Hoy quiero demostrarte que sí es posible integrar el Método Montessori en la educación pública. Quiero enseñarte cómo ha montessorizado Noemí López, una profe de Murcia, su aula.
El aula de Noemí y su forma de trabajar es inspiradora y espero que ayude a muchos profes indecisos a dar el paso y llevar Montessori al aula. ¡Querer es poder, y hoy Noemí nos lo demuestra!
¿Te apetece saber cómo lo puso en marcha? ¿Quién paga los materiales? ¿Cómo es un día cualquiera en su aula libre de libros de texto? ¡Allá vamos!
Hola, Me llamo Noemí y este curso hará 14 años desde que empecé a trabajar como maestra de educación infantil. Al principio, empecé haciendo sustituciones, algunas en infantil y otras en primaria. La parte positiva de las sustituciones es que puedes ver diferentes formas de trabajar y diferentes realidades educativas. Desde hace 10 años formo parte del equipo de infantil del Colegio Mediterráneo de Águilas (Murcia). Trabajar en este colegio era mi primera opción, porque me permitía formar parte de un gran equipo, trabajar por proyectos, sin tener que sentirnos limitadas por un libro de texto, solo nuestras ganas y las ganas de aprender de nuestros alumnos son nuestros límites, representar obras de teatro a los niños todas las semanas, implicar a las familias de nuestros alumnos con su participación activa en talleres, salidas y fiestas escolares,…
"Sólo nuestras ganas y las ganas de aprender de nuestros alumnos son nuestros límites".
Aun así, hace seis años la maternidad cambio mi vida y la forma de ver la educación y la crianza, llevándome hacia una crianza más respetuosa y a investigar sobre otras pedagogías y experiencias educativas. Este nuevo aspecto me ha permitido vivir muchas experiencias positivas, conocer a mucha gente interesante y ver que hay muchas personas, padres y profesores, interesados en crear una forma de educación más respetuosa y acorde con las necesidades reales de los niños. Además de poder formar parte del equipo de Trasteando (en) la escuela.
¿Cómo y cuándo decidiste montessorizar tu aula?
Hace tres años redescubrí la filosofía Montessori a través de un curso de formadora de la Pedagogía Blanca que estaba realizando. Hace un par de años, aprovechando que ese curso comenzaba una nueva promoción y que sólo había un aula de 3 años, decidí comenzar a poner en práctica los principios que había aprendido, a organizar el aula según esos principios y utilizar materiales Montessori tanto comprados como elaborados por mí.
El primer curso organicé el aula en varias zonas: matemáticas, lenguaje, sensorial, vida práctica, cultural, arte y biblioteca. Aproveché parte de los materiales que ya tenía y, como ya he dicho antes, compré y fabriqué algunos materiales Montessori, sobre todo de las áreas de sensorial y vida práctica que nunca antes había utilizado. Intenté que todos los materiales estuvieran bien colocados en cajas o bandejas y que no hubiera materiales unos encima de otros, sino que los niños tuvieran fácil acceso al material que quisieran utilizar.
Coloqué mesas pegadas a la pared y otras en equipos en el centro del aula, de modo que hubiera sitio para todos los niños a la hora de desayunar pero que quedara suficiente espacio libre para poder transitar y trabajar en el suelo con las alfombras. No hice equipos, sino que cada niño era libre para sentarse donde quisiera en cada momento y elegir la actividad que más le gustara, de modo que así favorecía la libre elección de material y de compañeros, fomentando la autonomía y la capacidad de elegir por uno mismo. Ese curso utilicé muy poco las fichas de trabajo, pues intenté que todos los conocimientos que pudiéramos aprender manipulando, observando e investigando lo hiciéramos de esa forma. También comenzamos a realizar la celebración del cumpleaños Montessori.
El segundo curso cambié de aula, pero seguí manteniendo más o menos los mismos principios y distribución del aula, además añadí una elipse para hacer ejercicios de control corporal y una cocina de madera con bebés de juguete en la zona de vida práctica.
Este último curso pondremos en práctica la mesa de la paz además de todo lo anterior.
¿Por dónde empezaste a poner en marcha el proyecto?
Lo primero fue la organización del espacio aula y los materiales, propiciando la creación de un ambiente preparado, la utilización de principios educativos como la libre elección, los materiales autocorrectivos, la observación del alumno,… Al comenzar con una nueva promoción creo que fue más sencillo que hacerlo con niños que ya tienen otras normas y rutinas, pues desde el principio les enseñas esa manera de hacer las cosas. Sobre todo el primer año, con cualquier metodología, es necesario dedicar mucho tiempo a las necesidades básicas de los niños y a las normas y rutinas del aula, en especial yo dediqué mucho tiempo a que recogieran los materiales después de usarlos y los dejaran en su lugar concreto, a que utilizasen las alfombras para trabajar en el suelo, a que respetasen el trabajo de los otros,…
A la hora de hacer la programación anual, decidí separar los objetivos a trabajar durante el curso en objetivos anuales y objetivos específicos del proyecto que estuviésemos trabajando, de modo que así podía atender mejor a la diversidad de mi alumnado y a sus propios ritmos, en vez de dividirlos por trimestres como había hecho hasta entonces.
¿Cómo lo planteaste de cara a la dirección del centro?
La verdad es que no lo plantee a nivel de dirección porque consideré que sólo cambiaba la forma de organizar mi aula y la forma de trabajar de mis alumnos, respecto a los proyectos y las actividades grupales de ciclo funcionaba igual que el resto de mis compañeras.
¿Y de cara a los padres?
En la primera reunión les expliqué cómo iba a trabajar durante el curso, los proyectos que íbamos a realizar y los principios en los que me basaba, incluso les enseñé alguno de los materiales. Les expliqué cómo estaba organizada la clase y por qué y les hablé de fichas y sobre como los niños aprenden más manipulando y jugando que haciendo muchas fichas. No sé si realmente ellos fueron conscientes de los cambios de los que le hablaba, pero si es cierto que depositaron su confianza en mí y fueron viendo a lo largo del curso como íbamos obteniendo los frutos deseados.
Uno de los grandes "peros" cuando se habla de Montessori en la escuela pública es el aspecto económico ¿Cómo habéis conseguido financiar el mobiliario y/o materiales?
Respecto al mobiliario, el primer curso utilicé el mobiliario del que disponía en mi aula. El segundo curso yo misma compré varias estanterías para poder organizar mejor el aula y los materiales. Lo hice como una inversión para trabajar más a gusto y en consonancia con lo que yo buscaba.
Respecto al material, en mi centro, al no llevar libros de texto, cada familia hace una aportación anual con la que compramos el material necesario para el aula, material de juego para el patio, material para los talleres con las familias,…
¿Dirías que la inversión de los padres es mayor, menor o igual?
Respecto al uso de una u otra metodología, la inversión de los padres ha sido igual. La diferencia la veo entre los colegios que sí utilizan libros de texto y los que, como nosotros, no lo hacemos. En los primeros los padres suelen hacer una inversión mayor.
¿Cuántos niños hay en el aula y de qué edades?
En mi aula hay 25 niños y niñas de 5 años.
¿Tienen los niños libros de texto?
Tan sólo llevan libro de texto en la asignatura de Religión católica. Somos las propias maestras las que preparamos las actividades a realizar y las que elaboramos nuestras propias fichas de trabajo en relación al proyecto trabajado y al nivel de aprendizaje de nuestros alumnos.
¿Nos cuentas cómo es un día cualquiera en el aula? ¿Qué rutinas tenéis?
Las rutinas diarias dependen un poco del horario establecido por el centro respecto a horas de especialistas y horas en las que yo estoy con los alumnos. Pero en líneas generales sería:
- Al llegar nos colocamos en la alfombra para realizar la asamblea. Al principio hacemos las rutinas diarias de pasar lista, ver cuántos han venido a clase, el tiempo atmosférico, la fecha,… Luego solemos alternar entre asambleas dedicadas al proyecto que estemos realizando, asambleas en las que presento cómo se utiliza algún nuevo material o recuerdo cómo se utiliza si veo que no lo suelen usar o la mayoría lo hace mal (pues aún me cuesta bastante realizar presentaciones individuales) o hacemos juegos para presentar algún otro concepto.
- Después, si hay algún trabajo lo hacemos (o todos a la vez o en pequeños grupos) o nos vamos directamente a trabajar/jugar libremente con los materiales.
- Almuerzo y recreo.
- Rutinas de aseo.
- Narración de un cuento.
- Actividades dirigidas: juegos en la línea, trabajos en pequeño grupo, actividades musicales,…/ Trabajo/juego libre con los materiales.
- Despedida.
¿Qué tiempo de trabajo libre?
No sabría estimar el tiempo real, porque depende como ya he dicho del horario, pero sobre una hora y media sin contar el tiempo de patio. Quizás más cuando no tenemos varios especialistas.
¿Has notado el cambio en los niños?
El principal cambio es el que, gracias a la libre elección de materiales, ya no hay niños que se aburran o que estén continuamente cambiando, aunque no deban, de un rincón a otro que les llame más la atención.
La utilización de alfombras para trabajar con el material en el suelo, despeja las mesas y les ayuda a concentrarse mejor, así como a saber estructurar su mente y organizar su zona de trabajo.
Los materiales autocorrectivos les ayudan a darse cuenta por si mismos de si lo han hecho bien o no sin necesidad de tener que recurrir a la aprobación del maestro.
Los materiales con distinto nivel de dificultad ayudan a los que van más rápido para que no se aburran y los que necesitan trabajar más un determinado concepto puedan repetir con un mismo material todas las veces que quieran.
Y, que ahora trabajamos contenidos que a veces no están en el currículo de infantil pero que, gracias al material manipulativo, los niños los aprenden y los interiorizan casi sin darse cuenta.
Si algún maestro o maestra nos lee ¿Qué consejo le darías para cambiar su aula y montessorizarla?
Yo creo que lo más importante es tener ganas de cambiar, no sirve escudarse en el “no me dejan”, “no puedo hacerlo”, “no tengo presupuesto”,… Hay muchas pequeñas acciones que se pueden hacer dentro de un aula ordinaria y que, poco a poco, irán cambiando sus aulas y la vida de sus alumnos.
Además, ya no es sólo Montessori, hoy en día hay muchas experiencias pedagógicas y educativas que pueden aportar mucho a la realidad de nuestras aulas, sólo debemos estar dispuestos a probar aquellas con las que nos podemos sentir más cómodos y que creamos que pueden funcionar con nuestro alumnado.
No sé a tí, pero a mí el trabajo de Noemí me ha dado una inyección de fuerza y de inspiración. Montessori puede llegar a la educación pública y si el cambio no empieza arriba, puede empezar por abajo.
El año pasado cuando escribí este artículo algunas personas lo veían utópico y esta es la prueba de que NO lo es. Sólo es cuestión de luchar por la educación en la que creemos: