FILOSOFÍA SLOW. LA IMPORTANCIA DE RALENTIZAR NUESTRA MENTE Y NUESTRA CRIANZA
Como sabes, si sigues el blog con frecuencia, hemos estado unos días
desconectados, disfrutando del descanso, la naturaleza, de nosotros
mismos.
He tenido tiempo de reflexionar sobre muchas cosas interesantes, de leer, de meditar, de ver amanecer...
A veces necesitas parar para ver qué está pasando, en qué estás fallando, cómo mejorar, cómo crecer...
Hoy quiero hablarte precisamente de eso, de la FILOSOFÍA SLOW y su importancia en la educación de nuestros hijos.
Pararnos, ralentizar, disfrutar es tan necesario si tenemos hijos como si no, pero cuando tienes hijos aprendes a ver lo rápido que pasa la vida, lo rápido que vamos nosotros mismos... Cuando nos queremos dar cuenta nuestros niños tienen 2 años y medio, casi tres... ¿Dónde está mi bebé? Ese que ayer olía a vainilla y tenía mejillas sonrosadas en el hospital.
¿Qué es y cuándo surge el movimiento SLOW?
No me he vuelto loca, no me he inventado un movimiento. El Movimiento SLOW (ralentizar) tiene su origen en Roma en el año 1986, y te puedo decir que hay más de un millón de personas en el mundo que lo sigue y apoya.
El periodista Carlo Petrini puso en marcha este movimiento cuando
se abrió un Mc Donnal's (cadena de comida rápida por excelencia) en la
famosa plaza España de Roma.
Carlo acudía con sus amigos un par de Domingos al mes a una trattoria
(granjas particulares donde los agricultores italianos sirven comida
típica casera con productos ecológicos para obtener un sobresueldo) a
degustar una comida que duraba horas y horas. En esas jornadas los niños
jugaban en el campo mientras los adultos disfrutaban de una comida
lenta, saboreaban los productos naturales preparados con esmero y
disfrutaban de una buena conversación.
El ritmo frenético de vida nos ha llevado a instaurar restaurantes de
comida rápida en los enclaves históricos más legendarios de las
ciudades, sin importar lo que ello conlleva para nuestros ritmos de
vida.
Todo lo queremos hacer rápido, si vamos de vacaciones queremos ver miles
de cosas, si comemos queremos que nos sirvan cuanto antes, si vamos al
cine no saboreamos ni las palomitas... Todo va rápido, nuestra vida pasa
rápido, nos hemos inmerso en un ritmo de vida incontrolable.
Este es el manifiesto que redactaron Carlo Petrini y sus amigos:
En contra de la locura universal de la vida acelerada, defendemos la superioridad del placer tranquilo. Frente a los paladines de la eficiencia y el frenesí, proponemos la vacuna del placer sensual, del goce y el disfrute prolongado y lento. Buscaremos una nueva conexión con la naturaleza, con los productos naturales: placer, hedonismo, convivencia, tranquilidad, amistad, relfexión, amor...
Vivimos como si los recursos naturales fueran infinitos, como si no hubiera un mañana.
Años después, el Movimiento Slow se ha ido extendiendo a distintas facetas de la vida humana como la comida " SLOW FOOD" (con restaurantes en los que puedas disfrutar y saborear de la comida y la conversación tanto tiempo como quieras) , las ciudades "SLOW CITIES" (que invierten en carriles bici, parques, zonas verdes, peatonales...) e incluso el "TURISMO SLOW" que fomenta disfrutar con calma de las tradiciones locales, la naturaleza, la gastronomía.
Imagina disfrutar un viaje caminando más despacio, comiendo lento, saboreando, disfrutando un desayuno completo tranquilo mientras escuchas música en una terraza desde la que ves las montañas...
Puedes aplicar la filosofía SLOW a tantos aspectos como consideres, incluso al trabajo.
La idea no es hacernos lentos y perezosos, si no priorizar,
escoger lo que hacemos y disfrutar del proceso (como hacen los niños).
Si vas a cocinar pon pasión y disfruta de ese momento. Incluso si vas a
limpiar la casa (pon música y deja que tu niño te ayude y se convierta
en un momento especial)...
Se trata de poner pasión, atención, a lo que hacemos y DISFRUTARLO.
También hay una filosofía SLOW del trabajo. Imagina trabajar y ser el
mejor en ello, si en vez de quejarnos pusiésemos más pasión y tratásemos
de ser los mejores seguramente veríamos los Lunes de otra forma.
Incluso si es un trabajo repetitivo como poner cafés, trata de ponerte
retos, concentrarte, atender, disfrutar...
Adoro la mente de los niños porque ellos no ayudan para acabar de hacer la cena pronto, los niños disfrutan limpiando un cristal, disfrutan cocinando, disfrutan poniendo la mesa, se lo toman con calma, se concentran. Deberíamos aprender mucho de ellos.
El ritmo natural del planeta es lento. Compara el ritmo de una ciudad como New York, totalmente desnaturalizada, con el ritmo de un pequeño pueblecito en la montaña. La gente camina más despacio, se toma tiempo para saludarse, charlar en la carnicería, tomar un café al sol...
¿Cómo conseguir tener una mente SLOW?
Si conseguimos ralentizar y disfrutar lo que hacemos indirectamente habremos logrado vencer los nervios y la ansiedad. Hay que perseverar y ser constantes. Una mente SLOW no se consigue de hoy para mañana. Tendrás que poner en práctica algunos ejercicios diarios.
El famoso psicólogo Rafael Santandreu en su libro las gafas de la felicidad nos da las claves para conseguir una mente SLOW, sobre todo pensando en personas a las que les es difícil controlar su ritmo de vida, su estrés, ansiedad...
1-Haz una pausa cada hora para disfrutar de la
belleza del cielo, del movimiento de las hojas, de la brisa, de una
canción en tu mp3... El objetivo de este ejercicio es detener la
aceleración de nuestra mente
2-Comprométete cada mañana contigo mismo a prestar atención a todo lo que vayas a hacer y disfrutar de cada una de esas cosas, hazlo con pasión, no sólo tus tareas si no también tu relación con el entorno y las personas que te rodean, siempre podemos disfrutar más de nuestra relación con las personas que queremos.
¿Por qué la filosofía SLOW nos hará mejorar como padres?
Si consigues una mente SLOW aprenderás a "estar" realmente
cuando estés con tus hijos. Me he dado cuenta de que no valoramos que
cada día nuestro hijo evoluciona y que no vamos a volver a poder
disfrutar de esos momentos en los que en vez de "fantasma" dice
"fastanma" y te gusta tanto como lo dice que querrías poner esa palabra
en el diccionario, (al día siguiente ya lo dirá bien). Al mes siguiente
ya no gateará por la casa, ya no necesitará que le peines, o tu manita
para dormir...
Los niños crecen rápido, por eso necesitamos especialmente esta
filosofía SLOW para aprender a disfrutarlos en vez de a padecerlos...
No me crucifiques porque haya dicho esta última frase, pero la
maternidad es dura. El día que consigues ir al water tu sóla te dan
ganas de encerrarte allí una hora... El día que consigues limpiar sin
que un duende venga por detrás te dan ganas de hacer fotos a la casa de
lo bien que ha quedado.
¿Me equivoco? Si te he sacado un sonrisilla es que algo de eso debe de haber...
Por eso necesitas aprender a mirar algunos momentos "de agobio maternal" desde otro prisma, para "aprender a estar", para aprender a disfrutar, para aprender a tener serenidad interior como madre y transmitir esta serenidad a tu hijo con tu tono de voz, tus palabras.
Tener una mente SLOW hará que cuando leas un cuento escojas el largo, y lo disfrutes. Sin pensar en que voy a elegir uno corto que luego tengo que ir a tender la lavadora...
Transmitir a tu hijo una filosofía de vida SLOW hará que valore más la belleza, los pequeños momentos, que sea un adulto menos superficial, sereno... Es una semillita que florecerá con los años.
Me preocupa la obsesión de algunas madres por ofrecer decenas de actividades a sus hijos a diario. La
entiendo en cierta parte, porque se que el fondo es bueno. Quieren que
el niño evolucione, que viva experiencias, que aprenda rápido...
Hay una falta de mente SLOW, tenemos que preparar un ambiente
estimulador y dejar que el niño aprenda y disfrute del proceso de forma
espontánea.
Si el niño crece sano y feliz, será como una semilla que crece en un entorno adecuado de luz y agua. Todo con calma, en su justa medida, la semilla sigue su ritmo y si está destinada a ser una planta fuerte lo será con un entorno adecuado.
Por el contrario, si nos empeñamos en regar la semilla, en utilizar productos para que crezca más rápido, quizá consigamos una planta grande, pero sus frutos no serán tan especiales, sabrosos y genuinos.
Si ralentizamos nuestra crianza y aprendemos a disfrutar sin prisas de nuestros hijos, a prestar atención cuando estamos con ellos, les empezaremos a conocer mejor, nos relajaremos y estaremos más completos, más felices.
¿Qué consejos seguir para conseguir una relación con nuestros hijos más SLOW?
-Salir al menos una vez por semana a la naturaleza en familia
-Centrarnos en el niño cuando volvamos del trabajo (fuera móvil, TV, fuera tablets...)
-Poner pasión a lo que hagamos juntos (cocinar, limpiar, leer, ordenar...)
-Disfrutar juntos de no hacer nada, simplemente de querernos, abrazarnos, hacer una guerra de cosquillas, tumbarnos juntos en la cama, charlar...
-Enseñarles a los niños el placer de las cosas lentas. Toma tiempo para hacer un postre casero, para preparar una gran comida familiar juntos durante toda la mañana, toma tiempo para hacer un dibujo, una manualidad... Cuando inicies una actividad con el niño nunca puedes meter prisas, porque es muy probable que la cosa no acabe bien
-Madruga; Si ganas horas al día conseguirás unos desayunos más lentos, un ratito juntos por las mañanas, una charla... (Odio las mañanas en que las duchas tienen que ser vistas y no vistas, desayunos fugaces, lloros, tensión...)
-Hogar Slow: Si estás reformando, o en pleno proceso de elección de casa... Elige un lugar con espacios abiertos en los que todo fluye, con luz, con tonos tranquilos, con orden, con todo lo necesario para disfrutar de vuestros hobbies caseros... Y con un buen ambiente preparado y adaptado al niño.
-Disfruta del momento "comida" en familia; sin tele, aprender a comer más lento, sano, a disfrutar de la conversación en la mesa
-Prepara un ambiente estimulador y disfruta de la evolución libre de tu hijo. Dedica tiempo a observarle sin juicios de valor, sólo analiza lo que hace, cómo lo hace y en qué circunstancias. Esto te ayudará a conocerle mejor.
-No fuerces actividades a diario; Deja que sea el niño quien elija por sí mismo lo que quiere hacer, a lo que quiere jugar, lo que quiere aprende. Confía en la grandeza del ser humano.
Yo estoy intentando cambiar algunas cosas de mí misma para crecer como
persona e indirectamente como madre. Ya te hablé de que he empezado con
el Mindfulness
Estoy investigando mucho sobre este proceso de transformación interior. Creo que antes de educar a nuestros hijos deberíamos educarnos a nosotros mismos para poder dar lo mejor de nosotros como personas a nuestros niños.
Nuestro niños absorben todo lo que ven, oyen y palpan de nosotros. La palabra tiene la fuerza de una pluma en el aprendizaje frente al ejemplo, por eso el cambio personal del adulto para educar y transmitir con su ejemplo me parece fundamental.
Me alegro de haber empezado con este proceso de aprendizaje y crecimiento interno porque no sólo influye en el bienestar de mi hijo, si no en el mío propio.
Os iré contando más cositas sobre mindfulness, crecimiento personal, y la importancia de un adulto sereno y consciente en la educación de nuestros hijos.
¿Cómo aplicas la filosofía SLOW en tu ritmo de vida? ¿Qué te parece su aplicación en la crianza?
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