¿Creéis que realmente el castigo es una herramienta útil en la educación de los niños? En Montessori Village creemos que no, y os vamos a proponer algunas alternativas respetuosas al castigo porque estamos convencidos que la disciplina positiva funciona y es lo mejor para el niño y la niña.
En Montessori no hay castigos, ni premios, ni juzgamos, ni alabamos, ni corregimos errores, sino que los niños se responsabilizan de sus actos, según su madurez y edad. Las guías Montessori no interfieren, son el motor de aprendizaje de la autodisciplina, la motivación y la autonomía, adquiriendo responsabilidad.
Hay que recordar que los comportamientos de los niños son un proceso natural de su desarrollo y no entienden entre el bien y el mal como lo hace un adulto. De hecho, como adultos debemos permitir que aprendan, investiguen, exploren, descubran, etc. Y, ante todo, ante una conducta errónea, debemos analizar el origen. Y como padres y madres debemos trasmitir equilibrio.
¿Cuáles son los efectos negativos del castigo?
En este paquete vamos a incluir también los efectos negativos de los gritos, las amenazas o de las riñas. La creencia errónea que tenemos los adultos de pensar en qué debemos “corregir una conducta” está muy extendida.
Por el contrario, nuestra obligación como adultos es hacerle entender, de manera respetuosa, que ha errado en su conducta. Así que os vamos a enumerar los efectos negativos del castigo para finalmente aplicar las correctas alternativas respetuosas al castigo.
- Provocan rechazo
- Miedo, temor
- Baja autoestima
- Sumisión
- Rabia
- Aversión ante la imposición
- No entienden por qué han errado en su comportamiento
- Nos distancian emocionalmente
- Empeora la comunicación
- Debilita al infante
- Debilita el vínculo de unión
- Provoca efecto rebote
- Resentimiento
- Rebeldía
- Retraimiento
- Aislamiento que puede provocar problemas de Salud Mental.
- Si pegas, pegará. Cuando le riñes, reñirá. Si le castigas, te castigará. Si le amenazas, amenazará.
¿A quién se le ocurrió la maravillosa idea de pensar que para que un niño actúe mejor, primero se tiene que sentir peor? Jane Nelsen
Otro punto negativo es que se pierden las relaciones horizontales para convertirse en verticales. Pongamos un ejemplo: queremos que nuestros hijos e hijas luchen por sus ideas y por sus derechos, pero si un jefe le penaliza por cometer un error, no provocará que mejore, sino que le hará sentir inadecuado para ese trabajo.
Otro ejemplo: si un jefe opina diferente a ti, no significa que tengas que permanecer callado por temor, sino que puedes dar libremente tu opinión, sin ofender a nadie.
Alternativas respetuosas al castigo
Os vamos a enumerar las múltiples opciones que tenéis para no castigar a nuestros hijos e hijas. Queremos hijos resolutivos, empáticos, seguros, asertivos, autónomos, con pensamiento crítico, felices, tolerantes y con buena gestión emocional.
La conducta que debe cambiar en todo momento es la de la visión del adulto, para ello necesitamos:
- Empatizar
- No entrar en pánico
- Preguntar qué ha sucedido, no usar “por qué” ya que se sentirá acusado. Tan sólo que nos narre el acto
- Relativizar: ¿realmente es tan horrible lo que ha sucedido?
- Buscar una solución ¿cómo podemos solucionarlo para que no vuelva a pasar?
- Jamás obligar, evitar las luchas de poder, por ejemplo: si no quiere recoger el cuarto, esperar a que este más receptivo y luego tratar el tema. Sin imposiciones.
- Límites claros y pocos (acordes con su edad)
- Prevenir. Para ello el trabajo de observación es fundamental.
- Expresar nuestros sentimientos sin ataques, ni reprimendas, ni etiquetas. Son nuestros sentimientos y de nadie más.
- Confía en tu hijo o hija, que vea que confías en que va a ser capaz de buscar una solución resolutiva.
- Motiva el respeto. Por ejemplo, si nos lo ha dicho de “malas maneras” podemos explicarle cómo debería decirse de manera amable.
- Se amable en todo momento, pero firme también.
- Redirige la conducta.
- Recuerda que su comportamiento es una oportunidad para adquirir habilidades.
- Educa emocionalmente, enséñale a identificar sus emociones, a expresarlas.
- Usa cuentos o libros que ayuden a entender su comportamiento, sobre hábitos de la vida cotidiana.
- Conecta con tu hijo o hija, hazle saber qué es importante. Aliéntale con amor.
- Trátale como te gustaría que te trataran.
- Sé coherente con tus palabras y con tus actos. Si no quieres que grite no le grites tú, por ejemplo.
- Ofrécele alternativas, por ejemplo: “¿te apetece que te ayude y recojamos juntos?” “¿qué te parece que yo recoja los lego y tú las muñecas?”.
- Dedica tiempo a tus hijos e hijas de calidad.
Las alternativas respetuosas al castigo funcionan si antes de actuar te preguntas: ¿están todas las necesidades de mis hijos satisfechas?, ¿estoy prestando atención a mi hijo o hija? ¿estoy teniendo una comunicación respetuosa con mi hijo?
Espero que estas alternativas te sirvan para educar con respeto y conseguir mantener la calma y entender sus necesidades. En Montessori Village educamos para la paz.