14.9.20

Poutre du temps Alternative Montessori

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Biblioteczka Montessori

 

Libertad y Límites en un ambiente Montessori

 

Un ambiente Montessori se caracteriza por la libertad a la hora de elegir el trabajo a realizar pero no está libre de límites. Hay muchas dudas, prejuicios y mitos alrededor de esta pedagogía, al igual que de otras. El problema es la falta de información real, el boca a boca y el no haber estado dentro de un ambiente real observando. Muchas personas piensan que Montessori es muy dirigido, que los niños realmente no eligen lo que quieren hacer, en cambio, otras personas piensan que es un ambiente muy libre donde no existen límites. Ninguna de estos dos tipos de opiniones son reales. Entonces, ¿qué ocurre en un ambiente Montessori con respecto a la libertad y a los límites?

Montessori no es una escuela libre, pero tampoco es una escuela dirigida en la que los niños sigan al maestro, podemos decir que es un punto intermedio en lo que se refiere a elección de trabajo. Se ofrece un ambiente preparado que se pone al alcance de los niños y se les da libertad de elección pero siguiendo unas normas que deben respetar para el buen funcionamiento del ambiente.

IMG-20180407-WA0020La satisfacción que produce descubrir nuevas formas de usar el material.

La disciplina es parte del universo, hay un orden cósmico y ciertos patrones que necesitan respeto por las leyes naturales. Debido a este orden las cosas están en relación unas con otras, incluidos los seres humanos. Los niños poseen una guía interna, un maestro interior que les pone en contacto con las leyes de su propio desarrollo y necesitan actuar en libertad para poder seguir su maestro interior.

La libertad es el derecho de la persona a actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de otras personas. Libertad es actividad, y la disciplina natural debe venir en el niño a través de la libertad, así que libertad y disciplina son las dos caras de una misma moneda, no puede haber una sin la otra. Si se le permite al niño trabajar siguiendo su orden interno, accede al orden externo, a la calma y a la autodisciplina. No queremos que el niño  asocie bien con pasividad y obediencia y mal con movimiento y libertad, porque el primer punto es que el aprendizaje siempre va unido a la libertad de movimiento.

En un ambiente Montessori los niños tienen libertad para:

  • Moverse por el ambiente
  • Expresarse
  • Seguir sus intereses.
  • Elegir el material con el que quiren trabajar.
  • Trabajar todo el tiempo que quieran o no trabajar.
  • Hablar y comunicarse entre ellos y la guía.
  • Observar a otros trabajar, siempre que el otro niño quiera ser observado.
  • Enseñarse unos a otros una vez que han adquirido una habilidad.
  • Ayudarse unos a otros.
  • Comer y beber cuando lo necesiten.
  • Ir al baño sin pedir permiso.
  • No querer recibir una presentación.

davAyuda de un niño más mayor que ya domina ese material a uno más pequeño que se lo caban de presentar.

Esta libertad  va de la mano de los límites, y para poder fijarlos, tenemos en cuenta lo siguiente:

  • Los límites son para el respeto y la protección del ambiente, de los demás y de uno mismo.
  • Necesitan ser flexibles.
  • Deben estar basados en la regla de oro: “trata a los demás como te gustaría ser tratado”.

Existen 4 límites básicos en el ambiente Montessori, dentro de los cuales se engloban los demás:

  1. El interés colectivo: no puedo hacer nada que me dañe a mi mismo o a otro compañero. No puedo interferir en la libertad d elos demás.
  2. El niño sólo puede utilizar los materiales que le han sido mostrados.
  3. Uso del material: debe ser tratado con respeto y usado adecuadamente.
  4. El material es limitado, sólo hay uno de cada, porque el uso de materiales iguales al mismo tiempo promueve la competencia.

Otros límites englobados en los 4 anteriores:

  • No se interrumpe el trabajo de los demás.
  • Se espera el turno si otro niño está usando el material.
  • Se deja el material en su lugar.
  • Se habla a todos con respeto.
  • No se corre ni se grita en el ambiente.

La libertad de movimiento, de acción y de expresión que tienen los niños, poco a poco, les ayuda a conseguir uno de los mayores objetivos: ser independientes. Toda ayuda innecesaria no es más que un obstáculo para el desarrollo del niño.

Espero haber aclarado cómo es un ambiente Montessori en cuanto a libertad y límites. los niños muy pronto los entienden e interiorizan porque se dan cuenta que son necesarios para el buen funcionamiento del aula. Van entendiendo  que debe haber un equilibrio entre la libertad individual y las necesidades del grupo.

La observación. Técnica Montessori para conocer y no juzgar a los niños.

 

Observar es ver detalladamente, es la capacidad de ver, captar, conocer y descubrir el comportamiento y las actitudes de los niños y niñas. Si queremos descubrir la esencia del niño necesitamos observarle.

La observación es la capacidad de estar aquí y ahora, en el presente. Necesitamos tener silencio en la mente, silencio de ideas preconcebidas que modifican la observación, así que, necesitamos una preparación mental y espiritual para saber observar  a los niños. Hay veces que nos quedamos mirando a un grupo de niños en un parque y pensamos en observarles, pero por unas causas u otras metemos nuestros juicios continuamente. Observar no es eso, es desnudar nuestra mente de juicios y ver qué ocurre en el presente, anotando todo lo que vemos de forma objetiva. Es una técnica súper valiosa. Es importante tener un interés real a la hora de observar.

La observación es la técnica que utilizó María Montessori para desarrollar todos sus materiales y sus principios y para llegar a entender las necesiddaes de los niños y niñas en sus distintas etapas de desarrollo.

¿Cómo observar a los niños y niñas siguiendo esta técnica?

Se trata de sentarse en un lugar donde no se interfiera la acción del niño o grupo de niños e ir anotando todo lo haga en tiempo presente y sin emitir juicios, solo describir y anotar sus acciones segundo a segundo. No escribimos lo que pensamos o sentimos, sólo lo que vemos.

Lo ideal es tener un cuaderno de observación en el que iremos escribiendo todas las observaciones que hagamos, ya que si queremos conocer el comportamiento de un niño o niña necesitamos varios registros.

Los elementos que debemos anotar en nuestra hoja de observación son: fecha, hora, lugar, clima, estado físico  en el que nos encontramos , estado de ánimo y hora de finalización. Antes de empezar hacemos una descripción breve del lugar, anotando el número de adultos y de niños o niñas y el motivo de la observación. Al final de la misma se puede escribir una breve interpretación diciendo cómo me he sentido u otro tipo de comentarios que se consideren importantes.

Ejemplo de formato de observación:

Nº de observación:          Observador:

Tema:

Fecha:

Hora:

Lugar:

Clima:

Estado físico:

Estado de ánimo:

Descripción inicial del lugar, con número de adultos y niños:

Observación:

Hora de fin:

Interpretación:

Para poder llevar a cabo esta técnica antes hay que hacer un entrenamiento personal siguiendo una secuencia de observaciones, primero observar objetos inanimados, luego plantas, animales y por último seres humanos. Hay que hacer antes estos ejercicios para practicar y estar completamente preparados para saber observar sin emitir juicios. Y tener siempre presente que para conocer las características de lo que estamos observando tenemos que tener un número suficiente y variado de observaciones, en momentos y actividades diferentes de la vida del niño. Siempre observar de manera amorosa, respetuosa y consciente, con interés por conocer lo que voy a observar, de forma responsable , objetiva y exacta.

observacionObservación de la interacción de un niño con otro.

 

¿Para qué observamos a los niños/as?

Les observamos para entender cuáles son sus necesidades y poder responder a éstas. Para saber cuándo llevan a cabo ciertas acciones de su desarrollo. Para poder preparar un ambiente adecuado para que el niño se pueda desarrollar de forma adecuada.

Observamos:

  • La capacidad física del niño/a, su habilidad motora fina y gruesa.
  • El nivel cognitivo del niño, su desarrollo intelectual.
  • El desarrollo del lenguaje.
  • El desarrollo social y emocional. Reacciones del niño frente a situaciones de estrés.
  • Sus patrones de sueño. Podemos observarle mientras duerme.
  • Sus patrones de alimentación.
  • El movimiento de sus manos.

Herramientas que deben tener las maestras y guías en sus ambientes.

  • Tablas de observación.
  • Deben llevar siempre en el bolsillo papel y lápiz para anotar cualquier cosa que les llame la atención. Deben anotar de manera clara y rápida sus observaciones.
  • Deben observar el material que el niño elige, las veces que lo repite y la concentración que alcanza con dicho material. A través de ésto sabrá en qué periodo sensitivo está el niño.
  • Calma, tranquilidad, comprensión y conocimiento. El conocimiento es lo que les va a dar la calma y la tranquilidad porque saben lo que están haciendo.
  • Pueden empezar observando media hora, luego una hora, hora y media, hasta llegar a las 2 horas que es el tiempo adecuado para una observación.
  • En cada sesión se observa un aspecto, sueño, lenguaje, alimentación, movimiento, etc.
  • Hay observaciones en casa y en el aula.
  • Necesitan tener observaciones ordenadas de varios periodos del niño, frecuentes y continuas, para poder llegar a conclusiones. Esta conclusión nunca será un diagnóstico del niño, son informaciones que tiene la maestra para conocer mejor al niño y poder ayudar a los padres y al niño en momentos determinados.

Os pongo un ejemplo, totalmente inventado, de lo que sería observar de forma correcta y lo que sería narrar haciendo interpretaciones, lo cual no sería correcto.

Observar:

“El niño camina con un trapo en la mano, lo deja en su lugar, va a una mesa y coge un libro, lo deja, camina. Va a las alfombras, coge una y la pone en el suelo, coge una mesa auxiliar y la coloca en la esquina de la alfombra…”

Narrar:

“María coge el marco de vestir y lo trabaja correctamente (juicio), la niña del binomio lo guarda y busca otro material ( interpretación, no sabemos si busca un material). José coge el tablero de los puntos y lo trabaja muy bien (juicio). A pesar de que la guía no está, el grupo se portó bien...(interpretación y juicio)

Espero que esta entrada os sea de utilidad y podáis utilizar esta técnica tan valiosa y respetuosa con vuestros alumnos y alumnas.

 

GRACIA Y CORTESÍA. Educación Montessori

 

Gracia y cortesía es una sección de actividades dentro de vida práctica, que tiene que ver con el comportamiento del niño dentro del ámbito social.

María Montessori veía al niño como un ser completo, no esperaba que el niño se convirtiera en adulto para que aprendiera a comportarse de forma correcta en sus relaciones sociales, ya que el niño por naturaleza es social. Creía que los niños nacen con un estado de gracia y, por tanto, lo único que hay que hacer es mantener ese estado natural.

Gracia es un concepto relacionado con el movimiento y con la economía del movimiento, necesaria para realizar ciertas actividades. Es acción que emana desde el interior del hombre permitiéndole realizar una tarea sin movimientos superfluos.

Cortesía es el conjunto de acciones llevadas a cabo en beneficio de los demás. Significa salir de ti mismo actuando desde el corazón, y qué momento más importante para ser cortés que cuando tu corazón es más puro, cuando eres niño y actúas desde la espontaneidad. La cortesía es algo que emana naturalmente del niño cuando se le ha permitido un desarrollo natural ya que la naturaleza del niño es mostrar su afecto con el corazón.

Juntos, gracia y cortesía, expresan el verdadero espíritu del ser humano y crean una atmósfera de amabilidad alrededor de la persona. Son una serie de ejercicios que embellecen nuestras relaciones sociales, ayudando al niño a saber cómo y cuándo responder adecuadamente a los diferentes contextos sociales.

amigosAmigos descansando después de clase

El propósito de las lecciones de gracia y cortesía es ayudar al niño en su tarea de auto construcción y en el proceso de adaptación a su cultura. Son herramientas valiosísimas en sus relaciones sociales. Es muy agradable vivir con una persona cortés y muy desagradable vivir con una que no lo es. Debemos mostrar a los niños las actitudes que les guíen hacia relaciones sociales armónicas y darles reglas de cortesía generales que les sean útiles.

El adulto es el modelo a imitar y necesita hacer una profunda introspección y análisis de sus movimientos, comportamientos y formas en las que se dirige a los niños y a otros adultos.

Con estos ejercicios el niño adquiere consciencia y armonía sobre su cuerpo y mente. Son actividades del mundo real que le enseñan a manejar sus deseos, su función en la sociedad, a definir sus conceptos de equidad y a alcanzar su necesidad de imitar el mundo de los adultos. Los niños se sienten cómodos en ambientes armónicos y amables.

Estas actividades se les muestran a los niños en pequeños grupo ( 3 o 4 niños) o si lo requiere el momento también se le puede mostrar  a un niño solo. Las presentaciones son:

  • Saludarse y presentarse o presentar a otro.
  • Bostezar, estornudar, toser.
  • sonarse la nariz
  • Decir buen provecho
  • Dejar pasar y pedir paso.
  • Recoger algo que se le ha caído a una persona.
  • Pedir ayuda.
  • Invitar a alguien a sentarse.
  • Ofrecer algo a alguien.
  • Servir té o café a las visitas.
  • Escuchar.
  • Dar y recibir cumplidos.
  • Pedir disculpas.

Si nos damos cuenta estas presentaciones son como un pequeño curso de habilidades sociales, adaptadas a niños de 3 a 6 años, son cosas muy básicas que se deberían aprender en los hogares pero no siempre sucede así. Si desde pequeños tenemos este repertorio de habilidades aprendidas e interiorizadas nuestras relaciones sociales serán más satisfactorias, porque no nos quedaremos en estas presentaciones, nuestra habilidad social irá a mas, esta base nos dará la capacidad de aprender habilidades sociales más complejas como la asertividad y el saber decir que no, entre otras.

En general todo el área de vida práctica significa mantener unas buenas relaciones contigo mismo, con el ambiente y con los que te rodean.

Educar en la responsabilidad

 

La responsabilidad es la capacidad de asumir las consecuencias de las acciones y decisiones buscando el bien común (el propio y el de los demás).

Uno de los objetivos en la crianza es que los niños y niñas alcancen la capacidad de ser independientes, de valerse por sí mismos, de tomar decisiones y de hacer uso de su libertad desde el conocimiento de sus posibilidades; ésto es un proceso largo que se inicia en la familia y que el niño/a va poniendo en práctica en todos los ambientes sociales.

Los niños/as deben aprender a aceptar las consecuencias de lo que hacen y dicen, y de hecho, nos damos cuenta, que cuando un niño actúa de forma responsable siente satisfacción y esto favorece su autoestima.

marwan torre

Algunas pautas.

En los primeros años las actividades tienen que ir siempre asociadas al juego, para los niños de 1 a 5 años ayudar en las tareas de la casa es un juego y lo van a querer hacer con mucho gusto. Este aprendizaje a través del juego y de la imitación de los adultos se transformará en un hábito.

Cuando el niño ya es más mayor y queremos darle más responsabilidades en el hogar hay que tener algunas ideas claras:

  1. Conviene que cada miembro de la familia tenga muy claras sus responsabilidades, incluso se pueden escribir y pegar en un corcho. Cada uno debe tener muy claro qué hacer, cómo y cuándo para que entre todos haya colaboración en las tareas de la casa. Es muy importante educar tanto a los niños como a las niñas que las tareas de la casa son responsabilidad de todos los que vivimos en ella, en la medida de nuestras posibilidades en cuanto a tiempos y edades.
  2. Es preciso que haya coherencia entre lo que va a exigir el padre y la madre. Tienen que estar de acuerdo para que no haya discrepancias y que no tengamos que escuchar de los niños: “mamá me deja..”
  3. No exigir a los niños cosas que nosotros como adultos no hacemos, por ejemplo, quitarse los zapatos al entrar en casa, lavarse las manos antes de comer, lavarse los dientes, etc. Recordar siempre que los niños aprenden por imitación.
  4. La paciencia y la tolerancia son actitudes imprescindibles que deben mostrar los padres hacia sus hijos para que éstos crezcan responsables. Hay que tener en cuenta que los errores son parte de la vida y del aprendizaje y no siempre ni los niños ni los adultos hacemos las tareas perfectas.
  5. No hagas lo que tu hijo/a es capaz de hacer por sí mismo, al menos no de forma habitual, eso no quiere decir que algún día quieras hacerle algo porque se encuentra mal o porque te lo pide, ya que así también enseñamos a ser amables y a hacer favores cuando el otro lo necesita.

¿Cómo hacer que mi hijo haga cada vez más cosas en casa y se empiece a responsabilizar de algunas tareas?

Lo primero, confiar en él, hacerle saber que está capacitado para hacer la tarea, darle seguridad, reforzar que puede hacerlo con frases como: “Te va a salir súper bien”, “Tú puedes hacerlo”, “Yo te veo muy preparado para hacer eso”. etc.

Después, explicarle claramente qué deseamos que haga, y por supuesto, evitar mensajes del tipo: “Ya lo hago yo porque lo hago más rápido o porque lo vas a hacer mal, etc..” Con estos mensajes desvalorizamos al niño/a , eliminamos su motivación y bajamos su autoestima. Recordemos que la autoestima se refuerza cuando el ser humano se siente útil y capaz de vivir en su medio, para los niños es igual, se sienten más valiosos cuando perciben que son capaces de aportar algo en el medio en el que viven.

Hay un gran tema, propio de otro post, pero que voy a mencionar, es la capacidad de elegir entre varias alternativas. Elegir siempre conlleva un compromiso por la opción elegida y un riesgo a equivocarse. Es muy positivo que los niños/as empiecen pronto a poder elegir sus cosas para que aprendan a comprometerse con su elección y a asumir el riesgo a equivocarse y a experimentar las consecuencias naturales de sus actos. Al principio, desde los 3 años podemos darles dos opciones y que elija una , por ejemplo, darle a elegir entre dos camisetas, o dos pantalones, si quieren ir al parque o a pasear con el patín, etc. Conforme van creciendo podemos dejarles elegir entre todas las opciones pero siempre haciéndoles ver que se comprometen con lo que eligen y que pueden equivocarse. Es muy importante que aprendan a tomar decisiones, porque la vida está llena de ellas.

Cuando está haciendo una tarea podemos estar atentos por si necesita ayuda y por supuesto, reforzar con mensajes positivos cuando la hace. A todos nos gusta que nos valoren cuando hacemos algo bien y cuando nos hemos esforzado, no somos piedras y nuestros hijos tampoco, a ellos, como a nosotros, les encanta escuchar palabras de aliento y confianza por parte de los demás. No me refiero a reforzar con algo material pero sí a decirle con sinceridad  un “muy bien” “estoy orgullosa de ti” o cualquier otra frase.

¿Qué podemos esperar según su momento evolutivo?

A modo de orientación y teniendo en cuenta las distintas etapas de desarrollo, podemos señalar las siguientes características:

A los 2 años:

Pueden hacer ya algunas tareas pero aún no comprenden si lo hacen de forma correcta porque no tienen autocontrol y no tienen la voluntad desarrollada. Puede guardar sus zapatillas, su pijama, llevar su pañal a la basura (ésto incluso antes), poner y quitar la mesa, regar plantas y flores, recoger sus juguetes con ayuda del adulto, es decir, viendo como mamá o papá también recogen. Se pueden desvestir solos y vestirse con ayuda. Comen solos.

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Necesitan orden y rutinas en su vida. Imitan a los adultos y colaboran con ellos.

A los 3 años:

Siguen observando e imitando al adulto.

Pueden vestirse y desvestirse solos o con algo de ayuda. Comen con completa autonomía. Empiezan a querer jugar con sus iguales y aceptan los turnos de juego, aunque no siempre los respetan. Comienzan a comprender que hay normas y reglas para hacer las tareas de la casa. Puede poner y quitar la mesa y ayudar en el cuidado de los animales domésticos.

A los 4 años:

Tienen deseos de gustar y servir, y suelen tener iniciativas responsables dentro de las tareas de la casa. Es bueno crear rutinas para que después, cuando ya no tengan este deseo de agradar, hayan adquirido hábitos como poner y quitar la mesa, fregar su plato, recoger juguetes, vestirse y calzarse, lavarse manos y dientes, o cualquier otra actividad del cuidado de uno mismo y del ambiente que consideremos que pueden hacer.

En cuanto a la relación con sus iguales, juega con otros y tiene iniciativas, le gusta mandar y proteger a sus hermanos menores. Le gustan los juegos simbólicos y de imitación. Entiende y respeta las reglas sencillas de los juegos.

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A los 5 años:

Si no lo hemos hecho antes ya conviene dejarle elegir entre varias opciones en temas como ropa, comida, salir a jugar, etc.

Pueden ser responsables de tareas domésticas como limpiar el polvo, fregar los platos, recoger la mesa, prepararse su ropa y su mochila, buscar las cosas que necesita para hacer una actividad, etc.

Ya empiezan a interiorizar las normas y a cumplirlas aunque también empiezan a rebelarse frente a las presiones de los adultos en temas de disciplina y normas sociales.

A los 6-7 años:

Son capaces de saber cómo quieren vestirse y es positivo que les permitamos elegir su ropa. Pueden ducharse solos, con la ayuda de lavar el pelo. Les cuesta un poco tener sus cosas ordenadas y cuidarlas y aún las pierden o las rompen. Son autónomos en los desplazamientos conocidos y les encanta ir a la calle a cumplir recados, ya dependerá de donde vivimos para permitirle ir, por ejemplo, a comprar el pan, leche, al kiosko, sacar la basura, etc. Pueden controlar su dinero, ahorrándolo para después comprar algo que les guste.

En cuanto a sus iguales juegan en grupos de 3 o mas, normalmente del mismo sexo. Acusan a sus compañeros cuando hacen algo mal pero son muy amigos de sus amigos y se sienten mal si les engañan o mienten. No suelen aceptar perder en los juegos colectivos y algunos hacen trampas.

Suelen pensar que los adultos son injustos con ellos cuando les llaman la atención por algo porque son muy sensibles a la crítica. Van adquiriendo la noción de justicia y comprendiendo las normas morales.

A los 8 años:

Comienza la autonomía personal y puede controlar sus impulsos. Es capaz de organizarse en la distribución del tiempo, del dinero y de los juegos, aunque todavía necesita supervisión. Se les puede dar algunas responsabilidades diarias como prepararse el desayuno, ir sólo al colegio, ducharse, etc.

Es capaz de prever las consecuencias de sus actos y sabe cómo actuar en situaciones habituales de su vida. En estos momentos se hace aún más decisiva la actuación de las personas adultas, ya que, si ejercen una presión muy autoritaria hacia el niño, éste se hace dependiente, sumiso y falto de iniciativa. Si, por el contrario, son adultos muy permisivos, el niño se convertirá en una persona caprichosa e irresponsable. Así pues, se hace imprescindible una actitud que favorezca la iniciativa y mantenga la exigencia.

Entre los 9 y los 11 años:

Ya es bastante autónomo en sus intenciones, y por lo tanto, en su responsabilidad. Le gusta tomar decisiones y oponerse al adulto con cierta rigidez. Es capaz de elegir con criterios personales y se vuelve un poco exigente, estricto y riguroso. Le gusta que le dejen decidir por sí mismo y tiene necesidad de afianzar su yo frente a los demás, de ahí su resistencia a hacer lo que le piden los adultos y su afán de mandar a otros niños menores. Conoce sus posibilidades, decide y reflexiona antes de obrar, aprende de las consecuencias y se siente atraído por los valores morales de justicia, igualdad, sinceridad y bondad. Reconoce lo que hace mal, pero siempre busca excusas. Se identifica mucho con su grupo de amigos.

A los 12 años:

La influencia de los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará influenciada en gran parte por ellos. Los hermanos/as mayores tienen también gran influencia, más que los padres. Es una etapa en la que la crítica hacia padres y profesores es frecuente, no le gusta que le traten de forma autoritaria, como a un niño; reclama autonomía en todas sus decisiones.

Necesita tener amigos y confiar en ellos, es leal al grupo y su moral es la de sus iguales, a los que imita en la forma de vestir, en los juegos, aficiones, etc. Tiene sentido de responsabilidad y trata de cumplir sus obligaciones. Su comportamiento es mejor fuera del entorno familiar.

A modo de conclusión:

La responsabilidad se adquiere y se desarrolla de forma progresiva, la capacidad de actuar de forma responsable depende de cada persona y del ambiente que le rodea (familia, escuela, barrio, etc.), todo ello conlleva que existan ritmos distintos en cada niño y niña, por lo tanto, será difícil encontrar niños/as que con la misma edad tengan conductas similares, algunos tendrán más desarrollados unos aspectos y otros menos. Estas fases descritas no deben entenderse de forma estricta sino sólo a modo de referencia.

Educar en la responsabilidad no es tarea fácil pero merece la pena para que nuestros hijos/as lleguen a ser adultos responsables de sus vidas, que sean personas proactivas capaces de tomar iniciativas y que sean los capitanes de su vidas.

Resaques Metálicos.

 

Los resaques metálicos son un material Montessori que pertenece al área de lenguaje, concretamente al lenguaje escrito. La escritura es una acción muy compleja que necesita ciertas habilidades, divididas en dos categorías:

  • Físicas: habilidades de la mano
  • Mentales: habilidades de la mente.

Voy a centrarme, en este post, en las habilidades físicas que necesita un niño para que esté preparado para escribir, y son las siguientes:

  • Control y coordinación de movimiento.
  • La ligereza de toque que ayuda al control de la presión del lápiz y previene la fatiga.
  • La mano debe adaptar su movimiento al espacio disponible.
  • La habilidad para trazar la forma de la letra.

Para desarrollar estas habilidades físicas María Montessori creó varios materiales, uno de ellos son los Resaques Metálicos (RM), que son una preparación directa de la mano y la muñeca para la escritura.

La preparación de la mano no tiene nada que ver con el proceso mental necesario para escribir. La inteligencia discrimina y elige los símbolos pero si la mano no está bien entrenada el proceso mental se hace más difícil y lento, no son dos procesos directamente conectados, se necesita una preparación de la mano para que la inteligencia pueda expresarse.

Los RM se pueden introducir a partir de los 3 años y medio o 4, pero antes hay que dar suficiente preparación con otros materiales y no hay que esperar resultados preciosos con ellos desde el principio, esto llegará con la práctica.

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DESCRIPCIÓN Y FORMA DE USO DE LOS RESAQUES

Los RM son dos plataformas con una inclinación hacia el frente, en cada una de ellas se colocan 5 resaques compuestos  de un marco y de una figura geométrica que se coloca dentro del marco. Son 10 resaques:

  • En la 1ª plataforma están las siguientes figuras: cuadrado, triángulo, rectángulo, trapecio y pentágono.
  • En la 2ª plataforma: círculo, óvalo, elipse, triángulo curvilíneo y cuadrifolio.

Necesitamos también, hojas de papel blanco y de colores cortadas 14×14. Lápices de colores con la punta afilada para poder trazarlos.

¿Cómo se los presentamos al niño?

No os cuento la presentación tal cual se hace en un ambiente Montessori porque no os va a funcionar en casa, ya que es un ambiente familiar para el niño en el que no acepta tantas reglas.

Se toma un resaque, el que le apetezca al niño, pero preferiblemente empezar por el círculo, elipse u óvalo, porque los primeros trazos de los niños son circulares. Se toma una hoja y colores (en un aula Montessori cogemos sólo 3 colores por resaque).

Se trata de colocar la figura y trazarla, tanto con el marco como con el resaque, se pueden ir haciendo distintas posiciones con ellos y haciendo distintos dibujos. Cuando ya sabe y domina el trazo del contorno de algunas figuras puede empezar a decorarlas por dentro trazando líneas rectas de arriba abajo, muy juntas, más separadas, líneas en horizontal. Se pueden juntar 2 o más resaques y hacer composiciones que se rellenan por dentro con líneas u otros trazos, pero no es conveniente pintarlos con caras, flores, etc. sino que sean dibujos geométricos para que el material cumpla su objetivo.

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Ejemplo izquierda: Se traza el contorno con dos líneas de distinto color y se rellena con movimientos de arriba a abajo cortos y continuos.

Ejemplo derecha: Se traza una figura con dos líneas de distintos color. Se trazan líneas verticales, de arriba a abajo, sin salirse del contorno, comenzando por el lado izquierdo.

Si el niño siente deseo de dibujar se le da otro papel en blanco en el que dibuja libremente lo que quiere, y esto es muy adecuado hacerlo para que el niño exprese y libere emociones. Una recomendación ante los dibujos libres de los niños, es no preguntarles qué han dibujado ya que si son pequeños no dibujan queriendo hacer nada en especial, y si son de edad escolar ya se verá claramente lo que han dibujado. Permitir que el dibujo libre  sea una mera expresión de sus estados y emociones, sin preguntar, sin juzgar. Y, en Montessori, somos contrarios a la idea de colorear dibujos ya trazados.

Por tanto, son dos ejercicios distintos, con propósitos distintos, el dibujo artístico y libre es para expresar emociones y los resaques son para ejercitar la muñeca y adquirir el control muscular de la mano para obtener la ligereza de trazo, aunque también son creativos.

Ejemplo derecha: Se traza la misma figura en dos posiciones diferentes, con dos colores diferentes. Se rellena libremente. En este caso hemos cogido el cuadrifolio.

Ejemplo izquierda: Se traza la misma figura con dos posiciones diferentes, de colores diferentes. Se rellenan libremente.

Ejemplo izquierda: Tres figuras diferentes con los colores que quieran. Se rellenan con los trazos que los niños ya conocen. En este caso hemos trazado el cuadrado, círculo y cuadrifolio.

Ejemplo derecha: El mismo resaque, en este caso el círculo, trazado en 4 o 5 posiciones, el contorno se dibuja con lápiz y las separaciones se van rellenando con distintos trazos.

Cuando tienen varias hojas de 14×14 con resaques creados por ellos se puede hacer un librito poniendo una tapa que el niño decora.

Como material Montessori para tener en casa me parecen ideales porque suelen gustar mucho a los niños y les ayuda muchísimo en su concentración y creatividad, además de conseguir los objetivos ya mencionados.

LECCIÓN DE 3 PERIODOS MONTESSORI

 

La lección de 3 periodos es la técnica que utilizaba María Montessori para enseñar nuevos conceptos a los niños y niñas.

El creador de esta técnica fue Edouard Seguin, un médico francés que trabajó con niños mentalmente discapacitados, y cuyos trabajos fueron muy inspiradores para la Dra. Montessori.

La técnica empieza a utilizarse para enseñar el lenguaje de los materiales de sensorial a los niños más pequeños de Casa de niños, después se utiliza en todas las áreas cada vez que se quieren introducir conceptos nuevos.

Se aplica de la siguiente forma:

    • Se cogen 3 elementos que se quieran enseñar al niño, por ejemplo, 3 colores: azul, rojo y amarillo.

 

  • 1er periodo: Te sientas con el niño, con los 3 colores en la mesa, le dices el nombre de cada uno de ellos y el niño lo repite cada vez: “este es rojo”, “este es azul”, “este es amarillo”.

 

  • 2º periodo: Le pides al niño que te cada uno de los colores. Por ejemplo: “dame el azul”, el niño lo coge y se lo da. “Pon el rojo aquí”, “tapa con tu mano el amarillo”, así se le va pidiendo que haga cosas con los distintos colores y vamos viendo si los reconoce. Es el periodo más largo. No se pasa al tercer periodo hasta que lo hace todo bien.

 

  • 3er periodo: Le preguntas el nombre de cada color: “¿Cómo se llama este?” Es un paso más.

 

Este tipo de técnica te deja ver claramente si el niño sólo reconoce el concepto o si ya lo sabe. Es como un juego para los niños y lo aceptan muy bien. Os animo a utilizarla en casa.

COMPARTIR O NO COMPARTIR. UNA VISIÓN MONTESSORI

 

Una escena muy común, que seguro todas las madres y padres hemos vivido, es estar en un parque con nuestros hijos y ver  a un niño pequeño llorando porque otro le ha cogido un juguete, y la madre del niño que llora diciéndole: – ¡NO LLORES, HAY QUE COMPARTIR! Y es más, diciéndole a la mamá del otro nene: -¡Tranquila, que lo coja tu hijo, tiene que aprender a compartir! O suena, ¿verdad? Como si el niño fuera a aprender así  a base de disgustos.

En este tema tenemos opiniones encontradas, y a veces, nosotras mismas, no sabemos muy bien cómo actuar. ¿Compartir o no compartir?

Antes de nada, COMPARTIR, tiene que ver con permitir que otra persona use tus cosas o tu tiempo, cosas de ambos o de uso público. Su definición: “Dar, una persona, parte de lo que tiene para que otro la pueda disfrutar conjuntamente con ella. Usar o poseer una cosa en común o realizar algo conjuntamente”.

Por tanto, teniendo en cuenta la definición de la palabra, si dos o más personas no usan  a la vez el objeto en cuestión, no es compartir, sino prestar. Definición de prestar: “Dar una cosa a una persona para que la use durante un tiempo y después la devuelva”. Se comparte casa, comida, gastos, etc. Se prestan libros, coches, dinero, etc. Son conceptos muy similares pero con connotaciones distintas. Lo que intentamos que hagan los niños en los parques no es compartir sino prestar.

Aclarado este tema conceptual, me gustaría empezar diciendo que a compartir se aprende con el tiempo, se necesita el desarrollo cerebral y la madurez personal. Un niño pequeño no tiene aún desarrollada la madurez necesaria como para comprender que si presta su juguete después se lo van a devolver. Están en una etapa en la que sólo tiene en cuenta sus propias necesidades, es una cuestión de supervivencia, necesita estar cerca de todo lo que considera suyo porque le aporta seguridad.

Os voy a contar cómo se gestiona este tema en un aula Montessori y, por supuesto, cómo intentamos que se aplique lo mismo en los hogares.

 

Una de las características más singulares de un aula Montessori es que sólo hay un material de cada, por lo tanto, ocurre en muchas ocasiones que un niño va a coger un material y está ocupado. Esta forma de organizar el aula no es casual, se hace así a propósito. Con esto queremos conseguir que los niños aprendan a  esperar su turno y aprendan a cuidar un material que es de todos, porque si se daña no hay otro, se retira hasta que se repara o se cambia, y eso puede tardar un tiempo. Esto es aprender a compartir, en el día a día, dándose cuenta los niños, que comparten un espacio con unos materiales que tienen  que cuidar y que pueden usar libremente pero cuando estén disponibles.

Esto se puede replicar en nuestros hogares teniendo sólo un juguete de cada para que los hermanos aprendan a compartirlo, igual que compartimos el baño, la cocina, o cualquier cosa que requiera esperar tu turno si está ocupado. Con esta forma de hacer se les enseña a los niños actitudes muy positivas que les van a ayudar mucho en la formación de su personalidad: aprender a esperar para usar un material que es de uso común, aprender  a cuidarlo  porque es de todos, aprender a dejarlo en su lugar para que el próximo que lo necesite lo encuentre allí. Hay adultos que aún no tiene integradas en su personalidad estas tres facetas, tan importantes para la buena convivencia. Son comportamientos que cultivan la paciencia y el orden.

En nuestra casa, es beneficioso que los hermanos compartan sus cosas, pero no desde la obligación, sino desde el buen entendimiento de ser conocedor que el otro necesita ese objeto y lo va a cuidar. Para fomentar esto es conveniente no tener juguetes por duplicado por aquello de “que no se peleen”, por ejemplo, no comprarles un cubo rubik a cada uno, sino sólo uno para todos. Esta actitud, se debe fomentar actuando como ejemplo, que los niños vean que nosotros también somos generosos y compartimos nuestras cosas.

¿Entonces en un aula Montessori se comparte?  Sí, los materiales del aula son de todos y se usan y cuidan entre todos, pero si un alumno lleva un día un objeto suyo a clase para mostrarlo a sus compañeros, (hay días que se permite que los alumnos traigan cosas de casa para mostrarlas o hablar sobre ellas), será libre de prestarlo o no prestarlo a sus compañeros. Esta es la gran diferencia. Es de sentido común y tan fácil como lo que hacemos los adultos entre nosotros, en nuestra vida diaria, si un compañero me pide que le preste mi coche, dependerá de muchos factores que lo haga o no lo haga.

Volviendo a la situación inicial del parque, si nuestro hijo va con un juguete al parque y no quiere prestárselo a otro niño no debemos obligarle a hacerlo, esta obligación no le va a enseñar a compartir, le va a enseñar que sus necesidades no están siendo respetadas, le va a enseñar a decir SI cuando quiere decir NO, le va a enseñar a  no respetarse a sí mismo porque pondrá siempre por delante las necesidades de los demás antes que las suyas propias, le va a enseñar a apropiarse de objetos cuando el otro no quiera porque si se lo hacen a él y no pasa nada entiende que es lo que está permitido en la sociedad. Todo ello actitudes nada positivas para la formación de su personalidad, autoestima y para una adaptación saludable a la sociedad.

Así pues, aprender a compartir no se da desde la imposición, no funciona. Realmente, nada funciona desde la imposición. Si pretendemos que preste sus cosas sin querer dañaremos su autoestima, su capacidad de decisión y su escucha a sí mismo, a sus necesidades. Le habremos domesticado. Educar no es domesticar. Enseñar o educar valores, como puede ser compartir, es un proceso que se da poco a poco, sirviendo de modelo,  mostrando que si prestamos algo es desde el amor al otro y a uno mismo y no desde la obligación. No hace falta decirlo, los niños lo observan e interiorizan todo muy pronto. El fin último es que ese valor penetre suavemente en la forma de ser del niño. Y si nunca llega a nacer de él compartir sus cosas, no pasa nada, seguro tendrá otros valores positivos. Recordemos la idiosincrasia de cada persona, aquello que nos hace únicos siempre permaneciendo fieles a nosotros mismos.

 

LA SOMBRA Y LOS NIÑOS ¿CÓMO PROYECTAMOS EN NUESTROS HIJOS?

 

Qué difícil se nos vuelve la crianza a veces, qué intensa y qué cúmulo de emociones se nos disparan. Hasta que no somos madres y padres no nos hacemos una idea, hay que vivirlo para saber lo que es. Parece que nuestros hijos nos saquen a veces nuestros demonios, nuestro lado más oscuro, te ves haciendo y diciendo cosas que jamás habías pensado que harías y dirías. Pues sí, así es, es un proceso habitual y muy terapéutico, los hijos (y la pareja) son tus grandes maestros, porque te hacen aflorar la sombra.

La SOMBRA es un concepto de acuñó el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung y hace referencia  a todos los aspectos ocultos o inconscientes de uno mismo, tanto positivos como negativos, que el ego ha reprimido y nunca ha reconocido. Es decir, es todo aquello que no reconocemos en nosotros mismos pero sí lo vemos reflejado en los demás.

El ojo puede verlo todo menos a sí mismo, necesitamos un espejo. Nuestra sombra la vemos reflejada en los demás, ellos nos hacen de espejo. A este mecanismo de proyectar nuestra sombra en los demás se le llama PROYECCIÓN.

Todos los aspectos que vemos en los demás, que no podemos soportar, que nos remueven nuestras emociones y sensaciones más profundas forman parte de nuestra sombra, son todo aquello que no nos permitimos ser, abrazar o amar.

Para conocernos y amarnos de forma completa  a nosotros mismos  debemos conocer, aceptar e integrar nuestra sombra. Nuestros familiares, amigos, pareja y sobre todo nuestros hijos son las personas en las que más nos proyectamos. Los niños y adolescentes son expertos en mostrar actitudes que nos hacen despertar nuestro lado oculto. Saben sacar a relucir nuestros miedos, limitaciones y densidades.  Nos retan, nos muestran actitudes que no soportamos.

 ¿Pero, cómo empezó todo?

Cuando tú fuiste una niña o niño había cosas que hacías que tus padres no podían soportar y te reñían, te hacían callar, te castigaban, etc. Esas actitudes y formas de responder las fuiste reprimiendo porque sabías que te iban a causar daño y llegaste a pensar que eran muy malas, ya que las personas más importantes y sabias para ti en ese momento, te lo decían. Todos esos aspectos que reprimiste a la fuerza, forman tu sombra, y para poder verlos empezaste a proyectarlos en los demás, al igual que tus padres los proyectaban en ti. También reprimimos conductas con otros familiares cercanos y en el colegio. Con esto no pretendo echar la culpa a los padres, ellos lo hicieron lo mejor que pudieron y supieron, al igual que lo haces tú.

Os pongo un par de ejemplos muy claros:

“Una niña muy movida, intensa, rebelde, que expresa sus opiniones de forma muy vehemente y que contesta fuerte. Puede ser que esa forma de ser moleste a sus padres y familiares y  le digan de forma recurrente que las niñas tienen que ser más suaves, calmadas, buenas, las niñas no son agresivas. Ella va a ir reprimiendo esa faceta suya, que no es buena ni mala, sino que simplemente forma parte de ella y debe integrarla y reconocerla como el resto de facetas que tiene, pero la reprime y la olvida. Cuando es adulta puede que establezca relaciones en las que el otro responda de forma agresiva, puede que sus hijos también lo sean y peguen o muerdan a otros niños. Ella está proyectando esos aspectos que un día reprimió, no lo quiere ver en ella misma y cuando lo ve en los demás no lo puede soportar. Su proceso terapéutico empieza cuando se da cuenta que ella también tiene esa conducta agresiva, y no pasa nada. La agresividad tiene detrás emociones como la ira, la frustración y el dolor y hay que reconocerlas para poder sanarlas y para poder canalizar la conducta agresiva de forma positiva, es decir, no dañando a los demás.”

“Otro ejemplo, puede ser un niño muy tranquilo al que le gusta estar sin hacer nada todo el día, sus padres le etiquetan como “vago” y le exigen que haga cosas para ser “alguien”, todo de forma recurrente y diaria. Este niño, de adulto, puede que odie a las personas que no hacen nada y que sea un adicto al trabajo”.

Volviendo a la idea que os quiero hacer llegar, nuestros hijos son unos expertos en hacernos ver nuestros lados ocultos y reprimidos. También lo es nuestra pareja, de hecho, no hace falta que vayamos a buscar maestros espirituales muy lejos, ya convivimos con ellos. La vida, por sí misma, es terapéutica, nos pone y nos quita en cada momento aquello necesario para nuestro desarrollo y nuestra evolución.

¿Cómo sé cuando estoy proyectando mi sombra?

Es muy fácil de ver pero muy difícil de creer y de aceptar. Todo aquello que ves en los demás que no puedes soportar, que odias, que te “pone de los nervios” y te hace estallar, eso es tu sombra. No son aspectos que no nos gustan pero controlamos nuestras emociones y reacciones al verlos, son aquellas cosas que nos mueven las entrañas. Yo puedo ver que mi hijo pega y muerde pero no me molesta  tanto, le corrijo porque no es una conducta adecuada, pero lo hago de forma positiva, no me pongo alterada. ¿Entendéis la diferencia?

Una vez que soy capaz de ver mi sombra, ¿qué puedo hacer?

Lo primero es ser capaz de observarla sin reaccionar de forma intensa, observar las emociones que me suscita, si la conducta necesita que actúe lo hago, pero no desde una reacción automática. No debemos huir del momento, no juzgarlo, simplemente observar y sentir qué está pasando en nuestro cuerpo en ese momento presente, ¿sentimos un nudo en el estómago, en la garganta? ¿presión en alguna parte del cuerpo? Respira esa emoción hasta que desaparece. La sensación va perdiendo fuerza y se transforma. Trasciende y seguramente se elimina el malestar. Sé que es difícil de creer y de hacer. Comprobadlo por vosotros mismos. No es algo instantáneo, hay que ir haciéndolo cada vez que aparece la conducta que tanto nos molesta.

Os enlazamos dos libros que nos resultan de interés al respecto.

Emocionario, di lo que sientes” y  “De mayor quiero ser feliz“.

Jung dijo: “Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Meritxell Blasco Pardos

 Guía Montessori para niños de 3 a 6 años. Formación AMI y psicología.

 

PREPARACIÓN INDIRECTA PARA LAS MATEMÁTICAS EN MONTESSORI

 

La preparación indirecta es uno de los principios Montessori más importante, surgió de las observaciones de María Montessori con los niños y niñas del barrio de San Lorenzo (Roma). Observó como en los niños existen ciertas conductas que les preparan para aprendizajes posteriores, al igual que ocurre en la naturaleza con el resto de animales.

Algunos ejemplos de preparaciones indirectas en la naturaleza humana son, el balbuceo para la posterior aparición del lenguaje, los movimientos del bebé que más adelante le permitirán gatear, sentarse, ponerse de pie y caminar, la necesidad del niño de cargar cosas grandes y pesadas como preparación para obtener fuerza y equilibrio.

En Montessori, al niño le damos una preparación indirecta que le permitirá obtener un desarrollo gradual de los conceptos matemáticos. El niño/a tiene que observar, experimentar y abstraer distinciones cada vez más finas en forma, volumen, dimensión, color, temperatura, textura, peso, etc. Clasifica y sigue un orden secuencial que clarifica y organiza su mente, desarrollando los conceptos matemáticos. Esto es un proceso individual de cada niño, nadie puede forzarlo a que lo alcance, debe madurar a su propio ritmo.

Cada área Montessori prepara de forma indirecta para las matemáticas.

Preparación en Vida Práctica

Vida práctica le da al niño un trabajo completo y ordenado, ya que hay una serie de pasos para colocar los materiales, hacer el ejercicio, guardarlo y llevarlo a su lugar, completando siempre el ciclo de actividad, con un control de error que es necesario para verificar la exactitud, la cual lleva a la auto perfección.

Vida práctica le da al niño/a la capacidad de repetición, concentración y refinamiento del movimiento por medio del manejo de los materiales. En todos los ejercicios debe utilizar su juicio y sus estimaciones. Desarrolla su atención, observación a los detalles, a estar atento a posibles problemas y retos que deberá solucionar, todo ello tiene que ver con las matemáticas y con la construcción de la inteligencia.

Vida práctica empodera al niño/a haciéndole sentir seguro y confiado porque ve que puede hacer las cosas por sí mismo. 

Preparación en Sensorial

El trabajo de sensorial es muy importante ya que ayuda al niño/a a clasificar y observar de una forma muy precisa y exacta, a través de ejercicios con figuras y formas. Le introducen el concepto de diferencia y adquiere la secuencia del 1 al 10.

“Las barras rojas” permiten al niño/a adquirir sensorialmente el concepto de medida y el incremento de cada barra le permite comprender posteriormente el incremento de los números, con ellas entiende que hay una progresión natural de los mismos.

En los materiales de ordenar según colores, formas, temperatura, olores, etc. encuentra orden y secuencia.

Con “el gabinete geométrico” tiene experiencias sensoriales de los conceptos de área y superficie. Lo mismo con los cubos de “la torre rosa”, adquiere conceptos que se aplicarán después en geometría.

Con el “binomio”, “trinomio” y “decanomio” adquiere fórmulas algebraicas, sin darse cuenta, que posteriormente harán que sea más sencillo comprenderlas a nivel abstracto.

El reconocimiento de la identidad, similitud y diferencia cuando trabaja con “los triángulos constructores”. Asimila la importancia del triángulo y su rol constructivo en nuestra vida.

Y así, podría ir nombrando todos y cada uno de los materiales de sensorial. Todos tienen una preparación indirecta para las matemáticas.

Preparación en lenguaje.

La culminación de las presentaciones con el material de sensorial es el lenguaje. Todas las impresiones sensoriales que experimente tendrán una palabra que posteriormente le servirá para una mejor comprensión de los conceptos matemáticos: grande, pequeño, grueso, más fino, tan delgado, etc. Por medio de las lecciones de lenguaje, el niño/a aprende a expresar sus experiencias cualitativas y cuantitativas.

El enriquecimiento del vocabulario es esencial para poder expresar cantidad y relaciones de espacio y tiempo y para comprender mejor las matemáticas, ya que estas son un lenguaje en sí mismo.

El lenguaje de las letras y los números se desarrollan juntos, al igual que la preparación de la mano para escribir letras también le sirve para escribir números. Así pues, con lenguaje culmina la experiencia.

¿Cómo sabemos que un niño/a está listo para las matemáticas?

  • Tiene alrededor de 4 años
  • Ya ha establecido un orden interno.
  • Maneja a la perfección las barras rojas.
  • Tiene movimientos coordinados precisos.
  • Tiene hábitos de trabajo establecidos.
  • Presta atención a los detalles.
  • Se concentra.
  • Puede usar representaciones simbólicas.
  • Está interesado en los números y siente curiosidad por ellos.

El papel de adulto

El adulto que acompaña al niño en el aprendizaje de las matemáticas es esencial, primero debe desechar sus propias experiencias previas con las matemáticas, si fueron negativas que no las transmita al niño/a. Debe entender a la perfección este concepto de preparación indirecta, conocer muy bien el material y ser un buen modelo.

El adulto debe invitar al niño descubrir las matemáticas como una exploración, no como una materia obligada, no debe imponérselas como algo que “debe aprender”, tiene que ser capaz darse cuenta de cuando el niño está interesado en los números y siempre empezar desde la parte sensorial. Los primeros materiales de matemáticas son sensoriales.

Maria Montessori en su libro “Creative development in the child” escribe: 

“En este mundo de abstracción, es tan natural para el niño crecer intelectualmente como físicamente. Él encontrará tanta alegría en la adquisición del crecimiento mental como en el sano desarrollo, en el campo físico. Sin embargo, debemos ofrecerle la oportunidad de crecer normalmente, no podemos imponer un programa para su crecimiento mental, basado en nuestras necesidades políticas o ideas educativas.

Dejemos que el niño descubra con pasión como las matemáticas están en todo lo que nos rodea, pero como siempre, respetando sus tiempos y sus ritmos.

 

¿POR QUÉ LOS NIÑOS Y NIÑAS HABLAN MIENTRAS JUEGAN?

 

Los niños saben muy bien lo que les gusta hacer en cada momento, es cierto que se aburren muchas veces pero enseguida vuelven a encauzar su juego. No hay juegos para una determinada edad, todos pueden ser aptos para cualquier edad porque los usan siguiendo un fin. Podemos ver perfectamente a un niño de 12 años jugando con muñecos a inventarse historias, que suelen estar relacionadas con las cosas que vive y ve, en la realidad o en alguna pantalla.

Durante los momentos de juego es normal que los niños hablen en voz alta, relatando sus historias, pueden ser diálogos de sus personajes, puede ser que guía los pasos del juego como dándose instrucciones o puede que esté hablando con alguien imaginario. En cualquier caso es muy positivo que haga esto.

El juego simbólico que realiza el niño con muñecos es terapéutico, si además verbaliza lo que está pasando aún lo es más. Existe un tipo de terapia infantil que se llama Terapia de juego (dentro de la corriente psicológica Gestalt), en esta terapia al niño se le dan muñecos y se le pide que cuente historias, también se utilizan dibujos, visualizaciones, arcilla o barro y otras manualidades, pero me gusta nombrar el juego con muñecos porque es precisamente lo que hacen los niños en casa. No debemos nunca cortar este tipo de juegos.

Tanto en terapia de juego como en casa con sus propios muñecos el niño va a proyectar sobre éstos lo que está viviendo y sintiendo, si tiene estrés o ira contenida la va a sacar, si quiere expresar algo lo hará por medio de uno de sus personajes, esto se traduce en salud mental, como decía Shrek “más vale fuera que dentro”.

Cuando les vemos jugar podemos acercarnos y sentarnos silenciosamente a leer u otra actividad pero sin decirles nada. Podemos observar y escuchar lo que dice, a qué juega, cuáles son sus personajes y seguramente entenderemos muchas cosas. Puede ser que veamos reflejada alguna situación negativa que ha vivido el niño últimamente. No hace falta preguntarle por el juego, el mero hecho de jugar y expresar ya sana cualquier emoción o proceso por el que esté pasando.

Cuando el niño se habla para guiar sus pasos, se da instrucciones en voz alta, está favoreciendo su orden mental y su autocontrol, se está guiando a sí mismo, y por tanto, es muy positivo. Esto lo siguen haciendo muchos adultos.

Otra escena menos común que las dos anteriores pero no por ello extraña ni negativa, son los niños que hablan con “amigos invisibles o imaginarios”. Son compañeros de juego y de vida para el niño, es un proceso que se da entre los 2 y 9 años. El niño suele crear a estos amigos en momentos que se siente solo, con él puede controlar las situaciones porque le pone voz y controla lo que ocurre. Puede estar sanando situaciones que ha vivido con sus amigos reales.  Su amigo imaginario le acompaña en su crecimiento y desarrollo.

No hay que tomarlo como algo extraño ni hace falta hablar con el niño, simplemente si queremos saber algo más de lo que pasa por su cabecita podemos estar cerca y observarle, igual que en el juego simbólico. Os recuerdo lo poderosa que es la técnica de la observación con los niños, os dejo un link por si queréis leer más sobre este tema. 

Si el niño nos cuenta algo sobre su amigo imaginario simplemente tenemos que escucharle y si tenemos alguna duda preguntarle pero nunca reñirle ni avergonzarle. Tomar ese momento como una ayuda más para conocer el mundo interno de nuestro hijo, nos va a dar muchas pistas sobre lo que nuestro hijo necesita.

Y por último, recordad que los niños tienen un periodo sensible del lenguaje, aquí os dejamos el link de un post que escribimos sobre esto hace un tiempo,  cuya cumbre es a los 2 años, pero se va enriqueciendo durante toda su infancia, por tanto quieren hablar todo el rato, lo necesitan para practicar, para aprender, como cualquier aprendizaje cuanto más lo repitan mejor lo harán y ellos lo sabe. Si se hablan en voz alta mientras juegan es una señal que están aprendiendo.

Los niños son maravillosos y saben lo que necesitan en cada momento, cuanto más tiempo estén en contacto con su guía interno mejor, ojalá toda su vida.