Nuestra hija revolucionó nuestro mundo. Para mí, como para tantas otras mamás, la maternidad supuso un rito de paso, una transformación; un camino pedregoso en el que mi hija era el motor que me empujaba a sobrepasar mis propios límites. En el momento en el que asumo que yo soy un ejemplo vivo para ella, deseo demostrarle con mis actos que los sueños se materializan, que las intenciones se alcanzan y que, con constancia, entusiasmo y valentía, todo es posible.
Si lo que quiero para mi hija es que sea autónoma, responsable, creativa y capaz, ¿por qué no serlo yo misma? Y así fue como comenzó todo. Y empezamos a hacer cosas que antes no nos imaginábamos capaces de hacer. Una de ellas fue esta: crear una escuela a nuestra medida, como la que hubiéramos elegido para nuestra hija.
Rafa, mi pareja, cursó un máster en pedagogía Montessori y ya no hubo vuelta atrás: nos enamoramos de esa mirada empática hacia el niño, basada en sus necesidades reales, fruto de muchos años de observación rigurosa. Pero, sobre todo, nos enamoramos de los resultados que da: niños que se sienten a gusto, llenos y confiados, directores de su propia vida. Es una filosofía que abarca todos los aspectos del ser humano.
Tras un tiempo buscando una escuela Montessori de calidad y asequible, finalmente decidimos lanzarnos de lleno y poner en marcha Espacios Montessori, una herramienta para que padres y educadores puedan crear proyectos educativos respetuosos con los niños.
Nuestra premisa es que la felicidad de los niños es necesaria para su desarrollo. No es negociable ni postergable, es algo que merecen aquí y ahora. Y también creemos que Montessori debe ser para todos, no sólo para unos cuantos. Por ello nuestro objetivo es promover este modelo pedagógico y facilitar la creación de escuelas Montessori de calidad y asequibles. Porque se puede.
Para que el proyecto sea de calidad es necesario que el espacio cumpla una serie de requisitos. Debe ser amplio, diáfano, luminoso y cálido; un lugar donde los niños, al entrar, se sientan cómodos y relajados. Es conveniente también que los materiales sean de buena calidad, pero más importante aún es esto: que la guía y la asistente sean verdaderas amantes del modelo Montessori y lo vivan día a día; que les entusiasme y les llene acompañar a los niños en la aventura de descubrir el mundo, y que se sientan adueñadas del espacio y de su trabajo.
Es importante que estén formadas en pedagogía Montessori hasta tal punto que haya supuesto para ellas una verdadera transformación personal. La capacidad de conexión, el lenguaje que emplean y el trato con los niños desde la atención plena, la observación consciente y la escucha activa son algunas de las joyas que tienen las buenas guías Montessori. Y de vital importancia es también esto: que los padres estén implicados en el proyecto de manera que comprendan el modelo pedagógico y se comprometan a llevárselo a casa haciendo también un esfuerzo de transformación personal alineado con el que hace la guía y asistente.
Para que sea un proyecto lo más asequible posible (dentro de las limitaciones propias que conlleva) hay varios caminos. Existe una opción para arrancar con poco presupuesto y escaso riesgo que consiste en compartir espacio con otros proyectos y partir de una actividad asociativa sin ánimo de lucro. Nosotros creamos la Asociación Montessori Andalucía y empezamos con tres niños en un espacio compartido. Desde que arrancamos hemos crecido cada día un poco más, pasito a pasito, hasta dar servicio actualmente a más de sesenta familias.
Hemos ajustado las cuotas de los padres al máximo para que sea accesible a la mayor cantidad de gente posible, y somos más baratos que muchas escuelas privadas al uso. Otra manera sencilla y rápida de crear una escuela asequible es contando con el compromiso de un grupo de padres y madres que aseguren cubrir todas las plazas. De este modo no hay pérdidas y se puede diseñar el programa en función de lo que los padres estén dispuestos a invertir. Es cuestión de echarle imaginación. Nos encanta saber que estamos inspirando a gente de distintos lugares a tomar la iniciativa.
Si nosotros hemos podido, os aseguro que vosotros también podéis. Los ingredientes son valentía, pasión y constancia. Formas de hacerlo hay miles, pero una cosa es cierta: una escuela de calidad y asequible es posible.
Hemos creado ambientes adaptados a diversos grupos de edad. Tuvimos un Nido, para bebés con un adulto de apego, Comunidad Infantil, para niños de 18 meses a tres años, Casa de Niños, para el grupo de edad de 3 a 6, y actualmente estamos creando la etapa de Primaria, para niños de 6 a 12.
Los niños y niñas son los protagonistas, esta es su “casa”. Aquí los niños han aprendido a respetarse entre sí, a respetar los materiales, a realizar actividades de forma autónoma, y a ser parte de una atmósfera agradable y acogedora. ¿Y cómo es exactamente una mañana en la Casa de los Niños? Aquí podéis ver cómo es el funcionamiento de una escuela.
A esto se ha sumado la Expresión Creativa, donde los niños disfrutan del arte en todos sus aspectos (música, cuerpo, voz, barro, pintura…), sin juicios y sin buscar un fin, por el mero placer de crear, basándonos en los principios de la Educación Creadora de Arno Stern.
Otro de nuestros pilares es la Preparación personal del adulto Montessori, unos talleres dirigidos a los padres y maestros en los que desarrollamos puntos clave para llevar a casa el ambiente psíquico Montessori: el silencio, el orden, el respeto, la libertad y cómo gestionar nuestras emociones como padres (la ira, el orgullo herido…),
Para nosotros lo importante del modelo Montessori es lo que no se ve: es el ambiente creado, el trato con los niños, el respeto hacia su libertad.
Y así seguimos, trabajando con entusiasmo, sabiendo que hay mucha gente que está esperando este cambio. Ya tenemos cubiertas todas las plazas para el curso que viene y hemos abierto lista de espera. Y cada año vamos incorporando nuevas ideas y proyectos: un comedor saludable, talleres, y mucha creatividad. ¿Por qué no, si todo es posible? Los límites los ponemos nosotros.
A medida que el proyecto va creciendo, vamos aprendiendo cada vez más. Nos tropezamos, caemos y nos levantamos, pero lo más importante es que seguimos, con todo. No es un camino de rosas, pero decididamente es una aventura que merece la pena. Por eso queremos ayudar a otros entusiastas de esta pedagogía a poner en marcha su propio espacio con nuestro servicio de asesoramiento, donde explicamos por qué puertas asomarse y qué caminos coger. Si hubiéramos sabido de antemano todo lo que sabemos ahora, nuestro viaje habría sido mucho más suave.