14.9.20
Libertad y Límites en un ambiente Montessori
Un ambiente Montessori se caracteriza por la libertad a la hora de elegir el trabajo a realizar pero no está libre de límites. Hay muchas dudas, prejuicios y mitos alrededor de esta pedagogía, al igual que de otras. El problema es la falta de información real, el boca a boca y el no haber estado dentro de un ambiente real observando. Muchas personas piensan que Montessori es muy dirigido, que los niños realmente no eligen lo que quieren hacer, en cambio, otras personas piensan que es un ambiente muy libre donde no existen límites. Ninguna de estos dos tipos de opiniones son reales. Entonces, ¿qué ocurre en un ambiente Montessori con respecto a la libertad y a los límites?
Montessori no es una escuela libre, pero tampoco es una escuela dirigida en la que los niños sigan al maestro, podemos decir que es un punto intermedio en lo que se refiere a elección de trabajo. Se ofrece un ambiente preparado que se pone al alcance de los niños y se les da libertad de elección pero siguiendo unas normas que deben respetar para el buen funcionamiento del ambiente.
La satisfacción que produce descubrir nuevas formas de usar el material.
La disciplina es parte del universo, hay un orden cósmico y ciertos patrones que necesitan respeto por las leyes naturales. Debido a este orden las cosas están en relación unas con otras, incluidos los seres humanos. Los niños poseen una guía interna, un maestro interior que les pone en contacto con las leyes de su propio desarrollo y necesitan actuar en libertad para poder seguir su maestro interior.
La libertad es el derecho de la persona a actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de otras personas. Libertad es actividad, y la disciplina natural debe venir en el niño a través de la libertad, así que libertad y disciplina son las dos caras de una misma moneda, no puede haber una sin la otra. Si se le permite al niño trabajar siguiendo su orden interno, accede al orden externo, a la calma y a la autodisciplina. No queremos que el niño asocie bien con pasividad y obediencia y mal con movimiento y libertad, porque el primer punto es que el aprendizaje siempre va unido a la libertad de movimiento.
En un ambiente Montessori los niños tienen libertad para:
- Moverse por el ambiente
- Expresarse
- Seguir sus intereses.
- Elegir el material con el que quiren trabajar.
- Trabajar todo el tiempo que quieran o no trabajar.
- Hablar y comunicarse entre ellos y la guía.
- Observar a otros trabajar, siempre que el otro niño quiera ser observado.
- Enseñarse unos a otros una vez que han adquirido una habilidad.
- Ayudarse unos a otros.
- Comer y beber cuando lo necesiten.
- Ir al baño sin pedir permiso.
- No querer recibir una presentación.
Ayuda de un niño más mayor que ya domina ese material a uno más pequeño que se lo caban de presentar.
Esta libertad va de la mano de los límites, y para poder fijarlos, tenemos en cuenta lo siguiente:
- Los límites son para el respeto y la protección del ambiente, de los demás y de uno mismo.
- Necesitan ser flexibles.
- Deben estar basados en la regla de oro: “trata a los demás como te gustaría ser tratado”.
Existen 4 límites básicos en el ambiente Montessori, dentro de los cuales se engloban los demás:
- El interés colectivo: no puedo hacer nada que me dañe a mi mismo o a otro compañero. No puedo interferir en la libertad d elos demás.
- El niño sólo puede utilizar los materiales que le han sido mostrados.
- Uso del material: debe ser tratado con respeto y usado adecuadamente.
- El material es limitado, sólo hay uno de cada, porque el uso de materiales iguales al mismo tiempo promueve la competencia.
Otros límites englobados en los 4 anteriores:
- No se interrumpe el trabajo de los demás.
- Se espera el turno si otro niño está usando el material.
- Se deja el material en su lugar.
- Se habla a todos con respeto.
- No se corre ni se grita en el ambiente.
La libertad de movimiento, de acción y de expresión que tienen los niños, poco a poco, les ayuda a conseguir uno de los mayores objetivos: ser independientes. Toda ayuda innecesaria no es más que un obstáculo para el desarrollo del niño.
Espero haber aclarado cómo es un ambiente Montessori en cuanto a libertad y límites. los niños muy pronto los entienden e interiorizan porque se dan cuenta que son necesarios para el buen funcionamiento del aula. Van entendiendo que debe haber un equilibrio entre la libertad individual y las necesidades del grupo.
La observación. Técnica Montessori para conocer y no juzgar a los niños.
Observar es ver detalladamente, es la capacidad de ver, captar, conocer y descubrir el comportamiento y las actitudes de los niños y niñas. Si queremos descubrir la esencia del niño necesitamos observarle.
La observación es la capacidad de estar aquí y ahora, en el presente. Necesitamos tener silencio en la mente, silencio de ideas preconcebidas que modifican la observación, así que, necesitamos una preparación mental y espiritual para saber observar a los niños. Hay veces que nos quedamos mirando a un grupo de niños en un parque y pensamos en observarles, pero por unas causas u otras metemos nuestros juicios continuamente. Observar no es eso, es desnudar nuestra mente de juicios y ver qué ocurre en el presente, anotando todo lo que vemos de forma objetiva. Es una técnica súper valiosa. Es importante tener un interés real a la hora de observar.
La observación es la técnica que utilizó María Montessori para desarrollar todos sus materiales y sus principios y para llegar a entender las necesiddaes de los niños y niñas en sus distintas etapas de desarrollo.
¿Cómo observar a los niños y niñas siguiendo esta técnica?
Se trata de sentarse en un lugar donde no se interfiera la acción del niño o grupo de niños e ir anotando todo lo haga en tiempo presente y sin emitir juicios, solo describir y anotar sus acciones segundo a segundo. No escribimos lo que pensamos o sentimos, sólo lo que vemos.
Lo ideal es tener un cuaderno de observación en el que iremos escribiendo todas las observaciones que hagamos, ya que si queremos conocer el comportamiento de un niño o niña necesitamos varios registros.
Los elementos que debemos anotar en nuestra hoja de observación son: fecha, hora, lugar, clima, estado físico en el que nos encontramos , estado de ánimo y hora de finalización. Antes de empezar hacemos una descripción breve del lugar, anotando el número de adultos y de niños o niñas y el motivo de la observación. Al final de la misma se puede escribir una breve interpretación diciendo cómo me he sentido u otro tipo de comentarios que se consideren importantes.
Ejemplo de formato de observación:
Nº de observación: Observador:
Tema:
Fecha:
Hora:
Lugar:
Clima:
Estado físico:
Estado de ánimo:
Descripción inicial del lugar, con número de adultos y niños:
Observación:
Hora de fin:
Interpretación:
Para poder llevar a cabo esta técnica antes hay que hacer un entrenamiento personal siguiendo una secuencia de observaciones, primero observar objetos inanimados, luego plantas, animales y por último seres humanos. Hay que hacer antes estos ejercicios para practicar y estar completamente preparados para saber observar sin emitir juicios. Y tener siempre presente que para conocer las características de lo que estamos observando tenemos que tener un número suficiente y variado de observaciones, en momentos y actividades diferentes de la vida del niño. Siempre observar de manera amorosa, respetuosa y consciente, con interés por conocer lo que voy a observar, de forma responsable , objetiva y exacta.
Observación de la interacción de un niño con otro.
¿Para qué observamos a los niños/as?
Les observamos para entender cuáles son sus necesidades y poder responder a éstas. Para saber cuándo llevan a cabo ciertas acciones de su desarrollo. Para poder preparar un ambiente adecuado para que el niño se pueda desarrollar de forma adecuada.
Observamos:
- La capacidad física del niño/a, su habilidad motora fina y gruesa.
- El nivel cognitivo del niño, su desarrollo intelectual.
- El desarrollo del lenguaje.
- El desarrollo social y emocional. Reacciones del niño frente a situaciones de estrés.
- Sus patrones de sueño. Podemos observarle mientras duerme.
- Sus patrones de alimentación.
- El movimiento de sus manos.
Herramientas que deben tener las maestras y guías en sus ambientes.
- Tablas de observación.
- Deben llevar siempre en el bolsillo papel y lápiz para anotar cualquier cosa que les llame la atención. Deben anotar de manera clara y rápida sus observaciones.
- Deben observar el material que el niño elige, las veces que lo repite y la concentración que alcanza con dicho material. A través de ésto sabrá en qué periodo sensitivo está el niño.
- Calma, tranquilidad, comprensión y conocimiento. El conocimiento es lo que les va a dar la calma y la tranquilidad porque saben lo que están haciendo.
- Pueden empezar observando media hora, luego una hora, hora y media, hasta llegar a las 2 horas que es el tiempo adecuado para una observación.
- En cada sesión se observa un aspecto, sueño, lenguaje, alimentación, movimiento, etc.
- Hay observaciones en casa y en el aula.
- Necesitan tener observaciones ordenadas de varios periodos del niño, frecuentes y continuas, para poder llegar a conclusiones. Esta conclusión nunca será un diagnóstico del niño, son informaciones que tiene la maestra para conocer mejor al niño y poder ayudar a los padres y al niño en momentos determinados.
Os pongo un ejemplo, totalmente inventado, de lo que sería observar de forma correcta y lo que sería narrar haciendo interpretaciones, lo cual no sería correcto.
Observar:
“El niño camina con un trapo en la mano, lo deja en su lugar, va a una mesa y coge un libro, lo deja, camina. Va a las alfombras, coge una y la pone en el suelo, coge una mesa auxiliar y la coloca en la esquina de la alfombra…”
Narrar:
“María coge el marco de vestir y lo trabaja correctamente (juicio), la niña del binomio lo guarda y busca otro material ( interpretación, no sabemos si busca un material). José coge el tablero de los puntos y lo trabaja muy bien (juicio). A pesar de que la guía no está, el grupo se portó bien...(interpretación y juicio)
Espero que esta entrada os sea de utilidad y podáis utilizar esta técnica tan valiosa y respetuosa con vuestros alumnos y alumnas.
GRACIA Y CORTESÍA. Educación Montessori
Gracia y cortesía es una sección de actividades dentro de vida práctica, que tiene que ver con el comportamiento del niño dentro del ámbito social.
María Montessori veía al niño como un ser completo, no esperaba que el niño se convirtiera en adulto para que aprendiera a comportarse de forma correcta en sus relaciones sociales, ya que el niño por naturaleza es social. Creía que los niños nacen con un estado de gracia y, por tanto, lo único que hay que hacer es mantener ese estado natural.
Gracia es un concepto relacionado con el movimiento y con la economía del movimiento, necesaria para realizar ciertas actividades. Es acción que emana desde el interior del hombre permitiéndole realizar una tarea sin movimientos superfluos.
Cortesía es el conjunto de acciones llevadas a cabo en beneficio de los demás. Significa salir de ti mismo actuando desde el corazón, y qué momento más importante para ser cortés que cuando tu corazón es más puro, cuando eres niño y actúas desde la espontaneidad. La cortesía es algo que emana naturalmente del niño cuando se le ha permitido un desarrollo natural ya que la naturaleza del niño es mostrar su afecto con el corazón.
Juntos, gracia y cortesía, expresan el verdadero espíritu del ser humano y crean una atmósfera de amabilidad alrededor de la persona. Son una serie de ejercicios que embellecen nuestras relaciones sociales, ayudando al niño a saber cómo y cuándo responder adecuadamente a los diferentes contextos sociales.
Amigos descansando después de clase
El propósito de las lecciones de gracia y cortesía es ayudar al niño en su tarea de auto construcción y en el proceso de adaptación a su cultura. Son herramientas valiosísimas en sus relaciones sociales. Es muy agradable vivir con una persona cortés y muy desagradable vivir con una que no lo es. Debemos mostrar a los niños las actitudes que les guíen hacia relaciones sociales armónicas y darles reglas de cortesía generales que les sean útiles.
El adulto es el modelo a imitar y necesita hacer una profunda introspección y análisis de sus movimientos, comportamientos y formas en las que se dirige a los niños y a otros adultos.
Con estos ejercicios el niño adquiere consciencia y armonía sobre su cuerpo y mente. Son actividades del mundo real que le enseñan a manejar sus deseos, su función en la sociedad, a definir sus conceptos de equidad y a alcanzar su necesidad de imitar el mundo de los adultos. Los niños se sienten cómodos en ambientes armónicos y amables.
Estas actividades se les muestran a los niños en pequeños grupo ( 3 o 4 niños) o si lo requiere el momento también se le puede mostrar a un niño solo. Las presentaciones son:
- Saludarse y presentarse o presentar a otro.
- Bostezar, estornudar, toser.
- sonarse la nariz
- Decir buen provecho
- Dejar pasar y pedir paso.
- Recoger algo que se le ha caído a una persona.
- Pedir ayuda.
- Invitar a alguien a sentarse.
- Ofrecer algo a alguien.
- Servir té o café a las visitas.
- Escuchar.
- Dar y recibir cumplidos.
- Pedir disculpas.
Si nos damos cuenta estas presentaciones son como un pequeño curso de habilidades sociales, adaptadas a niños de 3 a 6 años, son cosas muy básicas que se deberían aprender en los hogares pero no siempre sucede así. Si desde pequeños tenemos este repertorio de habilidades aprendidas e interiorizadas nuestras relaciones sociales serán más satisfactorias, porque no nos quedaremos en estas presentaciones, nuestra habilidad social irá a mas, esta base nos dará la capacidad de aprender habilidades sociales más complejas como la asertividad y el saber decir que no, entre otras.
En general todo el área de vida práctica significa mantener unas buenas relaciones contigo mismo, con el ambiente y con los que te rodean.
Educar en la responsabilidad
La responsabilidad es la capacidad de asumir las consecuencias de las acciones y decisiones buscando el bien común (el propio y el de los demás).
Uno de los objetivos en la crianza es que los niños y niñas alcancen la capacidad de ser independientes, de valerse por sí mismos, de tomar decisiones y de hacer uso de su libertad desde el conocimiento de sus posibilidades; ésto es un proceso largo que se inicia en la familia y que el niño/a va poniendo en práctica en todos los ambientes sociales.
Los niños/as deben aprender a aceptar las consecuencias de lo que hacen y dicen, y de hecho, nos damos cuenta, que cuando un niño actúa de forma responsable siente satisfacción y esto favorece su autoestima.
Algunas pautas.
En los primeros años las actividades tienen que ir siempre asociadas al juego, para los niños de 1 a 5 años ayudar en las tareas de la casa es un juego y lo van a querer hacer con mucho gusto. Este aprendizaje a través del juego y de la imitación de los adultos se transformará en un hábito.
Cuando el niño ya es más mayor y queremos darle más responsabilidades en el hogar hay que tener algunas ideas claras:
- Conviene que cada miembro de la familia tenga muy claras sus responsabilidades, incluso se pueden escribir y pegar en un corcho. Cada uno debe tener muy claro qué hacer, cómo y cuándo para que entre todos haya colaboración en las tareas de la casa. Es muy importante educar tanto a los niños como a las niñas que las tareas de la casa son responsabilidad de todos los que vivimos en ella, en la medida de nuestras posibilidades en cuanto a tiempos y edades.
- Es preciso que haya coherencia entre lo que va a exigir el padre y la madre. Tienen que estar de acuerdo para que no haya discrepancias y que no tengamos que escuchar de los niños: “mamá me deja..”
- No exigir a los niños cosas que nosotros como adultos no hacemos, por ejemplo, quitarse los zapatos al entrar en casa, lavarse las manos antes de comer, lavarse los dientes, etc. Recordar siempre que los niños aprenden por imitación.
- La paciencia y la tolerancia son actitudes imprescindibles que deben mostrar los padres hacia sus hijos para que éstos crezcan responsables. Hay que tener en cuenta que los errores son parte de la vida y del aprendizaje y no siempre ni los niños ni los adultos hacemos las tareas perfectas.
- No hagas lo que tu hijo/a es capaz de hacer por sí mismo, al menos no de forma habitual, eso no quiere decir que algún día quieras hacerle algo porque se encuentra mal o porque te lo pide, ya que así también enseñamos a ser amables y a hacer favores cuando el otro lo necesita.
¿Cómo hacer que mi hijo haga cada vez más cosas en casa y se empiece a responsabilizar de algunas tareas?
Lo primero, confiar en él, hacerle saber que está capacitado para hacer la tarea, darle seguridad, reforzar que puede hacerlo con frases como: “Te va a salir súper bien”, “Tú puedes hacerlo”, “Yo te veo muy preparado para hacer eso”. etc.
Después, explicarle claramente qué deseamos que haga, y por supuesto, evitar mensajes del tipo: “Ya lo hago yo porque lo hago más rápido o porque lo vas a hacer mal, etc..” Con estos mensajes desvalorizamos al niño/a , eliminamos su motivación y bajamos su autoestima. Recordemos que la autoestima se refuerza cuando el ser humano se siente útil y capaz de vivir en su medio, para los niños es igual, se sienten más valiosos cuando perciben que son capaces de aportar algo en el medio en el que viven.
Hay un gran tema, propio de otro post, pero que voy a mencionar, es la capacidad de elegir entre varias alternativas. Elegir siempre conlleva un compromiso por la opción elegida y un riesgo a equivocarse. Es muy positivo que los niños/as empiecen pronto a poder elegir sus cosas para que aprendan a comprometerse con su elección y a asumir el riesgo a equivocarse y a experimentar las consecuencias naturales de sus actos. Al principio, desde los 3 años podemos darles dos opciones y que elija una , por ejemplo, darle a elegir entre dos camisetas, o dos pantalones, si quieren ir al parque o a pasear con el patín, etc. Conforme van creciendo podemos dejarles elegir entre todas las opciones pero siempre haciéndoles ver que se comprometen con lo que eligen y que pueden equivocarse. Es muy importante que aprendan a tomar decisiones, porque la vida está llena de ellas.
Cuando está haciendo una tarea podemos estar atentos por si necesita ayuda y por supuesto, reforzar con mensajes positivos cuando la hace. A todos nos gusta que nos valoren cuando hacemos algo bien y cuando nos hemos esforzado, no somos piedras y nuestros hijos tampoco, a ellos, como a nosotros, les encanta escuchar palabras de aliento y confianza por parte de los demás. No me refiero a reforzar con algo material pero sí a decirle con sinceridad un “muy bien” “estoy orgullosa de ti” o cualquier otra frase.
¿Qué podemos esperar según su momento evolutivo?
A modo de orientación y teniendo en cuenta las distintas etapas de desarrollo, podemos señalar las siguientes características:
A los 2 años:
Pueden hacer ya algunas tareas pero aún no comprenden si lo hacen de forma correcta porque no tienen autocontrol y no tienen la voluntad desarrollada. Puede guardar sus zapatillas, su pijama, llevar su pañal a la basura (ésto incluso antes), poner y quitar la mesa, regar plantas y flores, recoger sus juguetes con ayuda del adulto, es decir, viendo como mamá o papá también recogen. Se pueden desvestir solos y vestirse con ayuda. Comen solos.
Necesitan orden y rutinas en su vida. Imitan a los adultos y colaboran con ellos.
A los 3 años:
Siguen observando e imitando al adulto.
Pueden vestirse y desvestirse solos o con algo de ayuda. Comen con completa autonomía. Empiezan a querer jugar con sus iguales y aceptan los turnos de juego, aunque no siempre los respetan. Comienzan a comprender que hay normas y reglas para hacer las tareas de la casa. Puede poner y quitar la mesa y ayudar en el cuidado de los animales domésticos.
A los 4 años:
Tienen deseos de gustar y servir, y suelen tener iniciativas responsables dentro de las tareas de la casa. Es bueno crear rutinas para que después, cuando ya no tengan este deseo de agradar, hayan adquirido hábitos como poner y quitar la mesa, fregar su plato, recoger juguetes, vestirse y calzarse, lavarse manos y dientes, o cualquier otra actividad del cuidado de uno mismo y del ambiente que consideremos que pueden hacer.
En cuanto a la relación con sus iguales, juega con otros y tiene iniciativas, le gusta mandar y proteger a sus hermanos menores. Le gustan los juegos simbólicos y de imitación. Entiende y respeta las reglas sencillas de los juegos.
A los 5 años:
Si no lo hemos hecho antes ya conviene dejarle elegir entre varias opciones en temas como ropa, comida, salir a jugar, etc.
Pueden ser responsables de tareas domésticas como limpiar el polvo, fregar los platos, recoger la mesa, prepararse su ropa y su mochila, buscar las cosas que necesita para hacer una actividad, etc.
Ya empiezan a interiorizar las normas y a cumplirlas aunque también empiezan a rebelarse frente a las presiones de los adultos en temas de disciplina y normas sociales.
A los 6-7 años:
Son capaces de saber cómo quieren vestirse y es positivo que les permitamos elegir su ropa. Pueden ducharse solos, con la ayuda de lavar el pelo. Les cuesta un poco tener sus cosas ordenadas y cuidarlas y aún las pierden o las rompen. Son autónomos en los desplazamientos conocidos y les encanta ir a la calle a cumplir recados, ya dependerá de donde vivimos para permitirle ir, por ejemplo, a comprar el pan, leche, al kiosko, sacar la basura, etc. Pueden controlar su dinero, ahorrándolo para después comprar algo que les guste.
En cuanto a sus iguales juegan en grupos de 3 o mas, normalmente del mismo sexo. Acusan a sus compañeros cuando hacen algo mal pero son muy amigos de sus amigos y se sienten mal si les engañan o mienten. No suelen aceptar perder en los juegos colectivos y algunos hacen trampas.
Suelen pensar que los adultos son injustos con ellos cuando les llaman la atención por algo porque son muy sensibles a la crítica. Van adquiriendo la noción de justicia y comprendiendo las normas morales.
A los 8 años:
Comienza la autonomía personal y puede controlar sus impulsos. Es capaz de organizarse en la distribución del tiempo, del dinero y de los juegos, aunque todavía necesita supervisión. Se les puede dar algunas responsabilidades diarias como prepararse el desayuno, ir sólo al colegio, ducharse, etc.
Es capaz de prever las consecuencias de sus actos y sabe cómo actuar en situaciones habituales de su vida. En estos momentos se hace aún más decisiva la actuación de las personas adultas, ya que, si ejercen una presión muy autoritaria hacia el niño, éste se hace dependiente, sumiso y falto de iniciativa. Si, por el contrario, son adultos muy permisivos, el niño se convertirá en una persona caprichosa e irresponsable. Así pues, se hace imprescindible una actitud que favorezca la iniciativa y mantenga la exigencia.
Entre los 9 y los 11 años:
Ya es bastante autónomo en sus intenciones, y por lo tanto, en su responsabilidad. Le gusta tomar decisiones y oponerse al adulto con cierta rigidez. Es capaz de elegir con criterios personales y se vuelve un poco exigente, estricto y riguroso. Le gusta que le dejen decidir por sí mismo y tiene necesidad de afianzar su yo frente a los demás, de ahí su resistencia a hacer lo que le piden los adultos y su afán de mandar a otros niños menores. Conoce sus posibilidades, decide y reflexiona antes de obrar, aprende de las consecuencias y se siente atraído por los valores morales de justicia, igualdad, sinceridad y bondad. Reconoce lo que hace mal, pero siempre busca excusas. Se identifica mucho con su grupo de amigos.
A los 12 años:
La influencia de los amigos comienza a ser decisiva y su conducta estará influenciada en gran parte por ellos. Los hermanos/as mayores tienen también gran influencia, más que los padres. Es una etapa en la que la crítica hacia padres y profesores es frecuente, no le gusta que le traten de forma autoritaria, como a un niño; reclama autonomía en todas sus decisiones.
Necesita tener amigos y confiar en ellos, es leal al grupo y su moral es la de sus iguales, a los que imita en la forma de vestir, en los juegos, aficiones, etc. Tiene sentido de responsabilidad y trata de cumplir sus obligaciones. Su comportamiento es mejor fuera del entorno familiar.
A modo de conclusión:
La responsabilidad se adquiere y se desarrolla de forma progresiva, la capacidad de actuar de forma responsable depende de cada persona y del ambiente que le rodea (familia, escuela, barrio, etc.), todo ello conlleva que existan ritmos distintos en cada niño y niña, por lo tanto, será difícil encontrar niños/as que con la misma edad tengan conductas similares, algunos tendrán más desarrollados unos aspectos y otros menos. Estas fases descritas no deben entenderse de forma estricta sino sólo a modo de referencia.
Educar en la responsabilidad no es tarea fácil pero merece la pena para que nuestros hijos/as lleguen a ser adultos responsables de sus vidas, que sean personas proactivas capaces de tomar iniciativas y que sean los capitanes de su vidas.
Resaques Metálicos.
Los resaques metálicos son un material Montessori que pertenece al área de lenguaje, concretamente al lenguaje escrito. La escritura es una acción muy compleja que necesita ciertas habilidades, divididas en dos categorías:
- Físicas: habilidades de la mano
- Mentales: habilidades de la mente.
Voy a centrarme, en este post, en las habilidades físicas que necesita un niño para que esté preparado para escribir, y son las siguientes:
- Control y coordinación de movimiento.
- La ligereza de toque que ayuda al control de la presión del lápiz y previene la fatiga.
- La mano debe adaptar su movimiento al espacio disponible.
- La habilidad para trazar la forma de la letra.
Para desarrollar estas habilidades físicas María Montessori creó varios materiales, uno de ellos son los Resaques Metálicos (RM), que son una preparación directa de la mano y la muñeca para la escritura.
La preparación de la mano no tiene nada que ver con el proceso mental necesario para escribir. La inteligencia discrimina y elige los símbolos pero si la mano no está bien entrenada el proceso mental se hace más difícil y lento, no son dos procesos directamente conectados, se necesita una preparación de la mano para que la inteligencia pueda expresarse.
Los RM se pueden introducir a partir de los 3 años y medio o 4, pero antes hay que dar suficiente preparación con otros materiales y no hay que esperar resultados preciosos con ellos desde el principio, esto llegará con la práctica.
DESCRIPCIÓN Y FORMA DE USO DE LOS RESAQUES
Los RM son dos plataformas con una inclinación hacia el frente, en cada una de ellas se colocan 5 resaques compuestos de un marco y de una figura geométrica que se coloca dentro del marco. Son 10 resaques:
- En la 1ª plataforma están las siguientes figuras: cuadrado, triángulo, rectángulo, trapecio y pentágono.
- En la 2ª plataforma: círculo, óvalo, elipse, triángulo curvilíneo y cuadrifolio.
Necesitamos también, hojas de papel blanco y de colores cortadas 14×14. Lápices de colores con la punta afilada para poder trazarlos.
¿Cómo se los presentamos al niño?
No os cuento la presentación tal cual se hace en un ambiente Montessori porque no os va a funcionar en casa, ya que es un ambiente familiar para el niño en el que no acepta tantas reglas.
Se toma un resaque, el que le apetezca al niño, pero preferiblemente empezar por el círculo, elipse u óvalo, porque los primeros trazos de los niños son circulares. Se toma una hoja y colores (en un aula Montessori cogemos sólo 3 colores por resaque).
Se trata de colocar la figura y trazarla, tanto con el marco como con el resaque, se pueden ir haciendo distintas posiciones con ellos y haciendo distintos dibujos. Cuando ya sabe y domina el trazo del contorno de algunas figuras puede empezar a decorarlas por dentro trazando líneas rectas de arriba abajo, muy juntas, más separadas, líneas en horizontal. Se pueden juntar 2 o más resaques y hacer composiciones que se rellenan por dentro con líneas u otros trazos, pero no es conveniente pintarlos con caras, flores, etc. sino que sean dibujos geométricos para que el material cumpla su objetivo.
Ejemplo izquierda: Se traza el contorno con dos líneas de distinto color y se rellena con movimientos de arriba a abajo cortos y continuos.
Ejemplo derecha: Se traza una figura con dos líneas de distintos color. Se trazan líneas verticales, de arriba a abajo, sin salirse del contorno, comenzando por el lado izquierdo.
Si el niño siente deseo de dibujar se le da otro papel en blanco en el que dibuja libremente lo que quiere, y esto es muy adecuado hacerlo para que el niño exprese y libere emociones. Una recomendación ante los dibujos libres de los niños, es no preguntarles qué han dibujado ya que si son pequeños no dibujan queriendo hacer nada en especial, y si son de edad escolar ya se verá claramente lo que han dibujado. Permitir que el dibujo libre sea una mera expresión de sus estados y emociones, sin preguntar, sin juzgar. Y, en Montessori, somos contrarios a la idea de colorear dibujos ya trazados.
Por tanto, son dos ejercicios distintos, con propósitos distintos, el dibujo artístico y libre es para expresar emociones y los resaques son para ejercitar la muñeca y adquirir el control muscular de la mano para obtener la ligereza de trazo, aunque también son creativos.
Ejemplo derecha: Se traza la misma figura en dos posiciones diferentes, con dos colores diferentes. Se rellena libremente. En este caso hemos cogido el cuadrifolio.
Ejemplo izquierda: Se traza la misma figura con dos posiciones diferentes, de colores diferentes. Se rellenan libremente.
Ejemplo izquierda: Tres figuras diferentes con los colores que quieran. Se rellenan con los trazos que los niños ya conocen. En este caso hemos trazado el cuadrado, círculo y cuadrifolio.
Ejemplo derecha: El mismo resaque, en este caso el círculo, trazado en 4 o 5 posiciones, el contorno se dibuja con lápiz y las separaciones se van rellenando con distintos trazos.
Cuando tienen varias hojas de 14×14 con resaques creados por ellos se puede hacer un librito poniendo una tapa que el niño decora.
Como material Montessori para tener en casa me parecen ideales porque suelen gustar mucho a los niños y les ayuda muchísimo en su concentración y creatividad, además de conseguir los objetivos ya mencionados.