Por Catherine L’Ecuyer
En 1939, escuchábamos la primera “palabrota” de la historia del cine, en la última escena de “Lo que el viento se llevó”. Desde ese momento hasta el año 2010, el lenguaje violento y soez ha aumentado de forma exponencial, hasta batir todos los récords en 2013, en la película “El lobo de Wall Street”, con unos 800 insultos / palabras agresivas.
En 1939, escuchábamos la primera “palabrota” de la historia del cine, en la última escena de “Lo que el viento se llevó”. Desde ese momento hasta el año 2010, el lenguaje violento y soez ha aumentado de forma exponencial, hasta batir todos los récords en 2013, en la película “El lobo de Wall Street”, con unos 800 insultos / palabras agresivas.
“Es
cuestión de sensibilidad”. Ese es un argumento que escucho mucho
últimamente para quitar hierro a lo violento, a lo soez. Según esa
postura, “todo depende”, “todo es opinable”, una cosa no es violenta o
soez en sí, sino que depende de la sensibilidad de la persona que lo
traga. Discrepo. Pienso que las cosas llevan en sí belleza y/o ausencia
de belleza en un grado objetivo. La violencia es real, no es un invento
de la imaginación. Y no deja de serlo porque no afecta a la persona que
lo perpetra, que lo ve o que lo sufre. Sin embargo, las personas que
invocan la “cuestión de sensibilidad” tienen parcialmente razón. ¿Por
qué? Es verdad que existen personas, que por tragarse continuamente y
pasivamente todo lo que entra en sus hogares a través de las pantallas,
han perdido la sensibilidad y por lo tanto la violencia ya no les
afecta. Su capacidad de “sentir” tanto lo feo como lo bello está
adormecida. Y existen otras personas que por cuidar la calidad de los
contenidos que ofrece el Séptimo Arte, todavía captan la ausencia de
belleza que hay en ciertos contenidos, todavía “sienten” algo ante la
belleza y sintonizan con lo que necesitan sus hijos / alumnos.
Por
lo tanto, el argumento “es cuestión de sensibilidad” no es un criterio
válido para valorar un contenido violento, sino que lo es para valorar
el grado de ceguera del espectador que lo invoca.
Aquí
un video muy gráfico que ayuda a entender el proceso de pérdida de
sensibilidad al que hemos sido expuestos en los últimos 70 años. (click aquí si no puedes ver el video)