontrarás varias claves de lectura de los resultados de ese estudio en Educar en la realidad (Plataforma, 2015). De hecho, en El País esta mañana viene la noticia con la siguiente observación: “Las conclusiones de los trabajos de su autora son similares a las que apuntan ahora la OCED”. En La Vanguardia también: “La conclusión del estudio de la OCDE, que se publica hoy, coincide con la tesis de la investigadora canadiense residente en Barcelona Catherine L’Ecuyer, quien en su libro Educar en la realidad (Plataforma Editorial) se inclinó por un acceso limitado de los niños a los dispositivos tecnológicos en los colegios. Esa obra se basa en estudios de todo el mundo para defender un acceso limitado a los ordenadores en las aulas como forma de evitar que os niños sufran un déficit de realidad. Sin un conocimiento adecuado de esta, los alumnos carecen de criterios congruentes tanto en su vida cotidiana como en el aspecto digital. La mejor preparación pasa, según esto, por la realidad offline.”
Esta mañana, El Mundo publicó una de esas claves de lectura:
“La crisis educativa es de atención”
Por Catherine L’Ecuyer
Leo hace sus deberes con Ipad. Aprende con una aplicación que “le divierte”. Mientras, echa un vistazo al móvil. “K tal tío”, “eh, kdamos?” Su hermano está con la videoconsola y Leo está pendiente del número de “vidas” que le quedan. Se oye un timbre y Leo desvía la vista para consultar la cuenta de “me gusta” sintiendo felicidad al ver que la cifra se dispara. Está a punto de empezar su programa favorito. Vuelve a sus deberes. “Sibilino/sivilino”, le pregunta la aplicación. Corta la palabra con el cursor y la pega en Google. No sabe lo que quiere decir esa palabra, pero al ver que aparece con “b” en las primeras entradas, escoge esa opción. “¡Guaaaau! No podrías haber hecho mejor esta actividad. ¡Buen trabajo!”, le informa la respuesta automática generada por la aplicación informática.
¿Podemos procesar varias informaciones a la vez? Los estudios confirman de forma unánime que la multitarea es un mito. Los nativos digitales no son una excepción. Los estudios nos dicen que cuando recibimos varias informaciones, no atendemos a todas ellas a la vez, sino que dividimos nuestra atención entre ellas, de forma secuencial. Entonces, ¿qué le pasa a Leo? Como dice el premio Nobel Herbert Simon: “¿La información consume la atención de su destinatario. En consecuencia, una riqueza de información crea pobreza de la atención.” Efectivamente, los estudios asocian la multitarea con: superficialidad en el pensamiento, colapso de la memoria de trabajo, inatención, dificultad para identificar lo relevante. Un experto en multitarea, Clifford Nass, dice que los multitaskers tecnológicos son “enamorados de la irrelevancia”. Meg Wolitzer habla de “la generación que tiene información, pero carece de contexto. Tiene mantequilla pero no tiene pan. Tiene ganas, pero no sabe anhelar”. ¿Cómo hemos llegado a esa dispersión?
¿Motiva la pantalla? En realidad, quien lleva las riendas ante la pantalla no es la mente aún inmadura del alumno, sino la aplicación que llama la atención superficialmente con un entorno digital lleno de recompensas frecuentes e intermitentes. Ese bombardeo sustituye su interés por aprender, convirtiendo al niño en un ente pasivo y haciéndole depender de esos estímulos para “motivarse”. Desde luego, todo lo contrario a lo que se precisa para mantener el interés por aprender y desarrollar la capacidad de esfuerzo. “¿Esfuerzo?” Sí, sí, Leo, no te engañes, el aprendizaje cuesta y es lento. “Pero a mí me han dicho que se podía aprender jugando”, responde Leo. Jugando sí, y también esforzándote que ya tienes 12 años, hombre. Y sobre todo no confundas juego activo con diversión pasiva delante de la pantalla, que NO es lo mismo.
No es casualidad que un estudio reciente asocie cada hora extra invertida en las pantallas con 9 puntos menos en los logros académicos. Hoy un informe de la OCDE confirma que “los estudiantes que utilizan ordenadores muy a menudo en la escuela tienen resultados muchos peores”. Los estudios indican que la atención es una función ejecutiva clave para el rendimiento escolar. Es lógico entonces concluir que la crisis educativa es, en gran medida, una crisis de atención que se ha acentuado por el uso creciente de las nuevas tecnologías en edades en las que el alumno aún no tiene la madurez para poder usar bien esas herramientas sin que se dispare descontroladamente su atención. Habrá que encontrar la forma de explicar a Leo el motivo por el que Newton atribuía sus descubrimientos “a la atención paciente, más que a cualquier otro talento”.

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