Mi hijo no se concentra en nada, mi hijo se despista a menudo, mi hijo me desafía, mi hijo tira todo lo que está a su paso, mi hijo empuja, a mi hijo no le interesa nada... Estas son afirmaciones que estoy muy acostumbrada a escuchar en los talleres presenciales Montessori. Resulta curioso cómo establecemos juicios rápidos sobre el"comportamiento" de los niños sin pararnos a observarles.
Es muy común ver cómo las causas de estos comportamientos se buscan en el niño y se tratan de corregir a base de premios y castigos, pero esto es igual que ver una planta mustia en sus hojas y echarles pintura verde para sanarlas. Hay que trabajar sobre lo que está debajo, cuidar la tierra, regarla...
Con los niños pasa lo mismo: hay que observar sin juicios: cómo
se mueven, qué eligen, cómo son sus expresiones, cuánto tiempo pasan con
una tarea, de qué manera es la secuencia de acciones, si hay orden en
sus movimientos, cómo mueve sus manos...
Observando objetivamente a los niños puedes llegar a descifrar lo
que sus palabras todavía no expresan. Los niños nos hablan
continuamente con sus acciones. Es como un lenguaje en clave que los que
estamos a su lado tenemos que aprender a observar y descifrar.
Realmente la observación es todo un arte que hay que entrenar.
De hecho, en los entrenamientos como guía, pasamos bastante tiempo aprendiendo a observar y practicando la observación primero con objetos, luego con animales y por últimos con niños. El método Montessori está basado en la observación científica del niño, una observación donde no caben las opiniones, ni nuestras percepciones, ni tampoco los juicios de valor. Es una observación rigurosa y precisa basada exclusivamente en lo que se ve. Para que la observación tenga sentido el niño tiene que poder tener libertad de elección. De lo contrario, sería una observación edulcorada, condicionada por lo que le damos y le permitimos al niño.
Muchas madres y padres comentan que los niños no quieren jugar solos, sin embargo cuando ellas/ellos intervienen en el juego construyendo, dibujando, creando... Los niños paran, dejan que hagan los mayores. El juego libre, para que realmente sea libre, tiene que permitir movimiento, elección, creación... Por eso cuanto más desestructurados, naturales y sencillos los materiales más conclusiones podremos extraer sobre "el momento vital" del niño. De la misma manera, cuanto más sigilosa sea nuestra presencia, más libre se sentirá el niño y mejor podremos conocerlo.
Nunca hay que buscar las causas en los niños, siempre en lo que pasa a su alrededor: circunstancias, ambiente, riqueza afectiva, lenguaje que escucha, tipo de relaciones que observa...
¿QUÉ NOS DICE EL JUEGO DE UN NIÑO?
1. Nos habla sobre su autocontrol; la velocidad de movimientos, los impulsos que vemos, el orden o desorden de acciones, los tiempos de espera, la forma de recoger... Son cuestiones a observar. Muchas veces vemos a niños que destruyen construcciones, estos arrebatos obedecen a impulsos que los propios niños no son capaces de controlar porque puede más su necesidad de empujar, de escuchar el sonido (causa-efecto) que su capacidad de desarmar despacio para cuidar del material.
2. Nos habla sobre sus emociones: el niño expresa
muchos sentimientos a través del juego y el arte: los colores que elige,
lo que susurra, los trazos o el tipo de creaciones son puntos es los
que fijarnos.
3. Nos habla sobre sus intereses y necesidades: el
juego libre con material desestructurado nos puede hablar sobre algunos
de los intereses y necesidades de los niños (arrancar, lanzar, apilar,
golpear, ordenar, clasificar, lenguaje, matemáticas,...) Una vez
observadas, tenemos que pensar qué podría cubrirlas de tal manera que el
niño tenga en su ambiente la posibilidad de canalizar.
5. Nos habla sobre sus habilidades/dificultades para socializar: Cuando
un niño se encuentra en un ambiente con más niños o adultos podemos
observar de qué manera interactúa, cómo interviene, cuándo, su tono de
voz, la espera o no en los turnos...
6. Nos habla sobre el equilibrio que está siguiendo su desarrollo (cuerpo y mente) y posibles desviaciones: tanto
los niños que no eligen nada, que pasan desapercibidos, que se muestran
inapetentes, aburridos la hora de interactuar con su ambiente, como los
niños que van de acá para allá sin fijarse en nada, que "alborotan",
que se mueven de forma rápida y brusca... Manifiestan fugas o barreras
en su energía que pueden salir con un acompañamiento emocional sano y un
buen ambiente físico a su alrededor que cubra sus sensibilidades.
7. Nos habla sobre lo que le hace daño en su entorno:
los niños reproducen a veces en el juego situaciones que tienen
enquistadas, o formas de relacionarse que no ve coherentes... Con sus
diálogos, su forma de crear, la delicadeza o agresividad de sus
movimientos, el orden o desorden de su trabajo...
8. Nos habla sobre lo que le hace feliz en su entorno:
de la misma manera el niño reproduce también lo que le da un
sentimiento de alegría. Tienden a reproducirlo una y otra vez, a hablar
sobre ello, lo evocan... Así como lo que admiran de alguien o de algo.
9. Nos habla sobre la esencia de su carácter (fuerte o débil): podemos
observar el papel que asume en el juego, los roles que hay, situaciones
que reproduce, tipo de movimientos, si hay toma de decisiones,
iniciativa...
10. Nos habla sobre nosotros: por último, está claro
que los niños nos espejean continuamente, si quieres trabajar sobre ti
mismo como padre o madre, los niños son auténticos maestros para sacar
nuestra mejor versión, observa al niño para empoderarte, potenciar lo
bueno y trabajarte.
¿CÓMO HAN DE SER LOS MATERIALES PARA UN JUEGO RICO QUE NOS HABLE DEL NIÑO?
Naturales: que pongan en funcionamiento los sentidos del niño.
Desestructurados: para que el niño pueda crear y trabajar con ellos siguiendo sus propios intereses y sensibilidades. Cuanto más acotados los elementos que le ofrezcamos más acotamos su forma de actuar y pensar.
Variados: Si el niño tiene variedad de materiales, nos podremos fijar qué escoge. Las formas, los colores de los materiales que elige hablan también sobre sus emociones.
Suficientes y justos en cantidad: No por tener cientos de materiales el juego va a ser más rico. Al contrario, la cantidad tiene que ser la justa como para que el niño pueda desenvolverse con ella: sacar, ordenar, mover, crear y recoger...
Ordenados, visibles y accesibles: La forma de presentar los materiales influye decisivamente en el tipo de juego y en el orden o desorden de acciones del niño. Lo que inspira la presentación se convierte en su orden o desorden mental e influye en su subconsciente a la hora de pensar, moverse y actuar.
IDEAS DE MATERIALES:
Voy a darte algunas ideas de ejemplo de materiales que en casa hemos probado y "funcionan" a la hora de inspirar un juego libre y rico.
Materiales naturales: que los tienes gratis en la naturaleza y son piedras, piñas, palos, arena coloreada o natural...
Materiales de grimms: en casa tenemos varios de estos materiales. También los he utilizado para regalar.
Estos que ves en las fotos y que tienen mucha versatilidad, por su forma, colores y sencillez son:
Materiales de Grapat: es otro ejemplo de marca que me gusta, porque además de ser artesanal todos sus elementos son muy sencillos, ricos y variados en colores y formas e inspiradores.
Todos estos materiales se pueden combinar de todas las mil y una maneras que se le ocurran al niño.
Algunos de los que ves en las fotos son:
Por cierto, te cuento que si estás pensando en hacerte con alguno de estos materiales para regalar o ya incluso de cara a navidad hay una tienda donde los puedes encontrar ahora muy bien de precio. ¿Cuál? La tiendita se llama Juguear y me han avisado de que tienen por su tercer aniversario descuentos directos de hasta el 30% y te regalan además una bolsita tote bag si pides más de 35 euros. ¿Cuánto dura esto? Desde el Martes 15 de octubre a partir de las 17.00h hasta el domingo día 20 de octubre a las 23.59h.
¿Qué te han parecido estas ideas?
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