Jerseys perdidos, barbacoas
trimestrales, fiestas de cumpleaños, anuncios de nacimientos, avisos de
piojos, etc,, etc. Respondidos por caras contentas, enhorabuenas, manos
aplaudiendo, pulgar arriba, “ok”, “gracias”, “yo tampoco”, “yo también”,
“¡¡¡!!!”, etc., etc. Re-respondidos por “gracias a tí”, “de nada”, “no
te preocupes”, “¡¡¡!!!”, pulgar arriba, manos aplaudiendo, caras
contentas, etc., etc. No hay por donde cogerlo, esto es una locura.
Planteemos un escenario de 2 mensajes
al día, a cada uno de los cuales responden de media 20 de las 30 madres
de la clase, respuestas a las cuales 15 de las 30 madres vuelven a
responder para cada una de las dos temáticas. Son 72 WhatsApp/día. Si
tienes 3 hijos, son 216 WhatsApp/día.
¿Tenemos miedo de perdernos algo
esencial? Después de habernos leído 216 WhatsApp/día durante 22 días
escolares/mes, que son 4752 WhatsApp/mes, lo más probable es que el
sentido de relevancia de lo que se dice en esas conversaciones se nos
haya perdido por completo. Y si no, lo que acabaremos perdiendo son unas
13 horas al mes (asumiendo que cada WhatsApp absorbe 10 segundos de
nuestros tiempo, lo que es muy conservador, si consideramos el tiempo
que debemos emplear para re-enfocar la atención en la tarea que
estábamos desarrollando antes de leer el mensaje).
¿Qué podemos hacer con 13 horas al mes?
Imagínate, ¡13 horas al mes! ¡Todo un lujo! La elección es nuestra.
Ahora tenemos los datos para responder a la pregunta: “¿Es obligatorio
unirse a los grupos de WhatsApp de las madres del colegio?”
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