Aprenden a leer a los 7 años, más tarde que en cualquier otro país y, sin embargo, apenas cumplidos los 9, los alumnos finlandeses lideran los rankings sobre comprensión lectora. ¿Por qué?
Fue hace 21 años cuando la IEA publicó su primer informe en el que Finlandia aparecía como el primer país en cuanto a competencia lectora se refiere. Desde entonces, el país nórdico no ha dejado de liderar las pruebas sobre esta capacidad que la OCDE realiza de manera periódica en diferentes países, y destaca también en esta materia (entre otras muchas) en otros informes internacionales como PISA.
A Xavier Melgarejo, psicólogo escolar en el Colegio Claret de Barcelona y doctor en pedagogía (especializado en el sistema finlandés), le llama poderosamente la atención que en tan solo dos años desde que comienzan a leer, los niños finlandeses se conviertan en los que mejor lo hacen del mundo, «teniendo en cuenta, además, que son los que menos horas curriculares dedican a la lengua y a la lectura».
En su intervención en el I Congreso Internacional de Comprensión Lectora Infantil y Primaria (CICLIP) explica que la razón reside en el propio sistema educativo finlandés, «el cual no es simplemente el sistema escolar en sí sino que está formado por tres grandes piezas que hacen funcionar todo el engranaje: familia, escuela y estructuras socioculturales».
Respecto a la familia finlandesa, Melgarejo, destaca su amor por la lectura. «Son de las que más leen del mundo. Acuden con mucha frecuencia a la biblioteca, que son multitud en todo el país, y con una gran cantidad y variedad de libros a su disposición. Durante los más de 14 años que viví allí lo que más me sorprendía era la cantidad de libros que las familias se llevaban para leer. Llevaban maletas para cargar los libros hasta casa…»
Los padres, sigue contando Melgarejo, leen con sus hijos, «leen delante de ellos, y estos los imitan», pero no enseñan a leer a sus hijos. «No hacen de maestros. Les enseñan hábitos de respeto hacia la lectura y hacia el profesorado. Actúan como modelos sociales. Practican con el ejemplo».
De la estructura sociocultural, la segunda pata del engranaje que compone el sistema educativo finlandés, Melgarejo destaca dos actores principales: «la primera es la televisión. Puede resultar chocante pero en Finlandia la TV refuerza el proceso de aprendizaje de la lectura». Que los programas se emitan todos en su lengua original con subtítulos, incluidos los contenidos infantiles, hace que el niño se encuentre super motivado cuando comienza a leer. «Es entonces cuando se entera de qué van los dibujos. Como, además, los subtítulos van muy deprisa, esto refuerza su aprendizaje».
En España, en cambio, la televisión se ha posicionado siempre como la enemiga de la lectura. «Era algo entendible en los años de dictadura, cuando los contenidos se doblaban para poder tener un mayor control sobre ellos. Pero es una época pasada. Debería haber un acuerdo a nivel estatal para dejar de doblar los contenidos».
Puede resultar chocante pero en Finlandia la TV refuerza el proceso de aprendizaje de la lectura
La iglesia luterana también forma parte de ese entramado sociocultural que tanto ha propiciado los buenos hábitos de lectura en el país nórdico. «Es cierto que la gente ya no se considera tan creyente como antes y acude menos a misa pero existe un poso latente desde hace siglos que ha motivado a la gente a leer. En la iglesia luterana, uno solo logra la salvación mediante la lectura de las sagradas escrituras».
La única manera, pues, de librarse del infierno pasaba por aprender a leer. «Tan enraizada está esta creencia en el país que cuando Rusia se quedó con parte de aquel territorio en el XIX tras vencer la guerra contra Suecia, para ganarse el favor de sus nuevos súbditos, el Zar aceptó la propuesta de crear una escuela para que los niños ciegos pudieran aprender a leer las sagradas escrituras y, de esa forma, salvarse».
El entorno escolar es la tercera pieza del sistema educativo finlandés. «El hecho de que comiencen a leer a los 7 años es porque entienden que es cuando el cerebro está preparado para hacerlo. Antes de los 7 lo único que deben hacer es jugar y al cumplir esa edad comienzan a aprender de una manera contundente».
Para Melgarejo, la clave del éxito reside en el propio maestro. «Para estas edades se eligen a los mejores profesores porque su influencia en el niño será determinante. Es el que les ayudará a estructurar su pensamiento, la lengua…»
En un país donde «ser un profesor es todo un honor porque vas a tratar con el mayor tesoro del país: los niños», encontrar un buen maestro no debería resultar difícil porque son los mejores los que se dedican a la enseñanza. «La nota media en selectividad para Magisterio es de 9,5 sobre 10».Una apreciación en la que Melgarejo coincide con el experto en innovación en educación Tony Wagner.
Una de las competencias que debe dominar cualquier maestro que quiera enseñar a los alumnos más pequeños es el de la lectura. «Los finlandeses no escatiman a la hora de invertir para preservar su lengua y su cultura. No es un país fuerte militarmente pero sí en lo que se refiere a la cultura. Ellos confían en que esto es lo que les permite garantizar su identidad como nación y su cohesión social».
A la hora de aprender a leer, los finlandeses no tienen ningún truco. «No existe un método concreto pero seguro que si vas a una escuela de allí no encontrarás tanta pizarra digital ni tanto portátil como en otros lugares». Lo que es muy probable que sí encuentres, dice Melgarejo, es un piano. Porque el aprendizaje en Finlandia debe desenvolverse en un entorno donde rija la belleza. «Aprenden a leer cantando, la música está en todas partes…El maestro no tiene que ser un virtuoso pero sí tener ciertas nociones de música. También de dibujo…»
Los finlandeses no escatiman a la hora de preservar su lengua y su cultura. No es un país fuerte militarmente pero sí en lo que se refiere a la cultura. Ellos confían en que esto es lo que les permite garantizar su identidad como nación y su cohesión social
A las ya citadas, Melgarejo añade un par de circunstancias que, en su opinión, favorecen el buen funcionamiento del sistema educativo finlandés. «Por un lado, el apoyo con el que cuentan los niños con problemas de lectura (dilexia, etc.). Es elemental que se pongan a sus disposición todos los recursos necesarios cuanto antes para impedir que la lectura se convierta para ellos en una experiencia traumática».
También, la descentralización del sistema («todo se decide a escala municipal, los directores tienen también mucho que decir, se confía mucho en ellos») es, en su opinión, otra de las razones por las que Finlandia sigue encabezando todos los rankings educativos.