DOI: 10.12897/01.00056
This article analyses the historical milieu that facilitated the spread of Maria Montessori’s educational approach in Catalonia between 1914 and the end of the Second Republic, and how the method became one of the basic underpinnings of the reform programme promoted by the Catalan industrial bourgeoisie. Within that framework, this paper explores the role played by published photography in introducing the Montessori method.
L'articolo analizza il contesto storico che favorì la diffusione del metodo di Maria Montessori in Catalogna dal 1914 fino alla fine della II Repubblica e come il metodo divenne uno dei fondamenti del programma riformista della borghesia industriale catalana. Nella cornice di tale contesto si analizza il ruolo che assunse la fotografia pubblicata per fare conoscere il metodo.
El artículo analiza el contexto histórico que favoreció la difusión del método de María Montessori en Catalunya desde 1914 hasta el final de la II República y como el método se convirtió en uno de los fundamentos del programa reformista de la burguesía industrial catalana. En el marco de este contexto se analiza el papel que tuvo la fotografía publicada para dar a conocer el método.
1. La difusión del método montessoriano en Catalunya [1]
En Cataluña, la zona más industrializada de España y con una potente burguesía, a principios del siglo XX se difunden, entre sectores sociales e ideológicos diversos, ideales regeneracionistas que cuestionan el atraso y la falta de modernización del Estado español. Son propuestas que se dan también entre los grupos intelectuales más progresistas y democráticos de otras zonas de España pero que en Cataluña se pudieron concretar en el programa político y en las realizaciones de las instituciones públicas locales, ayuntamientos y diputaciones, especialmente después del triunfo en las elecciones de 1907 de los partidos catalanistas agrupados en la coalición Solidaritat Catalana. A partir de este momento el regionalismo catalanista burgués y conservador, que reclamaba mayores cotas de autonomía política y económica para Cataluña, desarrolló un programa de modernización en todos los campos, en el que la educación era un eje fundamental. Es un programa que en el campo educativo coincide en algunos de sus objetivos con propuestas que vienen del progresismo no catalanista republicano o incluso del movimiento obrero. Garantizando más educación y mejor educación para toda la población, los grupos burgueses pretendía mejorar la cohesión social y la modernización, objetivos que eran incapaces de conseguir los partidos monárquicos que se turnaban en el gobierno del Estado y las oligarquías que los apoyaban (Pozo, 2000). Frente a este sentimiento de atraso y de distancia con otros países europeos, se llegó a la convicción de que solo con actuaciones dirigidas desde Catalunya y con una iniciativa autónoma se podrían conseguir las reformas que se veían como necesarias. Eugeni d’Ors, uno de sus principales inspiradores, dio a este movimiento modernizador y reformador el nombre de noucentisme. La modernización que experimentan algunas instituciones escolares de Catalunya y el apoyo que recibe la difusión de las ideas de la Escuela Nueva por parte de las instituciones públicas locales en aquel territorio deben enmarcarse en el contexto de este amplio movimiento que pretende construir un nuevo país y una ciudadanía más cívica, culta, cosmopolita y liberal. Un proyecto que busca construir una sociedad integradora, estructurada y cohesionada. Era un proyecto que tenía mucho de utópico en el más amplio sentido de la palabra, que se reafirmó aún más al tener que enfrentarse con los graves disturbios sociales de la Semana Trágica de 1909, que entre otras consecuencias acabaron con el juicio y fusilamiento del pedagogo anarquista Francesc Ferrer i Guàrdia fundador de la Escuela Moderna de Barcelona (González-Agàpito, Marqués, Mayordomo & Sureda, 2002, pp. 34-44).
Para los reformistas catalanes del noucentisme la educación y formación popular desde la escuela infantil, se convirtió en un instrumento fundamental para conseguir sus objetivos. Par dar apoyo y fundamento a este amplio proyecto de reforma educativa se interesaron por las ideas educativas más innovadoras en aquellos años en que se comenzaban a divulgar las ideas de la Escuela Nueva. Como ha indicado Jordi Monés, uno de los investigadores que mejor conoce las influencias pedagógicas que recibió reforma educativa catalana de aquellos años, una de las aportaciones con la que más sintonizó el noucentisme fue la de Maria Montessori. Según Monés, la influencia del sensualismo en la obra montessoriana encajaba perfectamente, por lo menos teóricamente, con el individualismo del ideario de algunos sectores del industrialismo de aquellos años. Por otra parte, sigue afirmando Monés, la importancia dada a la actividad sensorial en el método de Montessori se adaptaba a los esquemas ideológicos del idealismo burgués i más concretamente del noucentisme (Monés, 2011, p. 83).
El hecho de que el método montessoriano tuviera como uno de sus objetivos potenciar la actividad infantil para orientar la libre espontaneidad de los más pequeños hacia formas de disciplina y orden era interpretada como la forma perfecta y científica de transformar los impulsos primarios, incontrolados y caóticos de la naturaleza infantil en actuaciones racionales y ajustadas a los valores sociales. Conseguir el equilibrio entre libertad, orden y disciplina, tanto en la esfera individual como en la social, era uno de los principios nucleares del reformismo noucentista catalán. Los pedagogos e intelectuales del catalanismo apreciaban también en el método la importancia que se daba a la lengua materna lo que justificaba la introducción del catalán en la enseñanza cuestionando la prohibición que existía para utilizar esta lengua en la enseñanza.
Otro de los apoyos que encontró el método de Maria Montessori fue el incipiente movimiento feminista que en aquellos años se desarrollaba en Catalunya y especialmente en los núcleos urbanos y que se manifestaba en diversas orientaciones ideológicas. Junto a ideas feministas cercanas a las posiciones de la burguesía progresista por una parte o de las ideas laicas y anarquistas por otra, surge igualmente un feminismo conservador que sintoniza con el reformismo cultural y educativo del catalanismo conservador. Es un feminismo que se inspira en el catolicismo social y que quiere construir una nueva identidad femenina potenciando el papel social y público de las mujeres sin por ello cuestionar que la misión fundamental de las mujeres fuese la de ser madres y esposas (Nash, 1988; Nash, 1996; Nash, 2007; Real, 2011). Las impulsoras de este feminismo son un grupo de mujeres de la alta burguesía barcelonesa que se organizan como colectivo con vocación modernizadora reclamando más y mejor educación para las mujeres para superar la tradición de que estas debiesen estar recluidas en los espacios domésticos o privados (Sureda & Comas 2013). Como se verá, la revista Feminal, que apareció como un suplemento mensual de la revista la Ilustració Catalana, el 28 de abril de 1907, dirigido por Carme Karr i Alfonsetti, una de las representantes del colectivo feminista conservador, apoyó de forma muy importante la difusión del método Montessori (Ainaud de Lasarte, 2010; Arnau, 2006; Edo 2004; Marrades, 1978; Pachon & González-Agàpito, 2000).
Cabe señalar que desde las instituciones catalanas no se tenían competencias para modificar las escuelas del sistema público estatal que mantenían un modelo fuertemente centralizado desde los orígenes del sistema educativo liberal que en España se configuró a partir de la cuarta década del siglo XIX. Un sistema escolar que dependían del Estado y cuya única lengua permitida era el español. El sistema educativo público estaba muy desprestigiado, era muy tradicional y con un gran influencia ideológica del catolicismo. En toda España y especialmente en Cataluña, tanto los sectores del movimiento obrero como de la burguesía progresista buscaron alternativas escolares al sistema público. En el caso de los hijos e hijas de la burguesía, las beneficiadas fueron las congregaciones religiosas (Yetano, 1988). En la Cataluña de principios de siglo, sectores de la burguesía industrial, que mayoritariamente enviaba sus hijos e hijas a las escuelas de las congregaciones religiosas, buscarán la modernización de estas escuelas y la creación de una red paralela, bien privada o dependiente de los ayuntamientos, que ofrezca una enseñanza más adaptada a sus necesidades tanto para sus hijos como para formar a los de las clases populares. Al principio será fundamentalmente en esta nueva red escolar donde tendrá difusión el método de la pedagoga italiana. Como indicó ya hace años, Jordi Monés (Monés, 1977; Monés, 1982), el método de Maria Montessori encontró en Cataluña el terreno muy abonado.
La primera noticia del método de Maria Montessori aparece el 1911 en la ya mencionada revista Feminal pero quien tuvo un papel destacado en la difusión del método fue el pedagogo Joan Palau Vera. Palau era miembro del Consell de Pedagogia, un organismo creado por la Diputación Provincial de Barcelona el 1913, que el 1916 pasó a llamarse Consell d'Investigació Pedagògica, para asesorar a las instituciones educativas e impulsar la reforma educativa del catalanismo burgués. Palau Vera, que ya conocía el método por la lectura del libro de Maria Montesori Il metodo della pedagogia scientifica, asistió al primer Curso Internacional Montessori de Roma el 1913 becado por la Diputación de Barcelona. Como resultado de este viaje, el método montessori empezó a ser aplicado en dos escuelas, la Mont d’Or, una escuela privada para hijos de la burguesía, que dirigía el propio Palau Vera y en la escuela de la Casa de Maternidad de la Diputación de Barcelona que acogía a los niños huérfanos. En la Casa de Maternidad, se habilitó un local destinado a las clases que el mismo Palau Vera nos describe en un artículo publicado el 1920 como: "una gran sala (18 x 9 m.) decoración brillante, llena de luz, muy alta de techo y adornada con cuadros y muebles de gusto delicado” (Palau, 1992, p. 92). Palau Vera se encargó de dirigir el ensayo en la Casa de Maternidad durante los primeros meses y después se encargaron de continuarlo las monjas paules que atendían la institución (Galí, 1979a, pp. 18-20).
En 1914 siete maestras y la inspectora Leonor Serrano asisten al segundo Curso Internacional Montessori becadas por la Diputación de Barcelona y por el Ayuntamiento de Barcelona y Lleida. A su regreso, las maestras asistentes al curso, realizaron diversos cursos y conferencias para dar a conocer el método. Al mismo tiempo Joan Palau Vera tradujo las obras de Montessori: El método de la pedagogía científica, La autoeducación en la escuela y Antropología Pedagógica que empezaron a publicarse a partir de 1915.
Este mismo año la Diputación de Barcelona creó una escuela experimental para aplicar el método montessori. La dirección del centro se le encargó a Anna Macchroni colaboradora de Maria Montessori. Igualmente, el 1915, el Ayuntamiento de Barcelona creó la primera de sus escuelas montessorianas. La dirección de esta escuela se encargó Mercè Climent una de las maestras que había asistido al curso de Roma.
El método se difunde rápidamente especialmente entre las escuelas privadas. Anna Maccheroni por esta época impartió varios cursos sobre el método y publicó artículos para divulgarlo en revistas especializadas.
El prestigio i difusión del método se reforzó con la presencia en Barcelona de la misma Maria Montessori quien a finales de 1915 se traslado a la capital catalana para preparar el tercer Curso Internacional Montessori que se llevo a cabo en aquella ciudad a principios del año siguiente (Galí, 1979b, pp. 147-160).
La difusión del método no dejó de despertar recelos. Contó con poco apoyo del gobierno del Estado español y algunos sectores del republicanismo, opuestos a la política de la Lliga Regionalista, criticaron la orientación católica que se daba a la aplicación del método acusando a sus promotores de pretender el adoctrinamiento religioso de los niños. Denunciaban al mismo tiempo el carácter elitista de las experiencias, que se descuidase la escuela estatal y que se utilizase exclusivamente el catalán en su aplicación y divulgación (Cañellas & Toran, 1982, p. 71). La divulgación del método recibió también críticas de los sectores más reaccionarios que lo acusaron de ir contra la tradición educativa española y de servir a los intereses del catalanismo.
El 1918 Maria Montessori fija su residencia en Barcelona y la Diputación de Barcelona crea el Seminario-Laboratorio de Pedagogía y se encarga la dirección del mismo a la misma Montessori, a la que también se nombra miembro del Consell de Pedagogia de la Mancomunitat (González-Agàpito, 1991). Hasta el inicio de la II República el número de escuelas que aplican el método Montessori, impulsadas por instituciones públicas o por iniciativas de carácter cívico o religioso, siguió creciendo aunque durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) dejó de tener el apoyo de las instituciones públicas. Con la proclamación de la II República el 1931 el método de M. Montessori, como todos los métodos de la Escuela Nueva, se difunde por toda España y en Catalunya se consolida su aplicación aunque también crecen las críticas a su carácter excesivamente individualista e idealista (Monés, 2011, p. 93).
2. Las fotografías del método montessori en las publicaciones
Como ya señalaba Joseph Coquoz (2000), los defensores de las ideas de la Escuela Nueva fueron muy conscientes de la importancia de la imagen para divulgar sus principios. La fotografía era un buen instrumento para representar gráficamente la ruptura con la escuela tradicional y presentar los nuevos modelos educativos. En Cataluña la difusión del método Montessori contó con el apoyo de la prensa ilustrada y con la inclusión de fotografías en algunos libros que divulgaron las experiencias educativas y las actuaciones montessorianas impulsadas por las instituciones públicas.
El periodismo gráfico nace en Europa en los años cuarenta del siglo XIX y va evolucionando a medida que se producen avances técnicos. Hasta principios del siglo XX se utiliza poco la fotografía y se recurre mayoritariamente al gravado. Con el nuevo siglo la fotografía ira ganando terreno. La fotografía, que aparentemente representa fielmente la realidad pero que en realidad permite múltiples manipulaciones, encajada en la información periodística, se fue convirtiendo en una poderosa arma de persuasión y propaganda (Sáiz, 1999).
A partir de 1912 aparecen en la prensa grafica española algunos reportajes sobre M. Montessori que incluyen fotografías. Hemos encontrado reportajes con fotografías en publicaciones como las catalanas Feminal, Ilustración Catalana o la Ilustración Artística o las madrileñas La Esfera, Alrededor del Mundo, Mundo Gráfico o Blanco y Negro. La mayoría, incluso en la prensa de Madrid, son reportajes con fotografías de las experiencias catalanas como la de la Casa de Maternidad o las escuelas del Ayuntamiento de Barcelona o de otras poblaciones catalanas. La prensa gráfica dedicó también reportajes a la asistencia de maestras catalanas a los congresos internacionales montessorianos y a la presencia de Maria Montessori en actos en Barcelona. La publicación que mayor atención gráfica prestó al método de María Montessori en estos años fue, como se ha indicado, la revista Feminal. Esta publicación era el suplemento femenino de La Ilustració Catalana, una publicación quincenal en catalán que se publicaba en Barcelona y de la que desde 1883 era empresario y director Francesco Matheu. La Ilustració Catalana compartía los objetivos sociales, culturales y políticos del catalanismo. El suplemento mensual Feminal apareció por primera vez en abril de 1907 y se publicó hasta finales de 1917. La publicación estaba dirigida por Carmen Karr i Alfonsetti (1865-1943), periodista, escritora, feminista, musicóloga y publicista. Karr, que pertenecía a la alta burguesía barcelonesa, era una de las representantes de un activo grupo de feministas que sintonizaban con los ideales del catalanismo burgués. Dando a conocer el método de M. Montessori feminal no solo apoyaba las experiencias de renovación educativa que impulsaba el catalanismo conservador sino que además la pedagoga italiana podía representar el modelo de mujer que Feminal quería divulgar. Una mujer inspirada en principios católicos, con una buena formación cultural y científica y con voluntad de presencia social.
Hemos analizado ampliamente el papel de la prensa gráfica en la divulgación del método de M. Montessori en Cataluña en otra ocasión (Comas & Sureda, 2012). En este artículo dedicaremos más atención a una serie de publicaciones del Ayuntamiento de Barcelona en los que también podemos encontrar una buena colección de fotografías sobre la difusión del método de M. Montessori en Cataluña y en general sobre la importante labor desarrollada por el Ayuntamiento de Barcelona desde principios de siglo y hasta el inicio de la Guerra Civil. En esta institución, aunque no faltaron los conflictos y desavenencias, la coincidencia de objetivos en relación a la necesidad de mejorar la educación entre republicanos y los representantes del catalanismo conservador se plasmó en un amplio programa ejemplar de reformas y de creación de nuevas escuelas e instituciones educativas (Cañellas & Tora, 1982; Domènech 1995). Primero aprovechando las grietas que presentaba la rígida y centralizada legislación española, el Ayuntamiento de Barcelona a través de su comisión de cultura, creo escuelas infantiles, como las montessorianas el 1915 y 1917 o especiales al aire libre como la Escola de Bosc en el parque de Montjüic el 1914 o la Escola del Mar el 1922 o reorganizando las escuelas para alumnos con discapacidades. A partir de 1922 se estableció un convenio con el Ministerio de Instrucción Pública del Estado para constituir un Patronato Escolar que permitía al Ayuntamiento de Barcelona un mayor margen de actuación en el sistema escolar de la ciudad pudiendo seleccionar el profesorado y establecer orientaciones pedagógicas. Aunque el patronato fue suprimido durante la Dictadura de Primo de Rivera fue restaurado y continuó realizando una importante actuación durante la II República.
Desde 1906 hasta 1933 el Ayuntamiento de Barcelona, a través de la Comisión de Cultura o del patronato Escolar, publicó más de cincuenta libros dedicados a dar a conocer sus actuaciones en materia escolar y educativa[2]. Bastantes de estos libros contienen fotografías. En este caso debemos hacer referencia a dos de estas publicaciones en las que aparecen fotografías relacionadas con la aplicación del método de M. Montessori en las escuelas de Barcelona. El primero es un libro publicado el 1932 por la Comisión de Cultura en francés titulado L'oeuvre d'enseignement de la municipalité de Barcelone. En la primera página se explica la finalidad de la obra con estas palabras: "Offert par la ville de Barcelone aux congressistes de la sixième Conferérence Internationale de Nouvelle éducation. Nice 1932". En esta obra, con una evidente intención de publicitar los logros educativos del Ayuntamiento de Barcelona entre la élite de los reformadores de la educación de aquella época, se incluyen fotografías de la práctica montessoriana que se seguía con los más pequeños en el parvulario Forestier adjunto a la Escola de Bosc y también en algunas de las escuelas municipales. En el segundo de los libros aun es más amplia la colección de fotografías relacionadas con el método de M. Montessori. La obra aparece en 1933, también publicada por la Comisión de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona con el título de L'escola pública de Barcelona i el mètode Montessori, y contiene 38 fotografías. Las fotografías van acompañadas de un texto en el que se informa de las distintas iniciativas que se habían tomado en la ciudad de Barcelona para introducir el método de Maria Montessori. Se recogen desde las primeras experiencias de Palau Vera en la Casa de Maternidad hasta la difusión del método en las escuelas públicas de la ciudad sin olvidar las experiencias en centros privados como las que se hicieron en el Colegio Mont d'Or. Las fotografías también son de distinta procedencia y épocas: de las primeras experiencias en la Casa de Maternidad; del Colegio Mont d'Or en el curso 1911-12; del parvulario Forestier; de las dos escuelas primarias montessorianas municipales y de las escuelas nacionales que aplicaban el método de la pedagoga italiana. En las fotografías publicadas se recogen numerosos aspectos de la aplicación del método. Encontramos fotografías donde puede verse los edificios, las instalaciones y las aulas de las distintas escuelas montessorianas pero las más numerosas nos muestran los niños realizando las distintas actividades que contempla el método. Encontramos niños o niñas en el interior haciendo ejercicios musicales y marchas o trabajando con los distintos materiales montessorianos: letras recortadas, bastidores, juegos de encaje, etc. Abundan las escenas de exterior donde los niños o las niñas realizan actividades al aire libre como: dibujo, reconocimiento de formas, trabajo con materiales, cuidado de animales domésticos u otras actividades de vida cotidiana.
3. La fotografía y la representación iconográfica de la práctica educativa montessoriana
El Grupo de Estudios de Historia de la Educación (GEDHE), de la Universidad de las Islas Baleares, del que los autores de este artículo somos miembros, ha trabajado desde el 2007, en distintos proyectos de investigación financiados, sobre las fotografías como fuente para el estudio de la historia de la educación. (Comas; Motilla & Sureda Garcia, 2013)[3]. Como resultado de estas investigaciones hemos llegado a la conclusión que la fotografía escolar no es casi nunca un reflejo fiel de lo que sucede en el aula o en las instituciones educativas. La mayoría de fotografías que reproducen actividades educativas y especialmente las que son seleccionadas para publicarse tienen mucho de convencional. Suelen ser montajes donde los elementos y personas que aparecen están intencionada y cuidadosamente ordenados. Normalmente las fotografías escolares muestran escenas especialmente significativas para comunicar el modelo de escuela que se considera correcto, para mostrar las prácticas vigentes en una determinada época o para hacer propaganda de un determinado sistema de enseñanza. Los colectivos que impulsaron la renovación educativa desde principios del siglo XX elaboraron un discurso iconográfico que pretendía hacer visible las nuevas prácticas educativas y representar fotográfica e icónicamente los signos de cambio educativo. Frente a la representación tradicional de la escuela en la que aparecían los alumnos sentados en sus ordenados pupitres con el maestro ocupando un lugar privilegiado los impulsores de la educación activa construyen un nuevo discurso fotográfico, tan formalizado y ritualizado como el que construyó la escuela tradicional mediante gravados y otras imágenes, en el que el niño y su actividad están en el centro de atención. Si en las imágenes de la escuela tradicional el grupo de alumnos formaban una unidad de identidad y de actividad y se fotografiaba todo el grupo clase presidido por el maestro o profesor, en contraposición, en la nueva simbología de la nueva educación, se descubre al alumno individual y se le fotografía solo o en grupo haciendo alguna actividad. Los nuevos métodos que se van divulgando desde principios del siglo XX se fundamentan en la defensa de la autonomía infantil, en su capacidad de aprender y asimilar los valores sin necesidad de presiones externas. Coinciden en la convicción de que la libertad es el instrumento fundamental de la educación, en la importancia del ejercicio y del juego. Consideran que el maestro ha de pasar a un segundo plano para dejar que sean los alumnos los que desarrollen su individual proceso de aprendizaje. En el caso de María Montessori estos principios se sacralizan. Su confianza en la bondad innata de los pequeños es tan fuerte que confía en que su formación intelectual, física, afectiva y religiosa será el resultado de un proceso natural que no necesita más que se eliminen los obstáculos que pueden oponerse. La función del educador no es más que la de crear el ambiente y el clima propicio y proporcionar los instrumentos y los materiales para desarrollar las capacidades infantiles. Estos son los mensajes que se traducen en el que podríamos llamar el "álbum fotográfico" de la difusión del método montessori en la Cataluña de las primeras décadas del siglo XX. Veamos algunas muestras de este discurso fotográfico sobre el método de M. Montessori incluido en las publicaciones. La imagen 1 es una de las páginas de un artículo titulado Lo qu'es el sistema pedagògich de la doctora Montessori publicado en la revista Feminal el 1914 y del que es autora Josefa Roig (Roig, 1914) una de las profesoras que, becada por la Diputación de Barcelona, asistió al II Congreso Internacional Montessoriano celebrado en Roma. (Laudo & Monés, 2008, p. 234).
Imagen 1
Las fotografías reproducidas son del ensayo de aplicación del método que se hizo en la Casa de Maternidad a partir de principios del 1914 dirigido por Joan Palau i Vera. Como puede verse, las fotografías reproducen aspectos del funcionamiento de la clase. En la primera los niños representan la realización de ejercicios de vida cotidiana en la segunda trabajan autónomamente bajo la atenta mirada de una de las religiosas con distintos materiales. Son dos fotografías que muestran los elementos icónicos que representan las propuestas de la nueva educación. El maestro – en este caso las religiosas – dejan de ocupar el primer plano y se destaca la actividad autónoma y libre de los niños. El orden tradicional que comportaba que todos los niños estuvieran en sus pupitres es substituido por un aparente desorden en el que incluso algunos niños aparecen sentados en el suelo. Si en la clase tradicional la pizarra era un elemento central que presidía junto con el profesor el aula ahora, en las fotografías de las clases montessorianas el elemento determinante en la distribución de los alumnos es el material. Los alumnos se ordenan en el espacio, en distintas posiciones en función del material con el que están trabajando o por la actividad que están haciendo.
En el caso de fotografías publicadas, si estas van acompañadas de texto, la interpretación de la simbología de las imágenes es más fácil. En este caso, la autora del artículo presenta los principios del método montessori recalcando la idea de que la única manera de educar es dando libertad, confiando y amando a los niños. La maestra debe observar y investigar para conducir y guiar el desarrollo natural de los niños.
Imagen 2
Las fotografías que se reproduce en la imagen 2 son del libro L'escola pública de Barcelona i el mètode Montessori de 1933, al que ya se ha hecho referencia. La fotografía superior pertenece a una escuela municipal Montessori y la segunda al parvulario Forestier inaugurado en 1932. En estas fotografías, tomadas casi dos décadas después de la primera que hemos mostrado, sigue representándose claramente como el método montessori se focaliza y centra sobre el niño y un niño o niña en concreto y como persona individual, y la función mediadora y facilitadora que tienen los materiales. El maestro o maestra no aparece en las fotos y es el niño o la niña los que actúan directamente con los materiales.
Imagen 3
La imagen 3 es una fotografía de una de las escuelas montessorianas, del ayuntamiento de Barcelona publicada también en el libro L'escola pública de Barcelona i el mètode Montessori. También en este caso niños y niñas trabajan autónomamente.
Las maestras aparecen en muy pocas ocasiones y si lo hacen mantienen una posición secundaria pero que muestra su función de estar atenta y observar a los niños y niñas. Véase como ejemplo, las imágenes 4 i 5 reproduciendo una fotografía del mismo libro L'escola pública de Barcelona i el mètode Montessori. La primera es de una escuela municipal posiblemente entorno a 1930, la segunda de una experiencia montessoriana en una escuela estatal en 1915.
Imagen 4
Imagen 5
Algunas fotografías publicadas sobre la difusión del método de M. Montessori en Cataluña refuerzan el discurso de la organización escolar mostrando que un cierto orden y aparente disciplina tradicional pueden aparecer en determinados momentos en función de objetivos educativos concretos. Este es el caso de las lecciones del silenció típicas del método montessoriano que se muestran en la fotografía de la imagen 6.
Imagen 6
4. Conclusiones
Las fotografías son una fuente útil para el historiador y específicamente para el historiador de la educación. Para interpretarlas es necesario aplicar un método tan riguroso como el que nos permite interpretar con fundamento científico el resto de fuentes históricas. Como en el caso de cualquier fuente histórica, también en el caso de las fotografías, es necesario contextualizar la información para conocer las claves que permiten entender el mensaje. Es necesario también comparar las fuentes fotográficas con otras fuentes. Por este motivo son muy útiles las fotografías publicadas que no solo nos muestran el objetivo con el que está hecha la selección sino también nos permiten contrastar, en la mayoría de los casos texto escrito y fotografía.
En el caso de las fotos de la difusión del método de M. Montessori en la Cataluña de las primeras décadas del siglo XX podemos ver como las imágenes fotográficas sirven para recalcar el discurso pedagógico renovador que se quiere divulgar y para reforzar aquellos aspectos que se quieren recalcar de forma especial. El discurso iconográfico repite una serie de mensajes a través de escenas concretas en las que se escenifican las ideas de paidocentrismo, libertad, autonomía y actividad. Al mismo tiempo las fotografías refuerzan el discurso regeneracionista y modernizador que en esa época hace suya la burguesía industrial catalana, y que encuentra en las nuevas ideas pedagógicas, que se confiesan basadas en la ciencia, uno de sus instrumentos propagandísticos.
Note
[1] Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto de investigación «Inventario y estudio de las colecciones de Fuentes fotográficas para la historia de la educación en Mallorca (1939-1990)», EDU2011-23831, con la financiación del Ministerio de Ciencia y Innovación en el marco del Plan Nacional de I + D + I. Los autores de este texto son miembros del Grupo de Estudios de Historia de la Educación (UIB) que ha recibido el patrocinio de la Comunidades Autónoma de las Islas Baleares y concretamente de la Dirección General de Universidades de la Consejería de educación, Cultura y Universidades y la cofinanciación con fondos FEDER.
[2] Estos libros pueden consultarse y descargarse en la sección "Memòria històrica de Catalunya" de la Biblioteca Artur Martorell del Ayuntamiento de Barcelona. Disponibile in: http://mdc.cbuc.cat/cdm/search/collection/tasca [12 octubre 2014].
[3] Para información sobre las actividades y publicaciones del GEDHE puede consultarse la web http://gedhe.uib.cat/
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