Podríamos decir que hoy en día la educación Montessori se ha puesto de moda, aunque para mí, más que como moda ha resurgido como respuesta a una crisis educativa y social. Sea como fuere, son muchas las escuelas y empresas que se han aprovechado de esta tendencia para publicitarse y vender sus servicios o productos bajo la etiqueta “Montessori”. ¿Pero es realmente Montessori todo lo que nos venden como tal?
María Montessori diseñó sus materiales didácticos hace más de un siglo, y tras su muerte las personas encargadas de expandir su legado siguieron diseñando materiales que cumplieran con las características de su método, es decir, materiales de “inspiración Montessori”. Vamos a ver, pues, cuales son las características que debe cumplir un material para poder denominarse así. Sabiendo esto evitaremos que nos vendan gato por liebre y también podremos crear nuestros propios materiales DIY.
- Sensoriales. La doctora descubrió que “la mano es el instrumento de la inteligencia” y la neurociencia ha avalado esta afirmación. Lxs infantes aprenden de manera sensorial, así que los materiales deben poderse tocar y manipular sensorialmente.
- Naturales y frágiles. Sí, objetos reales y delicados, de hierro, de cristal, etc. Aunque a priori nos de algo de miedo, esto tiene 3 razones:
- Información sensorial: los materiales naturales ofrecen una amplia variedad de información sensorial; temperatura diferente, peso diferente, rugosidad diferente, olor diferente, etc. Toda esta información se queda grabada inconscientemente en la mente absorbente de lxs peques.
- Voluntad. La voluntad hace referencia al control de los movimientos. A menudo vemos niñxs de 6 años, por ejemplo, que no cuidan las cosas, que lo tiran y destruyen todo. ¿Pero acaso han tenido la oportunidad de vivenciar las consecuencias de sus actos? Si desde bebés les ofrecemos vasos de cristal, cubiertos reales (a su tamaño y que no corten demasiado), cuando se les caigan, rompan y sientan su pérdida, o cuando se “corten” ligeramente, experimentarán el efecto de su uso, y así empezarán a controlar sus movimientos, a desarrollar la voluntad, a cuidar las cosas.
- Dignidad. Normalmente las personas adultas preferimos usar cosas de buena calidad, pero en cambio, a la infancia le ofrecemos todo de plástico. ¿Cuál es la razón? ¿No será que menospreciamos esta etapa de la vida o que no confiamos en sus capacidades? Una forma excepcional de dignificar a cada niño y niña es diseñar sus espacios con materiales naturales y frágiles.
- Tamaño adecuado. Si les ofrecemos utensilios u objetos de su tamaño podrán manipularlos con más facilidad y será una motivación extra para seguir empeñándose en actividades de “vida práctica” determinadas (cocinar, barrer, regar plantas…).
- Propósito inteligente y aislar la dificultad. La base de la educación Montessori es observar el periodo sensible de cada peque y ofrecerle un material que simplifique sus estímulos y se centre en un propósito específico. Esto favorece la concentración y la repetición del ejercicio, esencial para el aprendizaje y el desarrollo neuronal. Por ejemplo, si observamos que un/a infante se pasa el día abriendo y cerrando cajones podemos determinar que tiene esa necesidad y le podemos ofrecer una caja con una ranura y un puerta donde insertar y sacar monedas.
- Control del error. EL propio material te indica cómo estás haciendo el proceso y lxs niñxs no necesitan consultar a una persona externa si van bien encaminados o no, si han logrado el objetivo o no. Esto favorece la concentración, la autonomía y evita dinámicas de dependencia y juicios externos. Un material de toda la vida que tiene el Control del Error son los puzzles.
- “Botón”. El Botón es un pitorrito que tienen algunos materiales Montessori. La doctora observó que cuando los niños y las niñas empezaban a escribir tenían una doble dificultad; plasmar las letras y coger el lápiz correctamente. Esto último ocurría por la falta de destreza de la motricidad fina y la dificultad para hacer la pinza con los dedos. Por ello, desde bien pequeños, el botón favorece que inconscientemente lxs peques vayan mejorando este movimiento y cuando lleguen a escribir ya no supondrá un obstáculo.
Como acabamos de ver las características de estos materiales tienen una razón de ser. Me gustaría subrayar que la educación Montessori, como expreso en esta entrevista, es una filosofía de vida y de comprensión del ser humano, y los materiales no son más que la última punta del iceberg. De nada sirve ofrecer a un niño o niña estos materiales si se encuentra en un ambiente de directividad que no respeta sus ritmos y necesidades. De igual manera, en mis talleres dirigidos a familias, intento transmitir la idea de que no es necesario comprar los materiales más sofisticados para aplicar esta filosofía en el hogar. Si no que la verdadera esencia es permitir que el/la niñx explore todo y que ayude con las tareas prácticas cuando lo solicite, a pesar de que lo haga de una manera distinta a la que nos gustaría.
Por último, quiero mencionar que el método Montessori no incorpora el
juego desestructurado y simbólico como parte de su actividad, pero para
mí, como profesional no purista del método, es esencial y necesario
para el desarrollo integral de los niños y las niñas. Así que
además de los materiales didácticos, recomiendo infinitamente objetos
naturales y desestructurados que favorezcan el juego libre
auto-dirigido, tanto en espacios formales como en los hogares.