Durante mucho tiempo hemos escuchado sobre el Método de María Montessori, y de sus espacios educativos para los niños, pero muy pocos sabemos los principios con los cuales se desarrolló esta teoría.
Las ideas de María Montessori tienen como base los principios del pedagogo Alemán Friedrich Fröbel, los cuales son principalmente: la libertad, la actividad espontánea y la individualidad.
Montessori prefiere la actividad que invita la concentración solitaria y al desarrollo de una vida interior, observando en los principios de sus investigaciones la atención concentrada en el trabajo del niño al hacer y deshacer repetidas veces una misma cosa, Montessori cree encontrar en esta situación un recurso funcional de manera pedagógica.
Dentro de este primer periodo, María Montessori siente asombro por esta gran concentración que los niños a temprana edad pueden llegar a tener, y pone de ejemplo el juego que provoca la atención concentrada, propia de la limitación que corresponde a su actividad.
Dentro de sus principios pedagógicos Montessori cree que la libertad en las actividades del niño son necesarias para estimular el sentimiento de personalidad, acostumbrándolo a crear por sí solo la tareas pertinentes de su edad. Para ello, es indispensable modificar dos cosas, la solicitud del adulto y el ambiente:
- El adulto se debe limitarse a sólo ayudar y no actuar en lugar del niño, de no hacerlo así, estaríamos obstaculizando la expansión de su desarrollo, deteniendo en cierto grado el desenvolvimiento infantil. En otras palabras, no lo vistas, enséñale a vestirse, no lo bañes, enséñale a bañarse, no le des de comer en la boca, enséñale a comer.
- El ambiente tiene que ser distinto a una escuela tradicional, el mobiliario será tan ligero que un niño de 4 años lo pueda mover, los pupitres no tienen espacio en esta sala y son cambiados por sillas adecuadas a su anatomía y de diferentes formas y materiales como la madera y el mimbre, las mesas serán cuadradas, pequeñas y unipersonales de distintos y colores.
El niño debe sentirse con la libertad de dirigirse y guiar su atención a donde más le convenga. Montessori impone en su enseñanza no forzar al niño y suspender la lección cuando no hay un estado de ánimo favorable al aprendizaje, dejándolo para otra oportunidad.
Este método ha dado frutos convenientes en muchos países, fortalece el autocontrol, los vuelve autosuficientes y autodidácticos. Propone que los padres y educadores sean guías de sabiduría y no sobreprotectores. En mi Libro Mágico sabemos la importancia que tiene la educación en los niños tanto en la escuela como en el hogar.