15.8.21

#pequefelicidad-EL PASO A SU PROPIA HABITACIÓN. ASÍ FUE. Todo pasa, todo llega.

 

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EL PASO A SU PROPIA HABITACIÓN. ASÍ FUE. Todo pasa, todo llega.


Hoy quiero contarte cómo ha ido evolucionando el sueño del peque y cómo y cuándo fue la transición a su propia habitación. Cada vez me cuesta más escribir este tipo de posts. Siento que es como regalar una parcela de nuestra profunda intimidad. Sin embargo, pienso que quizá contar nuestra experiencia pueda servir a alguna mamá/papá que esté pasando lo que yo viví en su momento. Quizá pueda dar algo de luz, o alentar a alguna familia. Realmente a mí me hubiese encantado leer algo así cuando la falta de sueño estaba acabando conmigo, así que allá voy. Me meto mi sentido de culpabilidad en la mochila y te voy a contar cómo evolucionó todo.

Antes de empezar sí que me gustaría dejar claro que sólo pretendo narrar nuestra experiencia para ayudar a otros padres que estén pasando por lo mismo y puedan sentirse identificados con nosotros. No somos ejemplo de nada y desde luego creo que en esto del sueño la mejor fórmula es la que permite descansar a la familia con el mayor equilibrio posible. Sin juicios.

Nuestro bebé dormía periodos muy cortitos, de día y de noche. Lloraba mucho y se inquietaba por (casi) todo. Nunca pensé que fuese capaz de tener una fortaleza física tal como para pasar

días

semanas sin dormir.
Te diría que hasta los 4 meses aproximadamente las noches eran complicadas. Las llevábamos con resignación y humor (es lo que tiene ser primerizos, que todo es una aventura nueva). A partir de mi incorporación al trabajo las noches empezaron a ser... No sé ni cómo definirlo. Nunca antes de ser madre hubiese imaginado que me esperaba ese maratón de despertares nocturnos durante tanto tiempo.

Así estuve sin dormir apenas hasta los 17 meses aproximadamente. Trabajando, dando teta toda la noche, sacándome leche en mis ratos libres y arrastrando ojeras cada vez más intensas. Recuerdo que yo me liberé cuando tiré el reloj luminoso de la habitación a la basura y lo acepté como un proceso. ¡A la mierda, no pienso mirar más la hora!

El amor y el humor para mí fueron claves en esta etapa. Relativizar y visualizarlo como un proceso. Recuerdo llorar de la impotencia del agotamiento. Odio las etiquetas y más en los niños, pero descubrir la alta demanda a nosotros nos llevó a tranquilizarnos y dejar de martirizarnos pensando qué estábamos haciendo mal.

El sueño es un proceso madurativo en el bebé. Sus ciclos cada vez van siendo más largos. Es un proceso natural de avances y retrocesos. Una noche de pronto duerme cuatro horas seguidas y tú ya te vienes arriba, pero a la siguiente despierta cada hora o hora y media y caes de nuevo en la desesperación. Estas pequeñas luces indican que el proceso está siguiendo su curso natural.

La falta de descanso y el ritmo que llevaba me dejaron en aquel entonces con 47 kilos. ¡Sin dietas! También tuve que ir varias veces al médico. El peque solía dormir mucho encima de mí y amanecí algunos días con la cara hinchada. (Como si me hubiese pinchado botox pero a lo bestia).

Hoy sé cosas que no sabía en aquel momento. Estoy a punto de finalizar mi formación como asesora de lactancia, además mi formación como Guía Montessori me ha ayudado a entender el desarrollo del niño y sus necesidades.

Hoy entiendo que el bebé empezó a dormir peor a partir de mi incorporación al trabajo porque necesitaba regular la producción de leche y las noches son un momento clave para ello ya que hay un pico de prolactina entre las 2 y las 6 de la mañana.  La prolactina es la hormona que se encarga de regular la producción de leche materna. La naturaleza es muy sabia y sólo estaba cumpliendo su función para que la lactancia se mantuviese sin problemas.

También comprendí que hacia los 8 meses los bebés pasan por un momento interno brutal al descubrir que son seres diferentes a su mamá. Hasta ese momento se conciben como un sólo ser único. Les produce mucha angustia, entonces, no vernos porque, en su cabeza, no ver algo es igual a desaparecer (no veo a mamá= mamá se ha ido para siempre). A todo ello se juntan los cambios tan radicales que está experimentando y que tiene que asimilar y ordenar. La independencia de movimiento con el gateo, la alimentación complementaria, el desarrollo de lenguaje. Todos estos hitos tienen que ser procesados y pueden afectar al sueño.

La lactancia materna también ayuda a conciliar el sueño, tanto al bebé como a la mamá. Es un regulador natural de los ciclos del sueño del bebé. Yo estuve a punto de tirar la toalla por el mito de "Si le quitas la teta por la noche va a empezar a dormir mucho mejor". Leer, informarme y contar con apoyo fue lo que me hizo seguir adelante.

¡Qué importante es contar con apoyo en todo este proceso! Cuando no tienes fuerzas, te encuentras agotada física y mentalmente y encima tu entorno te dice que quites la teta o que te vayas de la habitación, cualquier persona humana sucumbe a la presión. Si sientes que es lo que necesitas ¡Hazlo! pero no dejes que tu entorno empañe tu instinto.

Si a día de hoy tuviese que dar un consejo a alguien que esté ahora en esta situación sería este:
Si no tienes apoyo cercano busca una tribu. Busca un grupo de lactancia en tu ciudad. Busca un grupo virtual si es preciso y empoderate. Haz lo que creas que es mejor en vuestra familia y ponte un chubasquero para que te resbalen los juicios de valor.

Desde que el peque cumplió doce mesecitos, más o menos, preparamos un ambiente Montessori en su habitación con una camita baja en el suelo que le permitiese irse a dormir cuando tuviese sueño. ¡Ahí hemos tenido una habitación sin estrenar durante cuatro años! La cama, no la quería ver ni en pintura y yo me empezaba a alegrar de no haber invertido en un somier o una cama pequeñita. Alguna vez la usábamos para leer algún cuento y quitarnos el remordimiento de tener un colchón ahí en el suelo ocupando espacio (que no vamos sobrados).

Para

nosotros

  mí colechar fue la forma de no perder la salud mental ni física. Y digo para mí con uso de razón. Mi marido compartió conmigo las primeras semanas de despertares, pero a medida que pasan los meses te vas quedando más sola que la una y llegas a pensar que eres la única persona despierta en el universo a esas horas. Muchas pensamos "ya que yo no descanso que descanse él". Tampoco estaría demás que este pensamiento fuera al contrario en algunas ocasiones chicos. Que sí, que hay papás que se despiertan tanto o más (no sé donde, pero los hay) pero desde luego, en base a lo que yo he vivido y a las experiencias que he podido recibir a lo largo de todo un año hablando con decenas de familias, cuando estamos lactando, el peso de las noches recae al 99% en las mamás.
No hablo de otros aspectos de la crianza, tan sólo de las noches. Ahora me pueden caer todo tipo de críticas por decir esto, pero es así. Si tú o tu marido sois del 1% restante no os deis por aludidos. :)
Está claro que las tetas las tenemos nosotras. Sí, pero cuando estás al borde de la pérdida de salud física y mental se agradece que alguien te cuente un chiste en mitad de la noche, que te traigan una infusión o que te hagan un masaje para volver a conciliar el sueño. ¡Algo para sentirnos mejor y más acompañadas en las largas noches de teta, despertares y caras hinchadas!

Reconozco que yo hice colecho por el bebé pero también por mí. No hubiese aguantado levantarme cada vez que lloraba y desvelarme. Las últimas noches de muchos despertares ya eran casi como un flash. Muchas veces no conseguía ni recordar cuántas veces se había despertado a lo largo de la noche. Acabó convirtiéndose en algo casi automático. Tenerlo junto a mí en su cuna colecho me ayudó mucho a no desvelarme tanto. (En realidad no era una cuna colecho. Era una cuna normal de ikea a la que le quitamos una pared).

(Ya no os cuento mi cara cuando después de una noche torera mi marido me decía por la mañana... "Vaya Marta, parece que ya va durmiendo mejor")

Así, a base de algún avance y muuuchos retrocesos sus ciclos de sueño fueron alargándose cada vez más hasta llegar a dormir toda la noche sin despertarse. El proceso notable de mejora empezó a los 15/16 meses y se estabilizó aproximadamente hacia los 17/18 meses.

El peque siempre solía dormirse a la teta. Le relajaba y aceleraba el proceso. Hacia los dos años tuvo una crisis y de pronto hubo otro retroceso, después de bastantes meses durmiendo bien. En ese momento de crisis estuve a punto de abandonar la lactancia. En esta etapa recuerdo que yo era para él una teta andante. Posar mi culo en el sofá y sacar la teta eran la misma cosa. Fueron unas semanas duras, extenuantes. Supongo que la falta de sueño no la tomas igual al principio que cuando llevas dos años de cansancio acumulado. Esta crisis duró unos dos meses, más o menos. Después tal y como vino se fue. (No sin antes haber hecho cientos de teorías. Es que le duele esto, es que le pasa aquello...)

En todo este tiempo el peque dormía con nosotros en la cama. Solía dormirse en su cuna colecho aunque a veces se adueñaba del medio de la cama de matrimonio y nosotros nos conformábamos con 10 cms de colchón en la esquina. Alguna noche acabé con medio cuerpo en la cuna y el otro medio en el suelo. A pesar de estos "mínimos" inconvenientes disfruté mogollón del colecho cuando las noches empezaron a fluir. Nos encanta dormir con él. Verle acurrucadito, contar cuentos, historias y despertarnos a su lado, era tan bonito dormir de nuevo... Y tan bonito tenerle cerca que se te olvidaban los 10 cms de colchón que te habían quedado.

En esta cuna colecho ha estado durmiendo todo el tiempo. Hace un año empezamos con la Ruta Montessori por toda España. Casi cada fin de semana dormíamos en hoteles distintos. El peque nos ha acompañado en, prácticamente, todos los viajes. Él dormía con nosotros en la cama de matrimonio del hotel. En algunos hoteles, al poner en la reserva que íbamos con un niño de 3 años, nos empezaron a poner una cama supletoria (sólo en algunos) y al peque le hacía gracia la idea de tener su propia camita en la habitación de papi y mami. Ese fue el primer paso. La mayoría de camas supletorias estaban a un metro o menos de nuestra cama y muchas veces a mitad de la noche hacía un cambio. Aparecer por la mañana con un pie en la cara son de esas cosas que se van convirtiendo en normales cuando duermes con un niño de tres años.

Hace como un mes volvimos unos días a casa después de estar unos meses trasladados al sur de España. Pensé que podía ser el momento de invitarle directamente a dormir en su cama especial y usar su propia habitación.

Así lo hicimos y aceptó sin reparos. "Claro, mami. La cuna ya se me habrá quedado pequeña ¿Verdad?"
Así de sencillo fue. Al final nos dimos cuenta de que todo el esfuerzo que parecía que nunca iba a dar sus frutos había resultado.
Esa noche le mostré cómo pedirme algo si me necesitaba por la noche. Hicimos una presentación al estilo Montessori. A él le encantan estos juegos de roles donde él puede hacer de él mismo o de mí. ¡Le chifla hacer de mamá!

La primera noche me llamó a los cinco minutos porque necesitaba agua. Me levante y se la dí. Le mostré que me podía llamar cuantas veces necesitase porque yo iba a acudir. También le mostré cómo encontrar el agua si se despertaba por la noche.

Al rato se presentó en nuestra habitación porque se había acordado de que no nos había dado un abrazo. "Claro cariño, puedes dármelo ahora. ¿Ahora quieres que te acompañe de nuevo a tu cama o vas tu sólo?

Bueno, creo que hubo como 3 o 4 llamadas que atendí con paciencia y cariño (en el fondo yo estaba con un remordimiento y una pena horrorosos). Después de 10 minutos sin llamadas mi marido y yo empezábamos a preocuparnos. Esto ya va de serie cuando eres padre/madre, la preocupación va contigo el resto de tu vida (también lo de la culpa). Recuerdo que nos levantamos  con mucho sigilo para ver si estaba bien, y ahí estaba él, en contra de todo pronóstico, dormido plácidamente. Ese fue justo el momento en que supe que mi bebé ya no era mi bebé. Ya era un niño y había caminado hacia adelante.

A día de hoy aún me sigue llamando alguna vez después de estar en su cama. Algunas noches que veo que está más despierto espero y le canto una canción, contamos más de un cuento, o hacemos un masajito. Algo que siempre trato de dejarle claro antes de dormirse es que yo voy a acudir siempre que me necesite.

Hace un par de semanas se fue de camping con su prima. Estuvimos tres días sin vernos. La segunda noche fuera me llamó llorando diciéndome que quería dormir con mami y menos mal que mi marido puso una nota de cordura a la situación porque yo me hubiese cogido el coche a esas horas y me hubiese ido a buscarlo sin mirar atrás. La noche que llegó a casa dormimos juntos de nuevo. Esa noche nadie se planteó que fuese a dormir a su cama. Todos lo necesitábamos. La crianza respetuosa es sentido común, es seguir al niño y a la familia.

Normalmente cuando tenemos prisa en estos procesos suele ocurrir justo lo contrario: todo va más despacio. Desnaturalizar los procesos hace que se conviertan en algo forzado, incluso traumático, aterrador en ocasiones para el niño.

A día de hoy sigue durmiendo en su camita, plácidamente. Cada vez el proceso de dormirse es más autónomo. Cumple 4 añitos a finales de Agosto y se ha ido antes de lo que pensábamos. Sobre todo quiero dejar claro que no hay una edad ideal para dar el salto, que cada niño debe seguir su ritmo y respetar su proceso natural.

Hoy siento que seguir su ritmo ha permitido que sea un proceso natural, sin traumas, sin llantos innecesarios, sin forcejeos, sin prisas.
Sigue siendo un niño muy muy demandante pero a base de darle seguridad hemos conseguido que este proceso sea lo más normal posible para él y para nosotros.

Recuerdo que cuando empecé el blog escribí un post sobre el sueño. Todavía seguíamos en una etapa complicada. Y recuerdo escribir las palabras "Todo pasa, todo llega. Disfrutemos porque todo pasa antes de lo que pensamos y seguro que algún día lo echaremos de menos"

Hoy acabo este artículo con un nudo en la garganta. Ya no le veremos todos los días a nuestro lado cuando nos despertemos, ya no nos cogeremos la mano para dormir cada día, ya no nos susurrará a mitad de la noche al oído "mamá preciosa"...

Hoy se que el día en que lo empiezas a echar de menos es justo el primer día en que empieza a volar sólo y se va. Aunque sea a la habitación de al lado. Maquilla tus ojeras y ponle humor a la situación porque "TODO PASA Y TODO LLEGA".



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