1.2.21

El abecedario de la felicidad

 

La felicidad, eternamente codiciada por el ser humano, es el fin último que muchos ansiamos alcanzar. Nos obcecamos en encontrarla pero no sabemos muy bien por dónde empezar a buscar. ¿Qué es la felicidad? ¿Dónde y cómo encontrarla? Con motivo del Día Internacional de la Felicidad, 20 de marzo, EFEsalud se aventura a desgranar la felicidad: de la A a la Z

Cuando hablamos de felicidad, solemos tender a subestimar la complejidad del propio concepto. Sin embargo, la felicidad ha sido objeto de estudio y de reflexión durante siglos, por lo que, pensar que la podemos encasillar dentro de una única definición hermética es una idea poco realista.

En lugar de definir la felicidad, EFEsalud ha contado con el asesoramiento y la colaboración de Silvia Álava Sordo, doctora en psicología clínica y de la salud y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, para hacer un recorrido sobre algunos de los elementos que la componen.

Además de las aportaciones de la psicóloga Silvia Álava, hemos utilizado como fuente de apoyo el libro “Deconstruyendo la Felicidad” de Margarita Álvarezex presidenta del Instituto Coca-Cola de la Felicidad y una de las 50 mujeres más poderosas de España, según Forbes, así como aportaciones puntuales de la Organización Mundial de la Salud y del  nuevo libro del maestro zen Thich Nhat Hanh, ‘Sin barro no crece el loto’.

Así hemos forjado nuestro Abecedario de la Felicidad

Amor: Una de las palabras fundamentales en relación con la felicidad. Darlo y recibirlo. Empezamos este abecedario hablando de lo que muchos consideran como el pilar elemental de la felicidad, más allá del amor romántico. “No se trata únicamente del amor en pareja -precisa Silvia Álava-, hay muchos tipos de amor. Se puede ser muy feliz sin tener una pareja, uno de los mitos que más se suele relacionar con la felicidad”.

Alegría: Una emoción totalmente asociada a la felicidad, pero la psicóloga contextualiza: “Ser feliz no significa estar siempre alegre, sino tener una buena inteligencia emocional; ser feliz implica ser capaz de percibir y gestionar todas nuestras emociones. Puedo ser tremendamente feliz sabiendo que hay días en mi vida en los que voy a estar triste.”

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La psicóloga Silvia Álava nos ayuda a desengranar los componentes esenciales de la felicidad

Bienestar: Según la Real Academia Española, es el “conjunto de cosas necesarias para vivir bien”. “La salud mental y el bienestar son fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar, manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y disfrutar de la vida”, añade la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por otra parte, no podemos hablar de bienestar si no hay asimismo bienestar emocional.

Compasión: Ser compasivos hacia los demás está muy ligado a la empatía y a saber perdonar, factores concluyentes en la construcción de la felicidad. La autocompasión es algo que solemos obviar, a pesar de que es igual de importante. considera Silvia Álava.

Dinero: ‘¿El dinero da la felicidad?’ La eterna y enigmática pregunta ya convertida en todo un tópico. A pesar de la multiplicidad de respuestas contrapuestas, según diversos estudios, podemos concluir que el dinero no sirve para comprar la felicidad, pero sí da bienestar.  

Decisión: Marcarnos objetivos y metas contribuye a nuestra felicidad. Pero “debemos tener en cuenta qué tipo de meta nos estamos marcando: tiene que ser una meta realista y realizable. Si no lo es, nos sentiremos frustrados al ver que somos incapaces de alcanzarla”, advierte la experta.

Empatía: Es la capacidad que nos permite “ponernos en la piel” de otra persona para comprenderla mejor. Esto nos hace más tolerantes en las interacciones sociales, como recoge uno de los artículos publicados en EFEsalud. 

Fidelidad: “Ser fiel a nuestros pensamientos, a nuestros valores y a nuestros ideales es importante”, remarca Álava. La tranquilidad de conciencia y las emociones positivas asociadas a ser uno mismo son parte de la fórmula de la felicidad.

Gratitud: Existe una correlación directa entre ser agradecido y ser feliz. “La gratitud es saber dar las gracias. Pero no ‘gracias’ por mera educación, sino ese ‘gracias’ que te sale de dentro cuando, tras un ejercicio de introspección, reconoces lo que los demás han hecho por ti y agradeces lo que tienes”, explica la psicóloga que nos guía en este Abecedario.

Humor: También pone Silvia aquí el acento. El sentido del humor y la risa tienen una influencia directa sobre nuestra salud física y mental. “Tener sentido del humor es tener la capacidad de ser críticos y ver una situación desde otra perspectiva. El hecho de ver las cosas desde otras perspectivas nos ayuda a desdramatizar situaciones”, explica. “Además, reírse ayuda mucho, es muy saludable.” Está comprobado que reírse ayuda a rebajar el nivel de estrés, la hipertensión y algunas investigaciones apuntan a efectos reguladores sobre el sistema inmune.

Inteligencia emocional: Este concepto, tan analizado y evaluado desde que hace décadas lo acuñó Goleman, se traduce en la capacidad del ser humano de percibir, gestionar y comprender las emociones propias y ajenas.

Silvia Álava hace una consideración al respecto: “La inteligencia emocional no es solamente estar alegre. Nos enseña a utilizar las emociones a nuestro favor. Aprendemos que todas las emociones son información, por tanto, son buenas y útiles. Incluso las emociones “desagradables” como el enfado, el miedo o la tristeza, las podemos utilizar a nuestro favor porque no dejan de ser información”.  

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EFE/MDOP

Jovialidad: La juventud no es sinónimo de felicidad, pero sentirse joven por dentro puede serlo. Envejecer con actitud jovial, sintiendo que tenemos fuerza y energía para afrontar todos nuestros retos, afecta de manera positiva a nuestra felicidad.

Kinestesia: Es una disciplina de la ciencia que se enfoca en estudiar el movimiento humano. “Podemos relacionarlo con la felicidad en el sentido de mantenernos siempre activos, no parar quietos”, explica la psicóloga. Y es que una de las claves para vivir feliz y saludable es mantenerse siempre activo, tanto física como mentalmente.

Logros: Establecer metas, tener objetivos y propósitos nos ayuda a sentirnos, en general, realizados y felices. “Cuando somos capaces de valorar las cosas que hemos conseguido, nos sentimos mucho mejor en el día a día”, subraya Silvia Álava. 

Motivación: La motivación es el motor de la acción y el principal requisito para poder llevar a cabo nuestros objetivos y alcanzar aquellos logros que nos hacen felices, definen los expertos. Podemos decir que desmotivados estamos lejos de poder ser felices.

Neurofelicidad: Es una disciplina aplicada emergente que consiste en explicar los mecanismos biológicos cerebrales que subyacen detrás de la felicidad. En esta disciplina, se considera que la felicidad no se origina en la experiencia o en las circunstancias, sino que es el producto de un proceso químico en nuestro sistema nervioso, describe nuestra experta.

Optimismo: “Es la capacidad de de ver el lado positivo de las cosas y es una de las actitudes mentales que nos ayudarán a ser más felices”, afirma Álava. Una persona optimista es capaz de interpretar la realidad de una forma más beneficiosa para sí misma, evitando dejarse llevar por pensamientos negativos que distorsionan la realidad.

Perdón: “Perdonar significa dejar de llevar a nuestras espaldas una mochila llena de agravios”, explica la psicóloga. El perdón es una decisión que nos libera de todas aquellas emociones que nos lastran y nos impiden avanzar. Conseguir desarrollar esa “capacidad de perdonar a los demás y sobretodo de perdonarnos a nosotros mismos, juega un papel crucial en nuestra felicidad”, añade.

EQuilibrio: Entendido como el equilibrio de nuestras emociones. “Cuando conseguimos ese equilibrio emocional es más fácil alcanzar el bienestar y, por tanto, nos ayudará a ser mucho más felices”, enfatiza Álava.

Relaciones: “Lo felices que podamos sentirnos, a corto y sobretodo a largo plazo, depende en gran medida del tipo de relación que seamos capaces de establecer con la familia, los amigos, la pareja y las  personas que se nos cruzan en la vida”, asegura Margarita Álvarez.

Resiliencia: Uno de los elementos que influyen en nuestra felicidad es la sensación de que somos resilientes ante la adversidad. Tener esa “capacidad de salir fortalecido ante una situación vital estresante o traumática” es una forma de gestionar positivamente el fracaso y afecta de forma positiva a nuestra felicidad, estima la experta del Centro Álava Reyes.

Salud: Definida por la OMS, como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, es uno de los aspectos a los que más importancia dan las personas en relación con la felicidad. Y Silvia Álava resalta que nuestra actitud ante la enfermedad es un factor determinante:“Es cierto que ser feliz se complica cuando estás enfermo, pero siempre puedes trabajar en esa aceptación y tratar de ser lo más feliz posible. Hay gente que ante un catarro se hunde, mientras que otras personas con enfermedades muy graves consiguen estar bastante felices pese a la enfermedad”. 

”Está comprobado que la felicidad tiene un gran impacto en nuestra salud, física, emocional y mental. “Lo importante no es tanto estar sano para ser feliz como estar feliz para sentirse sano”,  concluye Margarita Álvarez.

Tiempo: Tener tiempo libre aporta felicidad, pero en su justa medida. “Si tienes muchísimo tiempo libre porque tienes muy pocas cosas que hacer, el tiempo se devalúa y deja de tener ese cariz que nos está aportando felicidad”, razona Silvia Álava.

Al igual que ocurre con el dinero, no se trata de cuánto tengas, sino en cómo lo inviertas. Otro aspecto muy importante a tener en cuenta es el carácter efímero del tiempo y, por tanto, la importancia de aprender a ‘estar en el presente’. Dalái Lama ya advirtió en su día del peligro que implica no hacerlo: “El hombre que está ansioso por el futuro no disfruta el presente. El resultado es que no vive ni el presente ni el futuro; vive como si nunca fuese a morir y entonces muere sin haber vivido realmente nunca”.

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EFE/UPI

Único: “Sentirnos únicos es importante para sentirnos feliz”, explica Álava, quien considera crucial darnos cuenta de que nosotros somos los únicos responsables de nuestra felicidad y los responsables de decidir que actitud tomar ante cualquier circunstancia que nos presente la vida.

Vínculos: Las relaciones que establecemos son un componente fundamental en la construcción de nuestra felicidad. Silvia Álava acentúa la importancia de  “mantener vínculos de seguridad: vínculos con nuestros padres, nuestros amigos, nuestros hijos… pues tener vínculos con los demás fortalece mucho”.

Wonderlust: Las páginas que hemos consultado definen esta palabra como “un fuerte deseo o impulso de recorrer y explorar el mundo”. Este término proviene del alemán y está compuesto por dos palabras: ‘wandern’ (vagar) y ‘lust’ (pasión), no tiene traducción literal al castellano pero sintetiza una filosofía de vida. Este deseo insaciable por querer explorar está asociado a la necesidad natural humana de querer conocer y nutrirse de otras culturas, algo positivo y sinónimo de felicidad para muchos.

EXplorar: Relacionado con la palabra anterior, explorar es, según Silvia Álava, “la capacidad para tener la mente activa y seguir siempre aprendiendo”, una actitud que nos conducirá a una vida más saludable y feliz.   

HYgge: Es el nombre danés que se ha utilizado para bautizar la idea de encontrar la felicidad en las pequeñas cosas. “Una vida feliz no es una felicidad monolítica y total, sino una felicidad cotidiana”, señala en su libro Margarita Álvarez. Para ella, la felicidad no es un estado de de nirvana constante  sino “la suma de momentos positivos con que nos encontramos cada día”.

Zen: Una de las enseñanzas más importantes del budismo es reconocer la existencia del sufrimiento para poder transformarlo. En lugar de oprimir nuestro sufrimiento, si lo aceptamos, podremos  transformar el dolor en felicidad y esto se puede lograr a través de la práctica del mindfulness o conciencia plena, tal y como explica el maestro zen, Thich Nhat Hanh, en su nuevo libro ‘Sin barro no crece el loto’. 

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La meditación y la naturaleza, elementos del estilo de vida de la medicina china. EFE/MARCELO SAYAO