Los niños llegan al mundo como si fuesen un libro en blanco que se van rellenando poco a poco de historias y experiencias, unas historias y experiencias que les empiezan a marcar su identidad y su personalidad, que les guían en su camino. Los padres y los adultos del entorno de un niño, son los encargados de crear esas experiencias tan importantes que les hará ver la vida de un modo u otro.
Sin prisa pero sin pausa
Muchos padres viven en un mundo que sin darse cuenta convierten en competitivo. Quieren que sus hijos empiecen a leer y a escribir antes de tiempo, les apuntan a clases extraescolares desde que tienen tres años para que sean buenos en matemáticas, en idiomas o en pintura. Pero se olvidan de lo más importante: los niños deben ser buenos jugando, y esto lo saben hacer perfectamente casi de forma innata.Hay que evitar niños que con 5 años sufran ansiedad o estrés por culpa de la competitividad interna de los padres, por culpa de que quieren que sean mejores o que tengan un futuro prometedor… ¡con seis años no se decide eso! Es cierto que hay que potenciar sus habilidades y sus talentos, pero sin sacrificar nunca su tiempo de juego -que es mucho más importante- y sin tampoco, sobrecargar a un niño pequeño de actividades.
Sin darnos cuenta los padres, cuando se sobrecargan a los niños de 4 años de actividades ‘para que sean mejores’ estarás socavando sus alas para volar, estarán perdiendo su infancia… y los niños necesitan ser niños.
La crianza respetuosa
La crianza respetuosa, la que se basa en el respeto de las necesidades del niño y en pensar lo que realmente necesita para poder estar feliz y bien atendido es la mejor forma de actuar. La crianza respetuosa nos puede ayudar a darnos cuenta de qué es lo que los niños necesitan en su etapa mágica de desarrollo, donde el amor, la guía y el respeto hacia él como persona debe ser prioritario.Con esta crianza respetuosa se respetarán los tiempos de los niños, su crecimiento… sin intentar acelerarlo. Por ejemplo, puedes acercar a tu hijo al mundo de las matemáticas, al mundo de la lectura, al mundo de la escritura o al mundo de los idiomas a través del juego, a través de la diversión… pero nunca -nunca- a través de la obligación.
Es a través de la curiosidad y el juego cuando los niños se motivan, ellos tienen la necesidad de descubrir el mundo por sí mismos. Los padres y educadores tenemos la obligación de facilitar el aprendizaje a los niños y niñas, pero sin que éstos sientan que es algo negativo o una obligación, deben sentir la maravilla del descubrimiento y lo más importante: deben querer aprender y descubrirlo -y es algo que con motivación y sin presión, todos los niños quieren hacer-.
Además en la crianza respetuosa se debe tener en cuenta que los límites son necesarios, que se puede educar sin gritar, que la paciencia, la escucha y la comunicación con confianza resultan imprescindibles para una buena conexión entre padres e hijos. Si respetas su etapa mágica de desarrollo en la infancia, estarás creando niños emocionalmente sanos y preparados para crear un mundo mejor.