Marián C:
Para empezar, me gustaría preguntarte, especialmente para todas
aquellas personas que no conocen todavía la metodología Montessori en
profundidad, ¿nos puedes resumir brevemente en qué consiste y cuáles son
sus principales diferencias en relación con otras metodologías
educativas?
Cristina S: La
educación entendida desde la perspectiva de la Dra. María Montessori es
una concepción nueva, incluso hoy en día, usualmente conocida como
Pedagogía Científica. Esto significa que es fruto de lo observado en los
niños y no parte de una teoría o corriente defendida ideológicamente.
La Dra. María Montessori pone en entredicho lo que se suponía tenía que
ser la educación de los niños y niñas, y se embarca en la observación de
niños y niñas de todo el mundo, descubriendo así la forma y naturaleza
en que aprenden los niños. Basándose en esa forma de aprender y de sus
necesidades, distintas en cada etapa de desarrollo, se va conformando la
filosofía y el método Montessori. En Montessori el niño está en el
centro de su propio aprendizaje, siendo la Guía -o maestr@- y el
ambiente preparado los otros 2 elementos que ayudan a cada niñ@ a hacer
florecer todas sus potencialidades.
Fundamentalmente, el niño nace con una
mente absorbente y con el “élan vital” que hace que aprenda y se
desarrolle de forma natural, el rol del adulto es alentar, y no impedir
este desarrollo natural que le es propio a cada ser humano. Crear un
ambiente en el que pueda ser autónomo y crecer en seguridad y confianza
en sí mismo es el primer paso para que pueda continuar otros
aprendizajes más complejos. En esencia se trata de una ayuda a la vida,
vida que se desarrollará para un bien mucho más grande, la paz para la
humanidad, si dejamos de ofrecer toda ayuda innecesaria por considerarse
un obstáculo al desarrollo natural de casa ser y tenemos fe en cada
niñ@.
Lo más
revolucionario es que el niño sabe lo que necesita y el hecho de poder
escucharse a sí mismo y ser su propio maestro en primer lugar supone un
cambio de paradigma para el adulto. A medida que va ganando en
autonomía, seguridad, desarrollo sensorial, lenguaje y poder de
observación, el niño va necesitando cada vez menos al adulto cuya
principal función es observar las necesidades del niño para poder
entenderlo mejor y saber de qué forma guiarle y ofrecerle experiencias
relacionadas con sus necesidades y habilidades. Cuando uno tiene todo a
su alcance puede desarrollar su sentido de capacidad, dignidad y respeto
mutuo.
Los
ambientes se organizan con niños de 3 edades distintas permitiendo así
un microcosmos en el que el aprendizaje y la convivencia entre grandes y
pequeños hacen florecer un clima de colaboración y de camaradería. Los
niños escogen las actividades que realizan cada día tras habérselas
presentado en primer lugar la Guía. Es necesario un ambiento ordenado,
en calma para que se desarrolle esta libertad de forma armoniosa para
tod@s. Libertad y límites, libertad y orden, 2 fuerzas que aprendemos a
combinar como adultos para el bien de tod@s.
MC: ¿Cuál consideras que puede ser la mayor aportación que la metodología Montessori
puede proporcionar al panorama socio-educativo que estamos viviendo en
la actualidad en nuestro país? ¿Qué acciones se están llevando a cabo a
día de hoy en España desde esta metodología?
CS: Saber
quién es uno, conocer sus virtudes sin complejos y seguros de que el
error no es un fracaso, o no me convierte en un fracaso, sino que es
algo natural y de lo cual no me avergüenzo. Montessori hace que cada ser
confíe en sí mismo, se respete y ame, y ame a los demás y al mundo que
le rodea. Autoestima y compasión a partes iguales, agradecimiento y
colaboración que combinado con la creatividad que caracteriza a estos
niños que crecen en un ambiente de calma, respeto y rigurosidad hace que
reviertan esa bondad en ayudar al mundo que les rodea. Se trata de
preservar la dignidad del ser humano y su capacidad de aportar y
aprender, prosperar, ayudarse y ayudar a otros.
MC:
¿En qué ámbito se puede aplicar la metodología Montessori y desde qué
etapa de edad? ¿Es una metodología aplicable principalmente a la
educación en casa desde las familias o más bien enfocado desde las
escuelas o centros educativos o quizás desde ambos ámbitos?
CS: Ojalá
que esté presente en ambos entornos y los progenitores la conozcan
desde la misma concepción. Montessori es una ayuda para la vida por lo
que es una visión preventiva de muchos problemas mentales derivados de
una baja autoestima o de falta de control percibido por uno mismo por
ejemplo, estos pueden aparecer a lo largo de la vida de un ser humano si
no se ha podido desarrollar en un ambiente alentador, amoroso y
predecible en el que me siento capaz y en el que puedo elegir. Cuando
tanto en casa como en la escuela se brinda a cada ser humano la
posibilidad de escucharse a sí mismo y de desarrollar todas sus
potencialidades latentes de una forma respetuosa sin forzar ni juzgar
sus fracasos o logros desde fuera, entonces aprende a quererse tal y
como es y a encajar el error como algo normal en la línea de la vida.
Desde las escuelas Montessori se sensibiliza y se informa de los
beneficios de adaptar la casa para la edad del niño y de como alentar su
iniciativa y autonomía desde una edad muy temprana. Ese será sin duda
alguna, el mejor legado que les podamos dejar.
MC:
A parte de guía Montessori, eres también entrenadora y facilitadora de
Disciplina Positiva ¿Consideras que ambas metodologías son
complementarias? ¿Hasta qué punto coinciden o se diferencian en sus
principios o métodos educativos?
CS: Así
es, coinciden en algo esencial, el maestro es el niño. Cuando miramos
hacia dentro de uno mismo para encontrar respuestas con el apoyo
alentador del entorno externo, tanto las personas como el ambiente me
ayudan a conseguir lo que me propongo. No se basan en premios ni
castigos, la motivación extrínseca es un obstáculo al desarrollo
personal, por lo que no tienen cabida. Las dos son filosofías humanistas
que creen en el ser humano como agente de cambio y le brindan
experiencias en primera persona para poder seguir avanzando y creciendo
con respecto a sí mismo. La colaboración es otro de los pilares en
ambas, la cual convierte el trabajo para uno mismo y para ayudar a los
demás en algo esencial.
El sentimiento de comunidad y el
aprendizaje significativo son las grandes guías del clima del grupo. Las
herramientas del adulto Guía son la observación, confiar en el niño y
crear un vínculo de respeto mutuo que genere confianza y seguridad en
uno mismo, no sumisión. Se desarrolla algo muy impactante: la obediencia
hacia el maestro por parte de los niñ@s. Sin embargo esta obediencia no
es ciega y por miedo hacia el adulto, sino que es un proceso progresivo
y voluntario que nace del amor y de la confianza mutua que se va
desarrollando entre la Guía y la niña. Nace así la autodisciplina, el
niño quiere hacer lo correcto cuando nadie le está mirando. Disciplina
Positiva habla de lo mismo, desarrollar la capacidad de autoregularse y
de decidir por uno mismo, algo que le lleva al ser humano a desarrollar
habilidades que les permiten ser responsables, resolutivos, resilientes,
autosuficientes y compasivos. La libertad con límites o libertad con
orden ayuda a adquirir a definir el carácter de cada niñ@.
En Disciplina Positiva lo llamamos amable
y firme a la vez, es esencialmente el mismo concepto que permite el
respeto hacia los niños y hacia uno mismo. Adler y Montessori fueron
contemporáneos y reconocían mutuamente su labor. Fueron dos grandes
médicos especialistas en la salud mental, al servicio de la mejora de la
humanidad, sus teorías en torno al desarrollo del carácter coinciden en
lo esencial: para prosperar necesitamos ser alentados, ayudados, más no
rescatados o castigados. “Lo que haces por mí me lo quitas” dice María
Montessori. Todavía hoy siguen siendo revolucionarias sus visiones de la
educación como una ayuda a la vida, al desarrollo humano holístico que
crea ambientes y comunidades de paz que hagan avanzar el mundo hacia una
posibilidad de mejora. La salud mental empieza por dejar al ser humano
ser, contribuir y enfocarse en buscar soluciones a los problemas que
vamos encontrándonos.
MC: ¿Qué
recomendación darías a todas aquellas familias o profesionales de la
educación que quieran iniciarse o profundizar un poco más en el método
Montessori, por dónde les recomiendas comenzar, por ejemplo, por cuál
libro, curso, etc.?
CS: Formarse
en la pedagogía Montessori si desarrollan su trabajo en un entorno de
escuela, formándose como Guías Montessori para conocer cómo aprenden los
niños y niñas y trabajar desde el aquí y ahora. Es una formación
transformadora al igual que Disciplina Positiva y la Psicología
Adleriana. Ambas son la columna vertebral de muchas corrientes actuales,
como la Gestalt, las Constelaciones Familiares de Berte Hellinger, la
logoterapia de Victor Flankle.
Estos 2 libros son una buena manera de empezar para conocer la visión Montessoriana:
“Un Ser Humano” de la Dra.
Silvana Quatrochi Montanaro, colaboradora de María Montessori. Habla de
la importancia de los 3 primeros años de vida, descubrirán como no ser o
poner obstáculos a los niños desde que nacen, e incluso cambiar de
mirada antes de nacer.
“La Mente Absorbente del Niño”
de la Dra. María Montessori, es un libro esencial que toda familia y
maestro deben de leer para comprender cuál es el verdadero rol del
adulto para un ser que se está construyendo a sí mismo día a día,
segundo a segundo.
Si quieren realizar un curso
introductorio para poder entender bien la filosofía Montessori y
llevarlo a la práctica en casa, los cursos de Asistente de Guía son una
excelente forma. Suelen durar de 1 a 2 semanas y constituyen una
introducción rigurosa que ayuda a las madres y padres a tener una idea
correcta de lo que verdaderamente es Montessori. Así mismo son la
cualificación mínima que necesitarán las futuras Guías Montessori para
poder trabajar de asistentes junto a las Guías en un ambiente
Montessori.