15.8.21

#pequefelicidad-CÓMO CONTROLAR TU IRA ANTE LOS DESAFÍOS DIARIOS DE LA CRIANZA

 

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CÓMO CONTROLAR TU IRA ANTE LOS DESAFÍOS DIARIOS DE LA CRIANZA


Hace unos días compartí en facebook una frase que decía:

No existe niño difícil. Lo difícil es ser niño en este mundo de gente cansada, ocupada, sin paciencia y con prisa.

Algunas madres me han escrito preocupadas y culpabilizadas por no saber gestionar situaciones "difíciles" con sus hijos. Uno de los grandes problemas ante los desafíos diarios de la crianza es que perdemos los nervios con facilidad. Nuestra paciencia escasea y eso nos empuja a gritar, a decir cosas que no pensamos, hablar sin respeto a los niños...

La Dra. María Montessori dice en uno de sus libros (El niño) que uno de los grandes retos de un guía Montessori es, precisamente, aprender a controlar su ira.

¿A qué tipo de situaciones difíciles me refiero?

Actitudes aparentemente desafiantes del niño como por ejemplo:  El peque se suelta y se escapa corriendo, el niño tira un espejo, pinta en un mueble, grita y no para de moverse en un lugar tranquilo en el que se requiere silencio, nos habla mal en público, se pone fuera de sí en un momento delicado...

Estos son sólo algunos ejemplos de las innumerables situaciones que podrían darse cualquier día habitual en una familia. Me atrevería a decir que, incluso, son situaciones NORMALES.


¿Por qué se producen estas situaciones complicadas?

La mayoría de las veces se producen porque no estamos respetando (directa o indirectamente) las necesidades del niño. Es difícil compaginar las necesidades de un niño con nuestras propias necesidades. El mundo adulto tiene un mal llamado "necesititis". Creemos que necesitamos una casa limpia, un coche lujoso, necesitamos un trabajo de prestigio, tener la nevera a tope, necesitamos ropa moderna, necesitamos estar en las RRSS...

El problema es que esta "necesititis" nos aleja de lo esencial. Nos cuesta dar prioridad a nuestros hijos por encima de nuestras ocupaciones y nuestras necesidades ficticias.

Nos cuesta adaptarnos a su ritmo más lento, nos cuesta entender su necesidad de movimiento, su necesidad de aprender y experimentar las cosas por sí mismo.

Estas situaciones difíciles son, en muchas ocasiones, la consecuencia, (directa o indirecta) de no respetar las necesidades naturales del niño.


Te propongo un reto que te demostrará mucho a tí mismo como padre/madre: 

Dedica un día completo a tu hijo. Por y para él: Esto conlleva apagar el móvil, hacer cosas juntos, centrar tu atención en él/ella, escucharle, responder a sus preguntas, y estar por y para él todo el día. Tu debes estar tranquilo, centrado en el niño/a, libre de otras ocupaciones y preocupaciones.

Si te centras en seguir al niño, verás como esas situaciones difíciles se minimizan. Esto no quiere decir que vayan a desaparecer pero sí se van a reducir en gran parte. 

Ya, seguro que ahora estás pensando que es una utopía y que yo no voy a ir a hacer tus obligaciones diarias por tí. Efectivamente. Esto sólo es un reto para demostrarte a tí mismo que el problema no está en tu hijo/a, si no en nosotros mismos.

Hay rabietas inevitables por la falta de control de las propias emociones  y situaciones que se producen incluso por accidente


¿Podemos prevenir estas situaciones complicadas que se dan en la crianza de un niño?

La respuesta es sí y no. Podemos prevenir algunas situaciones difíciles, pero no todas ¿Por qué?

1. Porque algunas se producen como consecuencia de que los niños no saben aún gestionar sus emociones.

2. Porque NO somos padres o madres perfectos. Somos seres humanos y nos podemos despistar, podemos tener un mal día, podemos bajar la guardia...

La buena noticia es que muchas de ellas pueden evitarse.

15 tips muy rapiditos para prevenir situaciones difíciles en el día a día de la crianza:

1. Aprende a priorizar, delegar y gestionar el tiempo que necesitas para otras tareas. 

2. Evita el sueño y el hambre (son dos grandes aliados de las rabietas)

3. Crea rutinas y trata de dar autonomía al niño para seguirlas. Aprende cómo aquí
4. Haz con tu hijo a diario algo que le guste  ¿Ya lo has hecho hoy? (cocinar, pintar, leer un cuento, cantar, construir, salir al parque...)
5. Hablale sobre las emociones, cómo nos hacen sentir... Te ayudarán algunos cuentos como estos
6. Da ejemplo con actitudes positivas y serenas ante situaciones complicadas.
7. No manipules su comportamiento con sobornos, chantajes, premios y/o castigos. Muestrale las consecuencias lógicas y naturales de sus actos.
8. Establece límites claros y concretos
9. No negativices sus acciones (No usen frase como estas: "siempre te portas mal, eres un niño desobediente, eres un caprichoso") y no abuses del NO (Esta palabra psicológicamente produce un rechazo en nuestro cerebro. Está demostrado científicamente)
10. Evita las prisas. Los niños siguen un ritmo slow y debemos aprender a respetarlo
11. Fomenta su autonomía: Deja que haga las cosas por sí mismo.
12. Crea un ambiente que le permita más libertad: Retira peligros, pon, por ejemplo, un escalón para que pueda lavarse las manos solito, un armario con ropa a su altura... En definitiva, se trata de que tenga libertad en su hogar y se sienta realizado.
13. Plantea al niño preguntas que le obliguen a tomar decisiones ¿Quieres comer carne o pescado? ¿Quieres ponerte esta gorra o ese sombrero? ¿Quieres jugar en este parque o en aquel?
14. Quiérele cuando menos lo merezca porque será cuando más lo necesite.


¿Cómo controlar nuestra ira para gestionar situaciones difíciles con los niños?

Esto es uno de los grandes retos que tenemos como padres. Cuando todo fluye (en milagrosas ocasiones) nos venimos arriba y hasta nos suena musiquita celestial de fondo y vemos corazones. Pero cuando el día se tuerce aparecen los grandes desafíos para unos padres que estamos hasta arriba con la casa, el trabajo, la colada, la comida y la casa que parece la zona 0 del huracán Mitch.

¿Por qué nos resulta tan difícil controlar la ira en estos momentos? (Refresca la primera frase del post) Estamos agotados, nos sentimos infelices, agobiados, saturados, frustados, culpables, y además puede que a nosotros de niños nos hayan tratado así, por lo que es una respuesta que llevamos interiorizada...  Es fácil descargar nuestra ira con alguien que sabemos que nos profesa amor incondicional por más que le gritemos; El niño.

Te propongo 6 técnicas que te ayudarán a controlar tu ira en esos momentos complicados de la crianza:

1. Haz visualizaciones: 

Toma unos minutos diariamente para visualizarte respondiendo de forma calmada ante una rabieta o una situación de tensión. Trata de imaginarlo de la forma más precisa y detallada. Imaginate cómo alientas y respetas a tu hijo de forma tranquila y sosegada durante una rabieta, o en una situación difícil. (Imagina que le hablas a su altura, mirándole a los ojos, que esperas paciente a que se tranquilice...). Este ejercicio es un entrenamiento que te ayudará a estar preparada para el partido.
Esta técnica la utilizan algunos grandes deportistas para mejorar su rendimiento y sus resultados son sorprendentes.

2. Cultiva tu bienestar y fortaleza emocional: 

La psicología cognitiva creo que es una de las mejores terapias. No se trata de convencernos de que todo en la vida es de color de rosa. Si no de que podemos ser felices a pesar de las dificultades. Miles de personas con más problemas que los nuestros lo son ¿Por qué no nosotros? Hay personas que sufren un accidente grave y  aprovechan para superarse a sí mismos, aprenden a valorar más los pequeños detalles del día a día, hacen cosas útiles por los demás, fundan una asociación, se lanzan a hacer deporte, y aprenden a vivir felices a pesar de su problema. No puedo más que recomendarte tres libros maravillosos sobre los que ya te he hablado en otras ocasiones y que para mí han sido un auténtico tesoro y apoyo. Son los libros del famoso psicólogo Rafael Santandreu.
Te dejo los tres títulos. Si pinchas en los títulos puedes ir amazon y comprar directamente.

EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA

LAS GAFAS DE LA FELICIDAD

SER FELIZ EN ALASKA: MENTES FUERTES CONTRA VIENTO Y MAREA

Prometo hablarte con más calma sobre ellos porque creo que merecen un post. No son libros de crianza pero nos pueden ayudar tanto...

3. Dedicate algo de tiempo a ti mismo/a:

Bueno y esto lo dice la que llevaba el pelo por la cintura porque no había podido ir a la peluquería en los últimos dos años... (consejos vendo que para mí no tengo).
Este año pudimos hacer un viaje mi marido y yo a solas (la primera vez que nos separabamos del peque más de unas horas). Lo hicimos en un momento complicado por ciertas circunstancias pero fue tan gratificante...
Ciertamente estábamos en el viaje como si nos faltara una pierna sin nuestro Rayito, pero realmente cuando volví supe que lo necesitaba.
Las madres nos sentimos culpables si nos separamos un minuto de nuestros hijos, porque no nos queremos perder nada. Pero muchas veces deberíamos sentirnos más culpables por estar todo el tiempo sin estar.
Quizá vale más buscar media hora al día para ti y estar el resto del día más consciente, más atenta, más presente... ¿no crees? Delega y cuida tu salud física y emocional dedicando algo de tiempo para ti. (No hace falta que sea mucho, bastará con ALGO)
Practica la relajación, entrena el autocontrol, medita. Ya te he comentado en varias ocasiones que el mindfulness es un tipo de meditación que nos ayuda a estar más serenos y conscientes y viene muy bien como técnica de apoyo para una crianza consciente. Puedes profundizar sobre este tipo de meditación aquí
Deporte, una sesión de spa o de belleza, un hobbie... Algo que te guste y te sirva para desconectar y reconectar...

4. Piensa cuánto quieres a esa personita

Piensa cuánto quieres a esa personita y repítete a ti mismo que vas a ayudarle. ¿Están satisfechas todas sus necesidades? ¿Le estoy dedicando suficiente atención? ¿Me comunico con él con el respeto que le tendría a un adulto?
La forma en que gestiones esas situaciones, condicionará su actitud adulta ante los problemas.

5. Antes de estallar con el niño delega, respira y vuelve más serena/o

Hay veces que sentimos que no somos dueños de nosotros mismos y no somos capaces de ver las cosas con objetividad y claridad.
Esos sentimientos oscuros nos llevan a demonizar en nuestra mente al niño. A veces influye la presión social ("le deja hacer lo que le da la gana", "conmigo ese niño estaba más firme que una vela" "Que niño más maleducado"...).
Cuando sentimos que necesitamos un respiro es mejor delegar en alguien que esté más relajado y preparado para afrontar la situación de forma objetiva; por ejemplo; nuestra pareja.
Cuando durante el día ha habido varias situaciones difíciles, en nuestra mente vamos construyendo una serie de pensamientos y cuestiones sobre nuestro tipo de crianza. Nos cuestionamos a nosotros mismos, cuestionamos nuestros Métodos, dudamos de nuestra forma de crianza...
Estos pensamientos son los que debemos desmontar en nuestra mente con argumentos racionales.
Los niños tratados con respeto aprenden respeto, crecen más sanos emocionalmente, aprenden a ser positivos, a ser empáticos, y aprenden a gestionar situaciones difíciles.
Puede ayudarte pensar al final de la jornada en las situaciones complicadas que habéis vivido durante el día, piensa en cómo las has resuelto y qué podrías haber hecho para afrontarlas de forma más serena y respetuosa.

6. Trata de entender cómo funciona el desarrollo del niño.

Si los padres estuviésemos informados de cuáles son las necesidades naturales de los niños aprenderíamos a responder mucho mejor ante ellas. Conocer a tu hijo te ayudará a guiarle y acompañarle en esos momentos más complicados.

  • Un niño necesita moverse
  • Un niño necesita conocer el mundo a través de sus sentidos
  • Un niño necesita amor y contacto
  • Un niño necesita autonomía
  • Un niño necesita dormir lo suficiente
  • Un niño necesita estar bien alimentado
  • Un niño necesita límites
  • Un niño necesita libertad
  • Un niño necesita un ambiente preparado a su medida
  • Un niño necesita a alguien que le guíe desde el respeto y la empatía
  • Un niño necesita ejemplo
  • Un niño necesita SER NIÑO

Nuestros hijos son las personas a las que más queremos. Debemos ayudarles a ser adultos sanos a nivel emocional y tratar de ser nuestra mejor versión. La maternidad es agotadora pero preciosa, dura pero feliz, absorbente pero motivadora. Es un reto diario para mejorar y crecer como seres humanos. Un desafío para aprender a ser más humildes, aprender a pedir perdón cuando nos equivocamos y gritamos...

La maternidad/paternidad es un momento perfecto para ser mejores, aprender a ser más felices, aprender que la vida es cambio constante. Estas situaciones difíciles suceden a diario en mi hogar, y en el de mi vecino, y probablemente también en el tuyo.

Es un error pensar que debemos ser madres o padres perfectos, yo no lo soy, nadie lo es

Yo no soy mejor madre que tu, ni más perfecta. Pierdo los nervios, grito a veces, me culpabilizo, me frustro, me agobio... Y vivo situaciones difíciles

a veces frecuentemente

a diario.

Hoy venía caminando por la calle de camino a casa con 33 grados, carrito de una mano, niño agarrado al carrito y bolsas de otra. Segundos antes de pasar por unos grandes almacenes mi hijo se escapó corriendo y tuve que correr detrás desesperada porque pensaba que un coche le pillaría. Le llamaba desesperada y él corría más rápido y se reía, incluso cruzó un paso de cebra corriendo. Mientras, yo me desgañitaba corriendo detrás de él impotente, pálida, pensando en el peor desenlace. Una madre que tuvo que soportar las miradas de los que me veían correr, miradas de pena, de lástima, de "no sabe controlar a su hijo"... Una madre que cuando por fin lo tuvo consigo le gritó, le riñó con toda su ira e impotencia mientras él se tiraba al suelo con una rabieta monumental, trataba de pegarme y me llamaba "mala". En frente nuestro, una señora se reía de la situación . De una situación que a mi me había producido la mayor de las angustias hace medio minuto, que me estaba produciendo agobio, frustración y ganas de llorar...

Soy humana, pero pido perdón a mi hijo, como me gustaría que lo hiciesen conmigo. Trato de poner remedios, de buscar mi calma, de mejorar. No siempre lo consigo pero se que me hijo valorará el esfuerzo mañana.

A los pocos segundos cuando por fin recuperé el color después del susto y me tranquilicé respirando, él todavía seguía con su rabieta.
Primero me puse a su lado a su altura, me olvidé de la señora y le miré "¿Estás bien? Me he puesto nerviosa porque pensé que podría haberte pillado un coche. Siento haberme puesto así pero no puedes correr así por una calle donde hay coches porque algo podría pasarte". El niño comenzó a llorar pero sin rabia...
Nos abrazamos, y rápidamente cambié de tema para distraerle. Al llegar a casa hablamos de lo ocurrido y nos pedimos perdón...

SOMOS MADRES, SOMOS HUMANAS.  NO SOMOS PERFECTAS. APROVECHEMOS LOS DESAFÍOS DE LA MATERNIDAD PARA CRECER COMO PERSONAS

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POR FA

¿Cómo respondes ante situaciones difíciles en la crianza? ¿Cómo controlas tu ira? ¿Has tenido alguna situación de este tipo? ¿Cómo lo has resuelto?